lunes, 12 de mayo de 2014

Estan brillando las estrellas...Es noche...

Están brillando las estrellas
Es noche
Se llena de tranquilidad el espacio
Todo calla
Yo siento la tranquilidad
Yo siento el callar
En mi corazón
En mi cabeza
Dios habla
Cristo habla.

A un niño de 10 años,  Johann Nikolaus Nik Ernst Fiechter (Stuttgart 5.4.1914-Arlesheim 6.2.1998), Rudolf Steiner le escribe en Junio de 1924, en una hoja de un recetario, recetario probablemente del instituto médico del Dr. Otto Palmer, estos versos de aquí arriba.
Años después Nik es médico y  el Dr. Nik Fiechter mismo, relata esta escena para una publicación que ha solicitado a todos aquellos que tuvieran un recuerdo de  Rudolf Steiner lo relaten, para que aún las nuevas generaciones sepan de todo su quehacer, aparte del desarrollo de su filosofía, y para saber  algo más de su vida personal y de su relación con las personas de entonces.
Nik escribe que tenía una enfermedad en los ojos y estaba en riesgo de perder la vista cuando su padre lo envía a Dornach para ver a Rudolf Steiner por segunda vez.  Los médicos también habían pedido consejo para esta situación  y  Rudolf Steiner había indicado además  un tratamiento.  Steiner delicado y ya postrado no recibía visitas pero permite que el niño lo vea y conversan.

Steiner le entrega a Nik con sus cálidas palabras una fuerte confianza en aceptar el destino. El niño sana, puede continuar con sus estudios, se recibe de médico, forma una familia y trabaja en Suiza hasta su fallecimiento en Arlesheim en  Febrero de 1998. Y además nos dice que por muchos años olvidó la poesía y al pedido de un recuerdo la tuvo tan presente como cuando la recibió, considerando que debe ser conocida y pueda ayudar  a otro niño en situación semejante.


Relato
Tatiana Schneider

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