martes, 1 de abril de 2014


Lo has hecho tan bien, tanto que todos conocemos a la serpiente del paraíso ahora mucho mejor

Draco  en tela y de un dibujo de Xul Solar

Heinrich O. Proskauer
Ya de cabeza blanca, anciano pero de porte activo, Heinrich Oskar Proskauer 1913 - 2000, muy sonriente, con una muy clara dicción nos daba clases sobre La Teoría de los Colores de Goethe. Había construído el
mismo  diferentes aparatos donde podiamos ver los fenómenos de los que hablaba. También por experiencia propia podíamos trabajar con los diferentes prismas que había en su taller y describir descubriendo nuestras experiencias visuales y sensorias. Era de gran importancia poder vivenciar los colores primarios y todas sus variaciones posteriores que los convertían en secundarios. Los sufrimientos de la luz, como dijera Goethe.

Todo este aprender comprendiendo los fenómenos de luz y oscuridad, transparencia y opacidad, podía ser aplicado posteriormente en las clases de pintura que recibíamos de la señorita Elisabeth Koch, posteriormente señora Wagner.

Hoy es Sala de Conferencias en aquel entonces se utilizaba como Atelier del Seminario Pedagógico Waldorf en el Goetheanum, en Dornach, Suiza. Y en las paredes teníamos enmarcados los originales que Steiner mismo pintara para la Escuela de Arte.

Nuestro profesor, el de la cabeza blanca,  también lo era del Arte del habla, del Arte de la palabra y tuvimos oportunidad de verlo en algunos soliloquios, para diversión de sí mismo y de nosotros sus estudiantes. En escena tenía una voz sonora y sus relatos eran cautivadores, sabía tocar las cuerdas del alma humana.
Uno de esos "único hombre en escena" y antes de un mutis, ruidoso por tantos aplausos y risas. Nos relató lo siguiente:
"Fui alumno de la Primera Escuela Waldorf en Stuttgart, Alemania, tímido, vergonzoso y evitaba subir a un escenario, si podía pasar desapercibido mejor. Pues ustedes saben, la escuela Waldorf realiza. como lo exigía el programa oficial, su Fiesta mensual, donde maestros y alumnos muestran a los padres y visitas que es lo que han aprendido en ese mes. Cada mes diferentes aulas mostraban una parte de sus clases, las maestras explicaban que habían tratado y se mostraba, hoy lo llamaríamos así:  un aula abierta, pero en el escenario. Justamente nosotros los más pequeños estàbamos en los comienzos históricos y nos tocaba representar la escena del Paraíso. Adan, Eva, todos los animales, vegetales y frutos. También la escena de la tentación con la manzana y la serpiente, erguida en su comienzo y luego reptante. La maestra sabía de mi horror de ser visto...consideró que el rol de serpiente era el apropiado, de espaldas al público miraría sólo a Eva, compañera  de aula a quien conocía, le daría la manzana y luego de las palabras de Dios Padre reptaría mirando al suelo y hacia el mutis, la salida del escenario...
Estaba tan ocupado en el reptar que no noté los aplausos que señalaban el fin de la obra, reptaba lentamente, absorto y con toda tranquilidad sin ver a nadie, sólo el suelo y moviendo lentamente mis brazos y piernas que hacían sus movimientos reptiles a la mejor maravilla, me sentía a mis anchas sin ser molestado: orgulloso, allí va la serpiente.
Cuando estaba por la mitad del escenario y aún me faltaba un trecho, escuché una voz que conocía muy bien, la voz de Rudolf Steiner quien solía sentarse en las fiestas en la primera fila, escuché con toda claridad y suma sonoridad  que me decía:
 " Querido Enrique(Heinrich) lo has hecho tan bien que todos conocemos  ahora mejor a la serpiente del Paraíso y aunque finalizada la escena, estamos conociendo en todos los detalles a la serpiente, acelera un poco más tu reptar, los presentes ya quieren irse a casa y seguro también tú con tus padres."
Alli al escuchar lo has hecho tan bien decidí que iba a ser artista, de teatro, actor."


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