domingo, 26 de julio de 2015

La libertad humana

 La libertad humana.
Capítulo19

Nuestra apreciación de las fuentes de nuestro conocimiento no puede existir sin  ser ella influenciada por nuestras acciones prácticas. El hombre actúa de acuerdo a determinados pensamientos que yacen en él. Aquello que realiza se guía por las intenciones, las metas, las cuales el mismo se propone. Pero es completamente entendible que las metas, las intenciones, los ideales, etc. llevarán el mismo carácter como el resto del mundo de los pensamientos del hombre. Y así tendremos una verdad práctica de la ciencia dogmática, la cual en lo esencial tendrá otro carácter que aquella que es la consecuencia  de la teoría del conocimiento. Son las verdades  a las cuales el hombre llega en la ciencia determinadas por una necesidad concreta, que tiene su asiento fuera del pensamiento, de esta manera serán también los ideales en el cual el hombre basa su actuar. El hombre actúa según las leyes cuya base en vista a lo concreto le falta: el piensa una normativa que está inscripta desde afuera en su actuar- Este empero es el carácter de las Leyes que el hombre debe prestar atención- El dogma como verdad practica es el orden, la obligada moral social
Otra cosa bien diferente es colocar como base nuestra teoría del conocimiento. Esta no reconoce otra base de la verdad más que el contenido de los pensamientos que en ella yacen. Cuando un ideal moral social surge, esa es la fuerza interior que yace en el contenido de la misma que guía nuestro actuar. No porque un ideal nos es dado como una ley actuamos nosotros por él, sino porque tiene la capacidad debido a su contenido que es activo en nosotros y nos guía. En impulso para actuar  no está afuera sino en nosotros. Nosotros sentimos este sentimiento de cumplir el deber y a él nos sojuzgamos, debemos actuar de una cierta manera porque nos lo demanda. Allí viene primero el Deber y luego el Querer al cual cada uno tiene que incorporarse. Según nuestra forma de ver no es este el caso. El Querer es soberano. Él solamente lleva a cabo aquello, que como contenido de los pensamientos, yacen en la personalidad humana. El hombre no se deja dar leyes por un poder externo, él es su propio emisor de leyes, –quien se da sus leyes.
¿Quién puede también dársela según nuestra cosmovisión? La profundidad del mundo se ha derramado completamente en el mundo, ella no se separado/retirado del mundo para guiarlo desde afuera, ella lo brota desde adentro, el mundo no ha de ha retirado de ella. (Pág. 94) La  mayor forma que se presenta dentro de la realidad de la vida común, es el pensar y con él la personalidad humana. Si con esto tiene la profundidad del mundo Metas, estas metas son iguales a las que el hombre se propone mientras él las vive. No si el hombre investiga una ley del Guía del Mundo,  no actúa el según esas intenciones, si no mientras él actúa según sus propias intenciones. Pues en ellas se expresa viviendo Aquel Conductor del Mundo. El no vive como voluntad en algún lugar fuera del hombre, él  se ha introducido con su propia voluntad para hacer depender su voluntad de la voluntad del hombre. Para que el hombre pueda ser aquel quien es capaz de darse sus propias leyes, los pensamientos que ellos vienen desde fuera del hombre para la determinación del mundo u otros semejantes deben ser abandonados.                                                                                                                                             En esta oportunidad hacemos notar un tratado totalmente acertado de Kreyenbühls en la serie “Philosophische Monatsheften” –Cuadernos mensuales de Filosofía- ejemplar 18, cuaderno 5. Él parte en forma correcta, como las máximas de nuestro actuar se realizan a través de las inmediatas determinaciones de nosotros como individuo; como la grandeza ética no es dada por el poder de las leyes de ética y moral, sino del inmediato empuje de una idea individual que se realizará.                     Sólo con esta observación es posible la verdadera libertad del hombre. Cuando el hombre no sostiene, no lleva, las bases de su actuar, sino que debe mantenerse en dictados obligatorios, él actúa así bajo coerción, se encuentra bajo la necesidad, casi como un ser determinado por la naturaleza.                     Nuestra filosofía es por ello en sentido inminentemente Filosofía de la Libertad. Ella muestra primero en forma teórica, como todas las fuerzas etc. deben caer, esas que dirigen el mundo desde afuera para hacer entonces al hombre el ser su propio señor en el mejor sentido de la palabra. Cuando el hombre actúa moral-ético, no es para nosotros un cumplir el deber, si no la expresión de su completa naturaleza libre. El hombre no actúa porque él debe, sino porque él quiere hacerlo.Goethe también tenía esta apreciación en la mira, cuando el dijo: ”Lessing, quién sentía involuntariamente ciertas limitaciones hace decir a uno de sus personajes: Nadie debe sentirse obligado. Un hombre rico en espíritu, alegre en su sentir dijo: El que quiere el debe. Un tercero  justamente educado agregó lo siguiente: El que se da cuenta, el también quiere. No hay pues un acelerar para nuestro actuar más que habernos dado cuenta. Sin que alguna presión aparezca. .                                    (Pág. 95)


Rudolf Steiner. Verdad y Ciencia. Teoría del conocimiento de Goethe. Editorial Freies Geistesleben.  Versión castellana Tatiana Schneider 26 de Julio 2015.


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