sábado, 31 de mayo de 2014

Recuerdos de mi escuela waldorf “Saint Jean”

Mi relación con la Pedagogía Waldorf comenzó en 1962 cuando cumplí seis años.
Mi padre había fallecido hacía dos años atrás y mi madre buscaba una escuela en donde pudiera educarme con alegría y contención, ya que ella debía trabajar todo el día para sostenernos tanto a mi hermana como  a mí. Por recomendación de una de mis tías, que conoció la Escuela “Saint Jean”, decidió anotarme en dicha escuela.

La escuela estaba ubicada en el barrio de Villa Urquiza, en una casona muy linda, con un gran parque y un  hermoso cedro, que nos regalaba año a año, sus especiales rosas marrones, que yo coleccionaba con mucha dedicación.



Mi maestra se llamaba Lidia Lambrechts. Por aquel entonces la escuela era mi casa, ya que pasaba gran parte del día allí. Recuerdo esa casa con mucha nostalgia, ya que tenía una escalera de madera que nos llevaba al primer piso, donde grandes salas habían sido transformadas en aulas, y una gran sala, muy especial, que estaba espejada, con piso de madera, muy señorial, y  con un hermoso piano de cola, con el que hacíamos euritmia, guiados por la Sra.Marianne Bertram. 
Euritmia en la Escuela Waldorf Querencia
Esas clases nunca las olvidaré ya que me hacían muy feliz,  tanto desde lo corporal como desde lo anímico. También recuerdo que teníamos coro con el Sr. Gallo, que nos hacía cantar con mucho entusiasmo y nos llevaba a un teatro, no recuerdo el nombre, para cantar junto a otros coros, también tocábamos la flauta y el violín.

Violines en Jardín del Bosque, México
En la escuela había una hermosa cocina comedor, donde almorzábamos todos los que nos quedábamos a la tarde,  muchas veces podíamos ayudar a cocinar, y durante los almuerzos nos turnábamos para servir la sopa, que era riquísima, nos sentíamos como estar en nuestra propia casa.

Entre los maestros, que llevaban adelante la escuela, se encontraban el matrimonio Pita y los Artuso. Recuerdo que me gustaba mucho, el trato que  la Sra. Beatríz Artuso, impartía a sus alumnos, y con la alegría que ellos trabajaban junto a ella. Mi relación con la Sra. Lidia Lambrechts, no era muy buena, por lo que siempre soñaba con ser alumna de la Sra. Beatríz Artuso y estar en dicho grupo.
Todos las mañanas en el patio principal, recitábamos la oración a San Francisco de Asís, todos los niños de la escuela.

Para las fiestas escolares, recuerdo que nos llevaban  a la escuela Rudolf Steiner de Florida. Una muy especial, fue aquella en donde pudimos ver la obra de teatro sobre la vida de San Martin de Tours. Eran nuestros primos hermanos alemanes, quienes nos estaban esperando, para compartir las obras de teatro, las rondas y los juegos en el predio de enfrente, que por aquel entonces solo funcionaba como un campo recreativo, era ésta la oportunidad, para aprender algo del idioma alemán, ya que nos hablaban en dicho idioma. En la escuela Saint Jean, solo nos enseñaban francés.

Al terminar la primaria partí a otra escuela, dado que aquella no tenía secundaria. Pero mi vida quedó siempre marcada por la pedagogía waldorf,  y la antroposofía,  pues años más tarde cuando tuve mi primera hija, en 1980 busqué la  escuela waldorf en donde yo había estudiado, para que ella asistiera, pero infructuosamente, ya que  mi escuela había sido transferida a una escuela tradicional  y ya no existía. Fue allí donde me relacioné con un médico que me sugirió que fuera a preguntar a la Sociedad Antroposófica para que  me orientaran en la búsqueda.

Al llegar a la Sociedad Antroposófica, increíblemente me encontré con la Sra. Marianne Bertram, que me invitó a  retomar mis clases de euritmia, lo que hice con mucha alegría. Acompañé dichas clases, con el estudio de la  Teosofía junto a la Sra. Shirley Anderson y pintura con Daniel Habegger, disfruté mucho de cada una de aquellas clases.

