martes, 15 de abril de 2014

¡Usted y su Rudolf Steiner, ya me tiene cansado!

Dos señores de edad descendían las escaleras que llevaban al Salón de Actos o Aula Magna de la Escuela Paula Albarracín de Sarmiento, hoy Escuela Rudolf Steiner, en Florida, Vicente López, Buenos Aires.

Parecían discutir y hasta bien acaloradamente  un tema. Yo iba detrás de ellos y pude oír claramente como uno le dice al otro a plena viva voz  y totalmente irritado “Usted, con su Rudolf Steiner, ya me tiene cansado”. Expresión que acompañó con un gesto hacia la frente, como cuando decimos “me tiene hasta la coronilla”.

Sin embargo en la sala se sentaron juntos  y en las pausas los observé  conversar muy animadamente y en sana concordancia, sonrientes, casi diría afectuosamente, y yo no podía comprender lo que había visto y escuchado en las escaleras. Y esta actitud fraterna de ahora.

Quedé tan intrigada por este comportamiento que denotaba una comprensión social de ambas personas inusual, hasta tal punto que comencé a preguntarme ¿Quién era ese Rudolf Steiner nombrado, quién podía lograr transformar una irritación semejante a ojos vista en  armonía social?


Uno de los señores fue por años profesor de música de esa escuela, el señor Gerd Bonwit y el otro. Juan Udewald, pertenecía a la comisión directiva integrada por padres y maestros quienes conducían la  financiación y economía de la escuela en aquel entonces, en 1966-1967 Ambos ya fallecidos.


Muchos años después comprendí que ambos paracticaban una sentencia, escrita por Steiner, en el libro "La filosofía de la libertad" el cual regalase a  Edith Maryon, artista plástica (Londers 1872,- Dornach 1924), sobre:

La moral  ética

Sólo será sanador
si en el espejo del alma humana
se forma toda la comunidad.
Y en la comunidad vive
                                     la fuerza del alma individual.



2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gunter, así es la vida y recuerdo a ambos señores muy bien. Fui al sepelio del maestro Bonwit, antes de aquellos tiempos vendía hermosas fraadas de seda, una de las cuales aún tengo, La esposa de Juan Udewald aún vive en Martínez, ha perdido la vista y tiene quién la compañe. Respuesta de Tatiana Schneider

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