viernes, 9 de diciembre de 2016

El laberinto fue uno de los símbolos mas antiguos de la humanidad

El camino de Adviento, en espiral hacia el centro

El laberinto fue uno de los símbolos más antiguos de la humanidad. También en las grandes catedrales y en los pequeños retiros espirituales se han construido. Artísticamente decorados y bellos de ver y desde siempre fueron realizados para utilizarse. Un ejercicio meditativo, un camino hacia el interior, hacia el punto central, hacia el centro del sendero. En concentración en su sentido verdadero, en silencio, conduce este camino hacia el interior. Lo que sucede en el exterior se aquieta , se apacigua, se hace más lento. El laberinto no es un jardín sin salida, no me encuentro frente a caminos equívocos, frente a callejones sin paso, ni ante paredes  sin aperturas. No necesito desesperarme y habiéndome equivocado,  constantemente  regresar un trecho para volver a encontrar la verdadera senda.  El laberinto en espiral es piadoso, es sencillo. En él llego a mi tranquilidad, al reposo, sólo hay un camino. Si voy por ese sendero simplemente tengo que seguirlo con firmeza, adelantar paso a paso por un cierto tiempo. No es necesario que mi cabeza se golpee aunque presienta que la meta estaba cercana. Requiere de mi paciencia y saber cuándo debo regresar por el borde ya lejos del punto medio, de regreso del centro hallado. El laberinto en espiral sólo me exige estar en camino, pleno de esperanza. En definitiva un hermoso camino de Adviento hacia adentro, en silencio, hacia la venida prometida, hacia las palabras proféticas: el sendero, la verdad y la vida.

Frank Hochwaldt ha escrito  en alemán parte de estas reflexiones, algunas de estas palabras  fueron impresas en el periódico el 2 de Diciembre de 2016, en el Argentinisches Tageblatt.

Trajeron a mi recuerdo aquella corona de Adviento  con la vela encendida en el centro, donde puedo encender una para iluminarme el regreso y recoger los frutos del año, aquella manzana que se encuentra cobijada en el verde del cedro del Atlas o en las verdes ramas grisáceas  del abeto, presentimiento de Nochebuena. También los niños y los jóvenes del Huerto de Adeje,  en las Islas Canarias, hacen año a año un nuevo laberinto y suelo recibir una fotografía de ese sendero que nos conduce hacia el centro,  a encender nuestra propia luz en la oscuridad de esta Tierra. De Tarapácá, Cali, Colombia, un centro diurno para niños y jóvenes que necesitan atención anímica es este laberinto en espiral:


                       Laberinto en espiral de Adviento en Tarapacá, Cali, Colombia

La Loma, 9 de Diciembre de 2016
Nina Czerni


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