Pasaron unos meses y el Sr. Frank Smith me invitó a integrar la Rama San Juan en la que supe que la conformaban algunos de los que habían fundado la escuela Saint Jean.
Luego en 1986 comencé a trabajar en la escuela San Miguel Arcángel como profesora de educación física, allí increíblemente me encontré dando clases en un patio, en el que coincidentemente se levantaba un hermoso cedro, esta fue para mí una  señal: que estaba en el lugar correcto.
cedro deodara

 Al tiempo me hice miembro de la Sociedad Antroposófica.
El camino de mi  vida me llevó, a aceptar una invitación que me hiciera la Sra. Úrsula Vallendor, la cual consistía en participar en la conformación de un  Seminario Pedagógico Waldorf, desafío que acepté y en el que me encontré trabajando junto a la Sra. Beatriz Artuso, Frank Thomas Smith y Elena Hebrón, increíbles vueltas de la vida.

Mónica Inés Oddino

30.5.2014

jueves, 29 de mayo de 2014

Lea para que se instruya y aprenda, que no le voy a durar toda la vida. Ch, I,

Colegio Waldorf Luis Horacio Gómez, Cali Valle, Colombia
Leiga pa que se instruiga y aprienda, que no le voy a durar toda la vida!!!  CHI.

Esta no es una anécdota antroposófica, mas bien podría ser un relato para una clase de lengua y de historia en la Escuela Waldorf. Y en Cali Valle hay una y lleva el nombre de Luis Horacio Gómez, un empresario a quien le importaban los niños de su ciudad e hizo una donación dadivosa para el terreno y la construcción de una Escuela Waldorf, escuela con una pedagogía moderna acorde con la evolución física y anímico-espiritual de los niños y los jóvenes. Pedagogía basada en la Antroposofía de Rudolf Steiner.

Jardín de Infantes y hogar temporario para visitantes








Y hablando de orígenes y de nombres aquí tenemos un relado educativo que chi, siglas para el nombre de la persona que realizó la frase del título, considerando al relato digno de conocerse.

ORIGEN DEL NOMBRE DE " JUANCHITO" en Cali...Colombia

Pocos somos los caleños jóvenes o mayores que sabemos por qué se llama"Juanchito " a Puerto Mallarino, mejor dicho que conocemos el origen del nombre " Juanchito".

El antiguo Cabildo de la ciudad le dio el nombre de Puerto Mallarino desde hace mas de 85 años y la verdad es que la gente no lo ha llamado así casi nunca, como en los remotos tiempos del tranvía se sigue diciendo "vamos para Juanchito" " venimos de Juanchito" "En Juanchito compré estos bagres" etc. Y el nombre de Juanchito se sigue pronunciando todos los dias por millares de personas de tal manera  que así se le seguirá llamando siempre.

Juanchito no lo conocimos cuando deleitaba con los bellos pasajes del ancho río Cauca descolgándose suavemente por las anchas canoas de los areneros y las largas balsas de guadua repletas de plátano, aves de corral y cerdos; y allá en su orilla izquierda atracados los bonitos buques de ruedas, llenos de pasajeros que navegaban rumbo al norte o regresaban de La Virginia.

 El porque se llamo Juanchito a ese agradable lugar, que no tenía nada que ver con el rumbiadero que es en la actualidad; hablando del Cali Viejo... Un hombre de raza negra, caleño raizal ya mayor de 70 años pero que no revelaba ni 40 narró a Augusto López Vaca, (el autor de este relato) que a comienzos del siglo XX quienes viajaban hasta el rio Cauca a comprar plátanos, pescado, frutas, se valían de los servicios de un hombre de estatura baja que muy honrada y diligentemente les hacia todas las compras. El hombrecito bajaba a la playa a la carretilla y pronto regresaba hasta donde estaba el tranvía trayendo los encargos, en este trajín se la pasaba todo el día, era incansable

porque cada vez que llegaba el tranvía le traía numerosos clientes.

La gente apenas llegaban empezaban a gritarle "Juanchito cómpreme tres sartas de bagre", le gritaba el uno,"Juanchito dos guangos de verdes" (guangos eran gajos o gajas) le decia el otro; "Juanchito tráigame 2 bultos de naranjas", y Juanchito no se daba a basto con tanto encargo; pero a todos sus clientes les cumplía. El nombre del famoso mandadero era Juan pero la gente importante que lo utilizaba lo llamaban con ese diminutivo "Juanchito" que le dio fama y con el cual quedo vinculado al pintoresco lugar de nuestra hermosa región Vallecaucana.

 Que grato evocar al viejo Juanchito con su rio lleno de buques que salían o llegaban repletos de pasajeros procedentes de Palmira, Buga, Tulua, La Virginia y pueblos intermedios y el pequeño tranvía con sus cochecitos llenos de pasajeros parlanchines y sonrientes estacionados frente al río echando humo por su chimenea: Juanchito era un hervidero de gentes, de gente que abordaban los buques o que abordaban el  tranvía y de vendedores de numerosos productos que producían las fincas y el rio.

