martes, 26 de septiembre de 2017

Lem es oir en Polonia. ¿Actualidad?¿Búsqueda física en el mundo espirtual? ¿Éxito rotundo en qué?









Nacido en Ucrania en Leópolis, Lvov, el 12 de Septiembre de 1921 y fallecido en Cracovia, Polonia, el 27 de Noviembre de 2006,  de Stanislaw Herman Lem escribo aquí una frase:


"Un sueño sólo puede triunfar sobre la realidad si se le da la oportunidad"

Inmediatamente me lleva a reflexionar no sólo quien ha sido en ésta su vida conocida como escritor, sino también a inquirir quién debe darle la oportunidad al sueño deseado para que triunfe sobre la realidad..."siendo un hombre indefenso ante la vastedad del universo". Y si leemos su biografía y al irnos internando en sus pensamiento oscuros o negros de novela destructiva y aún más de ciencia ficción que resulta ser exitoso por la sátira, la discrepancia con la ralidad y Dios nos ampare, que aún sean a là JulesVerne: pensamientos premonitorios...pues sólo vé que sigue "siendo un hombre indefenso ante la vastedad del universo".

Más al leer abajo: rotundo éxito, ¿ A qué y a quién se refiere? A los enemigos del hombre, a Lúcifer y Ahriman, aquellos que llamamos Diablo y Satanás.


Stanislaw Lem
(Lvov, 1921 -Cracovia, 2006) Escritor polaco, uno de los grandes maestros de la literatura de ciencia ficción, autor de títulos como Solaris, llevada al cine en dos ocasiones con enorme éxito, Ciberíada o Congreso de futurología. Referente absoluto de la literatura fantástica, a través de sus obras, caracterizadas por el rigor científico, Lem intentó transmitir el sentimiento de abandono e indefensión del hombre frente a la vastedad del universo.
Hijo único de un matrimonio de origen judío, Stanislaw Lem inició en 1939 sus estudios de medicina, que debió abandonar tras la ocupación alemana. Los Lem lograron huir del gueto, no así la mayoría de sus familiares y amigos, que terminaron sus días en el campo de exterminio de Belzec (entre 1942 y 1943 murieron por gas tóxico en este campo unas 600.000 personas).

Durante la guerra, Lem trabajó como soldador y mecánico, y traficó con armas para la resistencia polaca. En 1946 se estableció en Cracovia, ciudad que ya no abandonaría. Ese mismo año publicó su primera obra, Hombre de Marte, en una revista juvenil. Dos años después, pese a sus discrepancias manifiestas con las teorías del biólogo Trofim Denisovich Lisenko, que le reportaron no pocos quebraderos de cabeza, logró terminar la carrera de medicina en la especialidad de psicología.
A la par que ejercía como médico ginecólogo, corría el riesgo de ser incorporado a filas como médico militar y abandonó la disciplina a los pocos meses; ultimó la novela realista El hospital de la transfiguración (1948), en la que relata los avatares de unos médicos en un hospital psiquiátrico de la Polonia ocupada que intentan salvar a los enfermos de un exterminio seguro.
“Abrumado por el absurdo de las circunstancias”, según diría él mismo, tras esta primera incursión abandonó el realismo social para “sortear la censura estalinista” y crear ese universo personal, de impecable factura técnica, que le daría renombre internacional. Hombre profundamente culto, sus obras aúnan y exploran disciplinas tan dispares como la psicología, la estadística, la lógica, la física o la cibernética.
De la pluma de Lem surgirían, sucesivamente, títulos de referencia como Los astronautas (1951), La nebulosa de Magallanes (1955) y Diarios de las estrellas(1957), una original obra cómica del espacio por la que fue comparado con Jonathan Swift y Lewis Carroll, y en la que aparece por vez primera su famoso personaje Ijon Tichy. Le siguieron Edén (1959), Retorno de las estrellas (1961) -su primera incursión en el subgénero psicológico-, Memorias encontradas en una bañera (1961) y la que sin duda se convertiría en su obra cumbre, Solaris (1961).
En Solaris, el psicólogo Kris Kelvin, procedente de la Tierra, es enviado a la estación de observación del planeta Solaris para reemplazar a un ocupante que ha muerto en extrañas circunstancias y averiguar qué ha ocurrido. Allí descubrirá que los dos supervivientes están al borde de la demencia y que extrañas presencias, seres fantasmales y al mismo tiempo corpóreos, deambulan por el lugar e interfieren en la vida de los humanos.
Solaris fue llevada al cine en 1972 por el director soviético Andrei Tarkovski y pronto fue considerada película de culto. Aclamado en los países del Este, el filme obtuvo el Gran Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Cannes y muchos lo consideraron la respuesta soviética a 2001: Una odisea del espacio, de Stanley Kubrick. Tres décadas más tarde el realizador estadounidense Steven Soderbergh la llevó de nuevo a la gran pantalla, cosechando un En libros posteriores, Lem, sin abandonar su tono pesimista, desarrollaría un estilo satírico-humorístico inimitable. Fábulas de robots (1964) y su continuación, Ciberíada (1965), constituyen una serie de fábulas alegóricas en las que superpone las más imaginativas posibilidades tecnológicas a los esquemas tradicionales del cuento fantástico o la leyenda medieval. En ellas aparecen también dos de sus personajes más esperpénticos: los constructores Trurl y Clapaucio.
Tras estas obras vendrían títulos como La voz de su amo (1968), Relatos del piloto Pirx (1973), la colección de reseñas de libros imaginarios Vacío perfecto (1971), en la estela de Voltaire y Borges, y Congreso de futurología, de ese mismo año, donde recupera al astronauta Ijon Tichy.
En 1973 escribió Un valor imaginario, una nueva colección de prólogos de libros no escritos, mezcla entre experimento y sátira, obra a la que sumaría, en la segunda mitad de la misma década, La investigación (1976), una novela de misterio y crímenes, de ambiente profundamente kafkiano, y La fiebre del heno, del mismo año, en la que fundía elementos de la novela negra con la ciencia ficción. rotundo éxito.
                                               
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Cuan diferente ven las personas su mundo interno, su mundo externo, sus fantasías y no aquellas creadoras de verdades. Este rotundo éxito se refiere a la modernidad que se ha desdicho de la esencia de la vida, de lo divino, de la creación, que ha perdido el rumbo, que se hace la pregunta sobre el sentido de la vida y sin embargo presiente otra vida, pero la ve inmediatmente sólida como vé esta vida que justo apenas conoce, el hombre inmerso en  la materia, sin salida más que un salto al espacio, con toda la técnica actual, los inventos, los avances cibernéticos.

Sí un salto al espacio y no un camino hacia el infinito, hacia la vida eterna, que desciende y asciende, que es visible e invisible, que aprende sólo en la Tierra. Y asciende para entregar lo aprendido a las jerarquías divinas que lo han creado. Pues a cada planeta sólo podrá ir incorpóreo, así como va cada noche o día de su vida mientras duerme y no sabe adonde va.

Una destrucción del propio templo humano y sin capacidad de reconstrucción.

La Loma, Martes 26 de Septiembre de 2017

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