Antoine Marie Jean-Baptiste, Conde de Saint Exupéry |
"No pido milagros y visiones, Señor, pido la fuerza para la
vida diaria. Enséñame el arte de los
pequeños pasos.
Hazme hábil y creativo para notar a tiempo, en la multiplicidad
y variedad de lo cotidiano, los conocimientos y experiencias que me atañen
personalmente.
Ayúdame a distribuir correctamente mí tiempo: dame la capacidad de distinguir lo esencial de lo secundario.
Te pido fuerza, auto-control y equilibrio para no dejarme llevar por la vida y organizar sabiamente el curso del día.
Ayúdame a hacer cada cosa de mi presente lo mejor posible, y a reconocer que esta hora es la más importante.
Guárdame de la ingenua creencia de que en la vida todo debe salir bien. Otórgame la lucidez de reconocer que las dificultades, las derrotas y los fracasos son oportunidades en la vida para crecer y madurar.
Envíame en el momento justo a alguien que tenga el valor de decirme la verdad con amor.
Haz de mí un ser humano que se sienta unido a los que sufren. Permíteme entregarles en el momento preciso un instante de bondad, con o sin palabras.
No me des lo que yo pido, sino lo que necesito. En tus manos me entrego.
Ayúdame a distribuir correctamente mí tiempo: dame la capacidad de distinguir lo esencial de lo secundario.
Te pido fuerza, auto-control y equilibrio para no dejarme llevar por la vida y organizar sabiamente el curso del día.
Ayúdame a hacer cada cosa de mi presente lo mejor posible, y a reconocer que esta hora es la más importante.
Guárdame de la ingenua creencia de que en la vida todo debe salir bien. Otórgame la lucidez de reconocer que las dificultades, las derrotas y los fracasos son oportunidades en la vida para crecer y madurar.
Envíame en el momento justo a alguien que tenga el valor de decirme la verdad con amor.
Haz de mí un ser humano que se sienta unido a los que sufren. Permíteme entregarles en el momento preciso un instante de bondad, con o sin palabras.
No me des lo que yo pido, sino lo que necesito. En tus manos me entrego.
¡Enséñame el arte de los pequeños pasos!"
Antoine
Marie Jean-Baptiste, Conde de Saint-Exupéry *1900 + 1944
Bien
podemos meditar cada una de estas frases y ellas serían una guía completa de
ejercicios personales que darán frutos en nuestra alma y en nuestra alma consciente.
Pues de ello se trata además la vida, de conservar nuestra alma tan límpida, luminosa
y pura como nos es posible en esta encarnación.
Grecia
aún poseía templos y en ellos se
encontraba “la escuela” de la vida. Ya tallada en el frontispicio. Y hoy
conservamos sólo una sentencia que nos lleva a tenernos cada vez más en cuenta,
en seriedad y observarnos en lo profundo, para conocer el vasto mundo, pues
este es igual, tanto dentro mío,
recogido y esperanzado en aprender, como
afuera extendido plenamente a mis sentidos,
¡Oh!
Hombre conócete a ti mismo...
Carl
Gustav Jung expresa nuestra cobardía de ingresar en nuestros fueros más
internos, pues no se trata sólo de tener una comprensión de cómo soy en
realidad, sino que este reconocimiento nos lleva a tener que modificarnos.
Cambiar
el rumbo. Palabras casi de San Juan, el Bautista en su época al pueblo hebreo.
El
bautismo por inmersión tenía la propiedad de llevarnos hasta el umbral y en la
antigüedad esa Iniciación nos permitía llegar hasta Apolo, o en tiempos más
cercanos hasta sus serpientes, indicación de su cercanía divina y la sanación.
San
Juan, el Bautista, cuyo signo de reconocimiento es el cordero, al propiciar la
iniciación por inmersión y en su investidura de hierofante que acompaña al
neófito, permitía que se llegase a un umbral dónde se encontraba el cordero divino,
ya no se vilumbraban las sierpes de Apolo, el dios de todas las armonías.
El
Cordero Divino que derramará su sangre en el cáliz del altar, así como lo
muestran algunas pinturas, de aquellos que comprendieron la significancia del
cambio de imagen en el umbral de la existencia.
Época de San Juan 29 de Junio 2020
A 120 años del nacimiento de Saint Exupéry
Tatiana Schneider