Juanchito el mandadero eficiente y honrado no se sabe cuando desapareció o que mas fue de su vida pero su nombre en diminutivo se sigue pronunciando hoy por millones de caleños; ya las familias caleñas no van a Juanchito a comprar en la playa del hermoso río los  bagres frescos los plátanos que acababan de llegar por el río de las fincas aledañas a el, los bultos de naranjas, las gallinas, los huevos, el cilantro, el perejil los bimbos. Juanchito se lleno de grilles de música y de todas esas personas pachangueras y trasnochadoras que lo frecuentan.

Y del nombre Puerto Mallarino solo queda la historia pues hasta siempre se sigue y seguirá llamando Juanchito por las siguientes generaciones.

Bibliografia
: Revista de los grandes acontecimientos del "Cali Viejo" Fundador y director Aníbal Tamayo Giraldo. Año 1982.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Morir juntos o "Tú deberás salvar mi Obra"


Hemos hablado, por nuestra edad, de la manera de disponer ahora  los servicios fúnebres  para después del fallecimiento.  Hace muchos años, en nuestra juventud nos hubiésemos indignado si este tema surgía en alguna tertulia familiar.
Hoy hemos llegado al recuerdo de las  palabras de nuestros padres dónde uno le dice al otro No te preocupes, tú me sobrevivirás 8 años. En aquel entonces lo consideramos sólo un consuelo para alguien que pudiese tener temores. Más también sabemos por el correr de la vida que ciertas aseveraciones también se han cumplido, así como se pronunciaron.

Leo XIII 1810-1903
R. Steiner 1861-1925
A veces leyendo podemos encontrar una joyita en los relatos de otras personas sobre este tema. La señora Clara Walther desde Berlín en Noviembre de 1950 escribió al señor Hans Arenson lo siguiente.

Marie von Sievers 1867-1948
Cuando otrora falleció en Papa Leo XIII (1810-1903) con 92 años,  en la mesa le dije a Rudolf Steiner, “Señor doctor también usted debe llegar a esa edad”, y allí respondió Steiner, “Pues sí si yo quisiese hacer todo lo que deseo en esta vida debiera llegar a esa edad”. Oí a la esposa, en aquel entonces todavía señorita Marie von Sievers : “Si el doctor se va, también yo quiero irme...” Y allí  Rudolf  Steiner afirmó muy seriamente: “ Tú deberás salvar mi obra”.
Ya desde aquel entonces escuché más de una vez  estas palabras y siempre de nuevo.




lunes, 26 de mayo de 2014

Los frutos de valiosas rimas

Hemos tenido poetas que nos sorprenden en esta época por su poca capacidad de poder expresar  en  versos  contenidos que vivifiquen, que sean alimento para el alma.
Steiner también se quejó por ello en su tiempo.  Pues  justamente a fines del siglo XIX  se pudieron  recoger los más hermosos frutos de la poesía:

 Alfred Kerr  1867-1948
¿Conoces tu el país donde la lianas florecen?
“ A lo mejor ustedes saben que el crítico y ensayista más hiriente de Berlín se llama Alfred Kerr.  En verdad su nombre era  Alfred Kempner.  Empero no podía llamarse Kempner a finales del siglo XIX  pues su apellido hacía recordar  a  Frederike Kempner.  ¡Sí, ella también hizo versos! Solamente tenemos que recordar uno, no los voy a hostigar con más:
América, tierra de muchos sueños
Maravilloso mundo ancho y largo.
Bella con tus cocoteros dueños
Y  tu soledad  movido  letargo.”

A  Friederike  Kempner  se la llamó el  Cisne de Silesia y humorista sin intención de serlo.
Así como Alfred  Kerr  (Kempner) recibió el apodo de Papa de la cultura.

¿Cuáles libros de Rudolf Steiner recomiendas?

