martes, 1 de noviembre de 2016

Ecuanimidad se transforma en Dignidad y con otras palabras Satisfacción se transforma en Serenidad

Estando de viaje, queridos Amigos, recién ahora y algo tarde, puedo leer las palabras en detalle para el ejercicio de reflexión del mes de Septiembre - Octubre  y Ecuanimidad se tranforma en Dignidad, también podriamos decir con otras palabras: Satisfacción se tranforma en Serenidad

Y es imposible no recordar un antiguo recitativo que con cada hora  el sereno nocturno decía en la ciudad.

Han tocado la doce
Y sereno está.

 Cuan diferente era Buenos Aires entonces, un pueblo quizás con alguien que daba la hora para saber en el despertar donde uno está, si en su cama o en el cordón de la veredilla, de aquellas de antaño  la cual al enfrentarse dos peatones debían decidir a quién dar el paso, las damas tenían prioridad pero no solían ir solas así es que pasarían dos... o aún alguien recordaría al canto la hora estando en una velada de amigos y decidía pedir su sombreo, su bastón y su capa de fieltro por el rocío de la madrugada para llegar a casa y no recibir sermón.  También las había que con mantón bordado ya iban a misa directamente después del festín.

Han tocado las siete
Y el padre José
En la misa está.

Y este servidor
Que os ha cumplido
A su casa se va.

El deber realizado, la satisfacción de lo cumplido, por los entornos de cada calle de la ciudad, dando las voces de las horas, llevando su farol a vela de cebo encendido y lo más importante de todo era su: sereno está, no refiriéndose a él mismo sino a la noche con estrellas o con luna, pues la nombraba “luna llena es”, sin bullicio, sin querellas, sin aguacero, sin riñas y tan serena que su firmeza del quehacer cumplido le permitía con orgullo decir a sus convecinos: ¡Sereno está!
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Tatiana Schneider

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