jueves, 26 de octubre de 2017

Al doctor Jairo Mehlo de Rio de Janeiro



















Hace muchos años estuvo en Buenos Aires un médico de Brasil el doctor Jairo Mehlo. 
Estudiaba Homeopatía  con el doctor Pasquero y se integró a un curso para médicos en Medicina Antroposófica, con el Dr. Otto Wolff que se dictaba en nuestra casa. todavía el Therapeutikum San Rafael estaba  apenas en mente. En aquel entonces el doctor en Bioquímica J.Wolfram Schneider era químico en Fanacoa S.A. y  además gerente de Weleda Argentina S.A. Recuerdo al Dr. Mehlo con mucho cariño pues vino una segunda vez solamente a ver el ciruelo florecido...
Ahora que escribo podría ser que su apellido se escribiese Melho, y  que viniese de Rio do Janeiro. Simplemente todo eso fue hace cincuenta años. Y no hemos anotado ni su nombre ni su dirección simplemente con el ciruelo florecido Jairo se quedó en nuestro corazón.
Importante es saber que durante el curso en una pausa del día Jairo se sintió mal, sus colegas notaron la fiebre alta y hasta jocosamente le dijeron "Te llevaremos a la calle, no sea que te nos mueras aquí y con tantos médicos eso sería una vergüenza". Uno de ellos lo llevó a su casa y nos scomentó al día siguiente que el doctor Mehlo tenía "paperas" y a esa edad sería una cuestión algo delicada pero que estaría bien atendido.
Muchos años después llegó una tarde  Jairo a nuestra casa, sólo de paso, deseaba ver nuevamente el ciruelo florecido y hacer una experiencia, Cual no sería su desilusión al ver que no estaba el ciruelo, Un buen día en esa época con tormenta y lluvia se cayó, en su base con  la raíz carcomida se sostuvo sólo por una parte que con la tormenta había cedido por completo,
Y con cálida melancolía me pregunto si recordaba que cayó enfermo. al responderle que sí, ,me relató que mientras estaba sentado en reposo veía la belleza del árbol tan florecido y en su blancura inmaculada, vió danzando entre sus ramas un fauno tocando la flauta griega, aquella de  dos partes. Fue una visión tan hermosa que hasta ese día la llevaba en el corazón...
Hemos plantado un nuevo ciruelo en su sitio y también por años floreció hermosamente y he debido siempre recordar el relato del Dr. Jairo Mehlo, como algo precioso, Este año nuevamente el segundo ciruelo se quebró también en su raíz y su madera será leña para el hogar en el próximo invierno
Ahota allí florece una ligustrina variegata de hoja fina con una profusión de flores blancas y perfuma agradable el entorno, esas flores blancas aunque diferentes a las del ciruelo me trajo a la memoria este recuerdo de tiempos idos.




 










La Loma. Jueves 26 de Octubre de 2017
Tatiana Schneider.

No hay comentarios:

Publicar un comentario