Lecturas Antroposófico-Pedagógicas

¿Cuáles libros de Rudolf Steiner recomiendas? ¡Vaya pregunta válida!
En alemán su obra escrita y de conferencias abraca 335 tomos, de 225 páginas a grosso modo, un término posible en cada libro.
La Editorial Antroposófica, Madrid/Buenos Aires, distribuye 78 ejemplares de su obra, por lo tanto tenemos por donde comenzar.
Yo considero aquí para la pregunta una propuesta insólita, real y efectiva.
El Curso Inaugural Pedagógico de la primera escuela Waldorf en Stuttgart contó diariamente con tres conferencias de Steiner, mañana, tarde y noche:
 “El estudio del Hombre, como base de la Pedagogía”* – Stuttgart, 14 conferencias, del 21 de Agosto al 5 de Septiembre de 1919;  “Metodología y Didáctica”* idem  y “Coloquios pedagógicos”*, catorce coloquios.
Y además al día siguiente, 6 de Septiembre de 1919, tres conferencias sobre el Plan de Estudios Waldorf, dos de mañana y una a la tarde.
Recomiendo leer estos tres ejemplares* a la vez, tomando una conferencia por libro para tener la
Emil Molt
continuidad, así como la recibieron los maestros presentes, junto al señor Emil Molt, empresario que dio su apoyo financiero para el comienzo de la escuela, y su esposa. Ellos fueron educadores también y además padres sustitutos dando hogar y pensión para algunos niños que llegaron de otras ciudades o del extranjero a la Primera Escuela Waldorf. La señora Marie Steiner Sievers, la señora Finck quién tomó las conferencias taquigráficamente y las volcó a máquina  durante la noche, y, tal vez algunas personas presentes mas.
Recomiendo leer las tres conferencias correspondientes el día 21 de Agosto, las tres del día 22, las del 23 y así sucesivamente.
La comprensión que se genera respecto a la enseñanza es hoy novedosa, podría decir tan actual, como si Steiner hubiese hablado ayer, pues ya asume y describe la problemática actual desde lo social-pedagógico, en status nascendi en aquel entonces. Y para gran sorpresa de las nuevas generaciones, da además la solución en ese curso para los primeros maestros waldorf, soluciones extraordinarias desde el arte de educar.

Tatiana Schneider.                                 "La Loma", AR - Boulogne, 29 de Noviembre, 2007

domingo, 25 de mayo de 2014

Un poeta con impedimentos

Un poeta  con impedimentos


Ludwig Jacobowski 1868-1900
Rudolf Steiner mismo relata un suceso llamativo de un amigo íntimo, el poeta Ludwig Jacobowski fundador del club de literatura berlinés “Die Kommenden” “Los que vienen”. Jacobowski llevaba con mucha altura  y hasta a veces olvidaba que era visco y además tartamudo. Especialmente lo sobrellevaba con mucho ingenio y humor.


Una vez sucedió, porque siempre hay personas que carecen de tacto social, que alguien le preguntó: Dígame Dr. Jacobowski como es con su tartamudeo,  ¿Usted siempre tartamudea  o solamente algunas veces?  Allí, con mucho esfuerzo y casi apenas lo logra decir: N-n-n-o   s-s-s-siempre.  S-s-solo  cu-u-u-u-ando  yo estoy  fr-e-e-e-nte  a  una pp-p-p-ersona que me es tt-t-t-                                                                 totalmente antt-t-t-tipática.



El consuelo de la noche

Suaves manos tiene la noche
y me las acerca hasta mi lecho
temiendo que yo tenga lágrimas
acaricia segura mis ojos.

Luego abandona el cuarto
susurros oigo leves y sedosos
y la rama de espinas del sufrimiento
  arrastra ella con su manto. 

Ludwig Jacobowski



sábado, 24 de mayo de 2014

Puntualidad y no ha llegado el momento de trabajar esotéricamente

Puntualidad y no ha llegado el momento para trabajar esotéricamente

La puntualidad puede ser una virtud, también tener su lado puntilloso, hasta ser pedante. Sin embargo puede ser señal de tener paciencia con lo imponderable y hasta ser condescendientemente bondadoso.
Todo esto puede ser visto en Rudolf Steiner  al relatar  algunos ejemplos.

Fred Poeppig comentó en una ocasión que Steiner podía corregir frases sin sentido con sólo ponerlas en práctica. Steiner salió de su atelier buscando a la señorita M. Un vigía rápidamente se acercó a él y le respondió  servicial  por la señorita  buscada: “En un minuto estará aquí”. A  lo cual Steiner sacó su reloj controló el minuto y viendo que nadie había venido, entró nuevamente en su atelier.

Una vez sucedió un atraso ferroviario de manera que el maestro carpintero Carl Liedvogel  *1879 - +1947 y su señora quienes viajaban en el tren de Heidelberg a Karlsruhe notaron que no llegarían a horario a una lección esotérica. El hijo relata que nos podemos imaginar a este carpintero colérico, fogoso en esa situación, ¡hasta podría empujar el vagón desde adentro!
Llegan con media hora de retraso. Las personas estaban sentadas en sumo silencio esperando con Rudolf Steiner. El señor Liedvogel quería empezar a relatar su disculpa, más Steiner dice: “Está bien – nosotros podemos empezar", y dio comienzo a su lección.


Según el señor Rissmann este episodio sucedió en una conferencia para miembros y no en una conferencia pública en Nüremberg. La sala estaba repleta y de acuerdo al horario ya se debiera haber empezado. Había un silencio expectante y Rudolf Steiner ya estaba adelante, sin embargo miraba hacia la entrada y miraba su reloj. Durante un largo tiempo nadie apareció hasta que entró un joven sencillo, algunos amigos le conocían, era un trabajador que no pudo dejar antes su trabajo. No bien Steiner lo divisó, subió al estrado y comenzó con su conferencia.  Rissmann comentó que aunque esperaron un tiempo largo Steiner dijo “Todavía falta uno” hasta que por fin entró el joven zapatero. Este hombre al poco tiempo falleció.

Era tan puntual, relata Else Deutsch, que rayaba en la pedantería. Aparecía 5 minutos antes de la conferencia y su comienzo era en el minuto exacto. Estaba con seguridad atado a su agenda, reuniones, cursos, conferencias... Hasta se decía que algunos integrantes de la recien abierta Escuela Superior Libre para la Ciencia del Espíritu habían sido rechazados, porque llegaron tarde e igual se los dejó acceder a la sala y Steiner dio los motivos: Se tienen opciones, se quiere venir o no se quiere venir, pero de ninguna manera se debe molestar la concentración que tienen los presentes, el que no se ha dado cuenta de ello, demuestra, que para él no ha llegado el momento de trabajar esotericamente.
Annemarie Dubach-Donath
1895 - 1972

Annemarie Dubach-Donath hace recordar que aquellos eran tiempos donde se prestaba atención a la puntualidad, que nosotros fuéramos puntuales en los ensayos, dice. La señora Marie Steiner estaba en este tema completamente desconforme con nosotras y como no había mejoras en esta situación Rudolf Steiner tomó el asunto en sus manos- Teníamos que estar preparadas pues él estaba ya allí al comienzo de los ensayos y esto tenía sus efectos. Una euritmista nuevamente estaba retrasada y por ello quería entrar por la puerta trasera que daba directamente al escenario. Y cuando abrió temerosa la puerta vió que Rudolf Steiner ya estaba en el pasillo. Entonces cerró otra vez la puerta, creyendo que no había sido notada, y esperó un par de minutos. Ella pensó que él entraría en la sala. Y cuando nuevamente con cuidado abrió la puerta - allí apareció de frente el rostro sonriente de Steiner. El se había dado cuenta que ella estaba alli y también la había esperado detrás de la puerta.

lunes, 12 de mayo de 2014

Estan brillando las estrellas...Es noche...

Están brillando las estrellas
Es noche
Se llena de tranquilidad el espacio
Todo calla
Yo siento la tranquilidad
Yo siento el callar
En mi corazón
En mi cabeza
Dios habla
Cristo habla.

A un niño de 10 años,  Johann Nikolaus Nik Ernst Fiechter (Stuttgart 5.4.1914-Arlesheim 6.2.1998), Rudolf Steiner le escribe en Junio de 1924, en una hoja de un recetario, recetario probablemente del instituto médico del Dr. Otto Palmer, estos versos de aquí arriba.
Años después Nik es médico y  el Dr. Nik Fiechter mismo, relata esta escena para una publicación que ha solicitado a todos aquellos que tuvieran un recuerdo de  Rudolf Steiner lo relaten, para que aún las nuevas generaciones sepan de todo su quehacer, aparte del desarrollo de su filosofía, y para saber  algo más de su vida personal y de su relación con las personas de entonces.
Nik escribe que tenía una enfermedad en los ojos y estaba en riesgo de perder la vista cuando su padre lo envía a Dornach para ver a Rudolf Steiner por segunda vez.  Los médicos también habían pedido consejo para esta situación  y  Rudolf Steiner había indicado además  un tratamiento.  Steiner delicado y ya postrado no recibía visitas pero permite que el niño lo vea y conversan.

Steiner le entrega a Nik con sus cálidas palabras una fuerte confianza en aceptar el destino. El niño sana, puede continuar con sus estudios, se recibe de médico, forma una familia y trabaja en Suiza hasta su fallecimiento en Arlesheim en  Febrero de 1998. Y además nos dice que por muchos años olvidó la poesía y al pedido de un recuerdo la tuvo tan presente como cuando la recibió, considerando que debe ser conocida y pueda ayudar  a otro niño en situación semejante.


Relato
Tatiana Schneider

domingo, 11 de mayo de 2014

El primer libro que hayas traducido no servirá para nada...

Una sentencia italiana si mal no recuerdo dice Traduttore, tradittore, lo cual expresa claramente que un traductor es traidor. Se trata de ser lo mas fiel posible y una traducción literal será casi imposible de entender en otra lengua. El alemán escucha a su compadre que le habla pues debe escuchar la frase hasta el final para saber de cual acción se trata, el verbo viene o se completa generalmente al final de la frase. La oración en castellano tiene un sujeto que hace algo y si estamos dialogando ya hablamos por encina o a la vez que el otro aún habla, sin que la persona haya terminado su frase, con la acción tenemos lo más importante y el predicado, dónde o cuándo pasa a segundo plano...por así decirlo hemos perdido el interés, y ya intervenimos con lo nuestro, una cuestión de educación y una cuestión de comprender el pensar en el otro idioma, los pensamientos expresados en el otro lenguaje.

Francisco Schneider fue un activo empresario, después de su etapa como empleado de banco donde leía y escribía bien inglés tanto que ayudaba a su gerente con la correspondencia extranjera, fue fundador y gerente de una empresa alimenticia “FA.NA.CO.A” Fábrica nacional de conservas aperitivas. Cuando en Argentina sólo podía ser nacional una empresa del estado, se tomo la decisión de conservar las siglas. Con el tiempo se borraron los puntos, y el nombre  hasta hoy es Fanacoa, su distintivo era una estrella de siete puntas emergiendo de un círculo.

Francisco Schneider a partir de sus 70 años comenzó su tarea de traductor, se trataba de poner el pensamiento de Rudolf Steiner en castellano, especialmente sus obras escritas. Se editaron en la Editorial Kier, posteriormente en Epidauro Editora, en aquel entonces la editora pertenecía a Weleda Argentina, luego a la Fundación San Rafael. Actualmente es propiedad de la Editorial Antroposófica.

Durante 28 años, Don Francisco como lo llamábamos, dedicaba varias horas diarias a esta tarea de traducción del alemán al castellano, compartiéndola  con su trabajo al aire libre, el cuidando del jardín de su casa. Y dialogando con él al respecto me incitaba a que también yo tomara esa tarea, pues alguien tiene que continuar lo empezado:
Alguna vez tienes que comenzar, el primer libro no servirá para nada, no estarás conforme, pero posteriormente día a día irás mejorando la tarea y nuestro quehacer es  ¡dar  acceso a esa obra tan importante para nuestro tiempo y en castellano!

Actualmente también tengo  mas de 70 años, comprendo mejor sus palabras y hace diez años que suelo ser traductora simultánea en algunos congresos en el Goetheanum, donde la técnica actual permite esta forma simultánea. Y debo decir con la señora Anna Meuss, forma de interpretación, para ser más fidedigna.
Aquí en Buenos Aires también suelo ser intérprete del alemán al castellano de algunos conferencistas que nos visitan y presentan Antroposofía y la obra de Steiner desde su experiencia de vida.




¡Hombre! ¡Usted lee a Steiner!

El destino tiende sus redes y ellas son aquellas relacionadas con Cristo Jesús, quien puede ordenar la trama del telar de la vida de los seres humanos, sí, de la humanidad.

Franz Schneider Seeger
Franz Schneider  viaja a Buenos Aires, deseaba ir a España pero su superior en el Banco donde trabajaba en Stuttgart, le dijo En España no tenemos sucursales pero sí en Argentina y así Franz se embarcó en Hamburgo hacia Buenos Aires.

En Santos sube a bordo una joven con la que hace amistad y ella le relata que en el viaje anterior ella tuvo que descender en Brasil,  mientras otro joven interesante que conoció allí siguió viaje a Buenos Aires. Le dijo que el nombre del joven era Fred Poeppig  y que tal vez por destino se encontrasen y le podría transmitir sus recuerdos.

Franz Schneider trabajaba en la contaduría del Banco, hoy Banco Alemán, en aquel entonces Banco Alemán Trasatlántico y le correspondía revisar las facturas recibidas. Una de ellas le llamó la atención tenía el membrete de Alfred Poeppig , quién vendía al banco un jabón especial para sacar las manchas de tinta de los dedos de los escribientes . En aquel entonces todo empleado escribía con lapicera y tinta en los grandes libros contables.

Fred Poeppig Herwig

Franz escribe al señor Alfred y pregunta  si conoce a  Fred Poeppig. Le responde Fred mismo diciendo que Alfred es su padre y así  los jóvenes acuerdan verse. Fred visita a Franz, quién posteriormente se nacionalizará argentino y se llamará Francisco Schneider,  y al entrar a la habitación donde Franz vive, ve sobre la mesa de luz un libro de Rudolf Steiner y antes del saludo ya expresa con alegre sorpresa : “¡Hombre, usted lee a Steiner.”

Surge así una amistad para toda la vida. Franz se emparentará con Fred al casarse con su hermana Ilse en Pascua de 1924. Y los cuatro, junto a la madre de Ilse, participarán de la Asamblea de Navidad en Dornach en 1923-1924.



Un recuerdo de infancia - La enseñanza en imágenes


Atañe al escritor Volkfried Schuster , quien aunque fue simple obrero en su estadía en Buenos Aires, dio clases a algunos niños de familias alemanas.  De algunos libros  hoy se pueden ver los títulos a través de Amazon.co.uk y tal vez ubicar alguno en anticuarios, bajo libros raros en alemán.
Colección de escritos sobre historia (1978); Sonetos: El camino hacia occidente (1980); Poesías:  El granate del lago Baikal (1981); Preguntas sobre la importancia de Rudolf Steiner y su actuación. Un intento de respuesta (1988).

Ayer recibimos la visita de uno de esos niños  hoy ingeniero, especialista en hélices para la navegación y hasta abuelo...diseñador y profesor de telar manual en Sierra de la Ventana. Y de cometas –los barriletes de papel, ancestrales desde su uso en oriente, que aman los niños en su juego con el viento.

Hablando del señor Schuster,  a quien otro niño le llamó alguna vez “ingeniero Schuster” por su capacidad de inventiva práctica.  Nuestro visitante nos dijo lo siguiente, y ahora lo describo con mis palabras:

 Siempre recuerdo una imagen que usó el señor Schuster en sus clases. Grecia tiene forma de mano y su pueblo tenía la capacidad de dar forma,  de realizar la escultura de una belleza inigualables, habilidad en las proporciones, obra manual por excelencia.
Italia, en cambio tiene forma de bota y aunque también posteriormente ha tenido arquitectos de maravilla y escultores sobresalientes, su mayor desempeño es lo militar, la destreza de sus soldados.  Sus romanos guerreros, hábiles con la espada y el escudo en el ruedo del circo frente a los leones. O en sus luchas entre gladiadores.



Oración al Angel y el Padre Nuestro en traducción de R. Steiner

Oración hacia el Angel.  O Genio Tutelar

Tú mi amigo celestial, mi Angel.
Tú que me has conducido a la tierra,
y me conducirás a través del portal de la muerte,
a la patria espiritual del alma humana.
Tú que conoces los caminos hace milenios,
no dejes de iluminarme, de robustecerme,
de aconsejarme para que pueda surgir
como fortalecido receptáculo del destino,
del entrelazador fuego del destino,
y aprenda a llenarme cada vez mas,
con el sentido de las divinas metas del mundo.
                                                    Rudolf Steiner

Padre Nuestro

Padre que eras, eres  y serás en nuestro más íntimo ser,
Tu ser será exaltado y glorificado en todos nosotros.
Tu reino se amplia en todo lo que hacemos y como nos conducimos.
Tu voluntad la realizamos con el actuar en la vida, como
Tú, O Padre, la has colocado en nuestro ánimo.
El alimento para el espíritu, el pan para la vida,
nos lo ofreces con abundancia
en todos los cambiantes pasajes de nuestra vida.
No permitas que el tentador actúe en nosotros por encima
de la fuerza de nuestra capacidad,
pues no puede haber tentación en Tu Ser.
Y el tentador nos es apariencia y engaño, de lo cual,
Tú, O Padre nos liberas a través de la luz del conocimiento.
Tu fuerza y gloria obra en nosotros en todos los períodos
de los períodos del tiempo. Amén.

 Traducido al alemán y orado por Rudolf Steiner

 Versión castellana J.Wolfram Schneider. 
 Buenos Aires, 1º de Febrero de 2006.

sábado, 10 de mayo de 2014

Aprender a caminar - Con ayuda de un broche para tender la ropa.

Así nos contó Susana dentro de nuestras clases del  Instituto Dr. Karl König  de Buenos Aires, profesorado para educación de niños,  jóvenes y adultos especiales.
Se nos pidió que trajésemos fotografías de cuando éramos niños y preparáramos un relato al respecto, estábamos estudiando las relaciones de  las percepciones sensorias, con o sin la vista, con o sin el tacto u otro sentido  y así preparamos cada una su trabajo desde su experiencia.

La más llamativa fue la de Susana, trajo una  fotografía donde se la veía de pequeña caminando hacia la cámara, más lejos detrás de ella la mamá con los brazos extendidos como si  recién hubiese dejado partir  a su niña.

Lástima, dijo Susana, que sólo  tengo el relato que hicieron mis padres de cómo me animé a caminar sin ayuda y no tengo una foto mía de espaldas que lo demuestre, porque yo aprendí a caminar con un broche para tender la ropa, primero con mi madre,  quien por último sólo tenía una punta de mi ropa en la espalda...y yo yendo hacia mi padre quien me esperaba, allí en el patio de mi casa.


Y esta vez,  la de la fotografía,  mi mamá me colocó allí donde siempre ella me sostenía un broche de tender la ropa...y yo estaba así caminando sola por primera vez.  La alegría fue tan grande que me sacaron una foto.


lunes, 5 de mayo de 2014

El traje de Enrique

Dos personajes fueron mencionados en los relatos del señor Habegger: Enrique Lambrechts, un argentino y Volkfried Schuster, un alemán. Quisiera decir algo más sobre ellos.
Yo llegué a Buenos Aires en el año 1962, trasladado al país por la empresa de aviación internacional, en la que trabajaba, sin tener casi ningún conocimiento de la Argentina y menos de la antroposofía. Mi pequeña hija asistía como alumna del segundo grado en el Colegio Rudolf Steiner – una escuela Waldorf alemán-argentina – hasta que en 1967 su maestra fue despedida debido a un conflicto entre los docentes de ese colegio.
La mitad de las familias (las no alemanas) sacaron sus hijos del colegio y fundamos una nueva escuela: Escuela San Miguel Arcángel, en otro suburbio de la ciudad, con la maestra despedida, la Fraülein Annemarie Oehring. (Una de las madres fundadores, Elena Herbón Wedeltoft, después de varios ciclos como maestra de grado, fue fundadora de otra escuela Waldorf: la Escuela Clara de Asís.) 
Así me encontré en medio de tensiones antroposóficas, no sólo entre los alemanes, sino también entre los alemanes y los argentinos.  Los alemanes consideraban a los argentinos como seres humanos todavía inmersos en el alma sensible y los argentinos consideraban a los alemanes como seres que se sentían superiores a los nativos. (Los alemanes tenían la ventaja de tener acceso a la obra de Rudolf Steiner; los argentinos sólo a una pequeña parte.) Como norteamericano a veces me sentía como un llegado de otro planeta.
Como hablaba los dos idiomas, podía ínter-actuar con los dos frentes, pero tendía a favorecer a los argentinos. Solía asistir a veces a las reuniones de la rama San Juan, donde hice amigos, especialmente los Lambrechts, los Pita y los Artuso.
Cuando Enrique Lambrechts murió algunos años después, su mujer, Lidia, me pidió hacer realidad el último deseo de Enrique: entregar su mejor traje a su mejor amigo, Volkfried Schuster, (un “alemán bueno”) ahora residente en Dornach, Suiza. (Ella sabía que yo viajaba con cierta frecuencia a Suiza, a la casa central de mi firma.) Me sorprendió mucho y me emocionó este pedido. Lidia me dijo que el Sr. Schuster les había ayudado mucho en sus estudios de la antroposofía cuando vivía en la Argentina y trabajaba como humilde obrero. El ya se había ido de la Argentina antes de mi llegada, así que no lo conocía.
La casa de diseño orgánico en Dornach donde vivía Schuster era de su hermana, Maria Schuster, ya de avanzada edad, esposa del fallecido Dr. Hans Jenny, médico y pintor suizo. Ella fue una de las euritmistas originales, amiga de Marie Steiner y de Rudolf Steiner. La casa está ubicada cien metros del Goetheanum.
Cuando toqué el timbre, Volkfried Schuster contestó. Me presenté  de parte de Lidia Lambrechts y le entregué el paquete con el traje de Enrique. Volkfried también estuvo sorprendido y se emocionó hasta al llanto. Me presentó a su hermana, que insistió que me quedara en su casa durante mi estadía en Dornach. Durante esa visita y otras me contó de sus experiencias con los Steiner y con la historia de la Sociedad Antroposófica General. Murió muchos años después con más de 100 años de edad. Volkfried y yo fuimos amigos hasta que él también murió. El Traje de Enrique fue uno de los tesoros de su vida.    


Frank Thomas Smith – 28.04.2014