sábado, 19 de abril de 2014

¿Por aquí vuelan ángeles?


¿Por aquí vuelan ángeles?

De los primeros años de la estadía de Steiner en Berlín, Woldemar Sachs ha relatado lo siguiente:

Cuando debatíamos una vez en la noche, se sentó a nuestra mesa junto a nosotros el inolvidable poeta Peter Hille,  eterno bohemio, y pidió al mozo una taza de café. Todos nosotros sabíamos que Hille nunca tenía dinero y estábamos interesados en saber cómo se escabulliría de la situación...

En este café, aquí no existía la cuenta corriente. A pesar de todo al querer irse llamó al mozo y le dijo: Por favor, ¿Cuánto debo? El mozo le respondió: el café ya está pago, de manera que Hille se da vuelta hacia nosotros y dice ¿Por aquí vuelan ángeles? Quién de ustedes fue. Yo no había sido y Steiner comentó que el estaba agradecido de poder pagar su propio café. Como nadie más estaba en el local, Peter Hille se fue cabeceando. 

Peter Hille 1854-1904

Cuando Steiner y yo dejamos a la madrugada el café, dijo Steiner, quién en aquel entonces  vivía en las afueras de la ciudad, resignado: Hoy tengo que ir a pie a casa y no podré tomar el tranvía. Yo no tenía un centavo tampoco de manera que me ofrecí ser su acompañante. Y cuando ya hacía media hora que caminábamos conversando en la noche, dijo de pronto Rudolf Steiner: Vea usted Saxerl, qué bueno fue que he jugado a ser ángel con Hille – de no ser así ¿Hubiésemos tenido nosotros esta hermosa caminata en la noche?


 Saber dar alegría a otros.

Durante la construcción del Primer Goetheanum  y antes de la primera Guerra Mundial, muchos artistas jóvenes se encontraban trabajando allí en Dornach, Suiza.
A.Biely  1880-1934
Entre ellos varios rusos. Por ejemplo Boris Nikoláyevich Bugáiev más conocido en la literatura rusa  como Andréi Biely, quien siendo escritor también tenía sus horarios para tallar en la obra del Primer Goetheanum.
Biely relata en sus memorias de aquella época una actitud observada por él en Rudol Steiner diciendo: Allí donde podía Steiner era tan amable, tanto para las palabras como para poner su atención hasta en las más insignificantes pequeñeces.

                                                                                                                                                                                                                                                          Nos invitó a cenar donde vivía y despareció de la Villa Hansi; volvió con un gran cucurucho lleno de fresas silvestres frescas, las cuales personalmente había ido a buscar a Arlesheim. El quería darnos la alegría de degustar las primeras frutillas del año.





viernes, 18 de abril de 2014



Modales de conferencista en presencia del público.

Nada de hablar con las manos en los bolsillos del pantalón...


Fred Poeppig 1900-1974
Cuando Rudolf Steiner regresó de Inglaterra en los primeros años, fue de su sastre para que por favor le modificara los bolsillos del pantalón, que se los cosiese,  se los cerrase definitivamente y que posteriormente así debían quedar.

Esto le relató el mismo sastre al euritmista, conferencista y escritor  Fred Poeppig (1900-1974). También tío de mi esposo por parte de su madre. Fred  Poeppig quién en 1920 trajese la Antroposofía a la Argentina y al Brasil, como estudiante de filosofía en la Universidad Nacional de Buenos Aires.

Esto lo hizo hacer Steiner para no caer en un momento embarazoso,  el de colocar durante una conferencia las manos en los bolsillos del pantalón, aquello que había visto en un orador inglés y le había resultado demasiado chocante y fuera de lugar, falto de elegancia y armonía frente al auditorio.



miércoles, 16 de abril de 2014



Tengo que ir a casa porque viene el doctor

Caminos en la vida con Rudolf Steiner, Recuerdos. Por Alexander Strakosch

Relató una vez  Alexander Strakosch ,  ingeniero de ferrocarriles,  la visita privada de Rudolf Steiner que recibiesen su mujer Maria (una alumna de Wassily Kandinski) y él en Viena, Austria.


Rudolf Steiner se había anunciado para las 12:00 y estaba sorprendido cuando  lo recibo en la escalera, o sea verme ya en casa,  pues  Steiner sabía muy bien que en Ferrocarriles Austríacos recién a las 12:00 comenzaba la pausa del  almuerzo. Sonriente me preguntó cuál fue el motivo que aduje para salir antes, cuando yo le respondí “Tengo que ir a casa pues viene el doctor” allí me amenazó con el dedo índice levantado, riendo de corazón, “Pero eso es “Gejesuitelt”= jesuitear”.  Lograr la meta sin preocuparse por los medios.


Teoría relacionada con los simios

Rudolf Steiner también acostumbraba en sus conferencias referirse a alguna anécdota humorística de la época. Y cuando estaba tratando la descendencia humana, frente a los Trabajadores del Primer Goetheanum, la mayoría carpinteros y especialistas en las construcciones de madera, relata también un episodio que estaba en boga en aquel entonces.


“Las personas sencillas a veces no pueden hacerse una idea clara de la descendencia- Uno sólo tiene que recordar a aquel mocoso que llega a su casa—el maestro había aclarado justamente este tema y porque estaba imbuido de la novedosa ciencia: Los hombres descienden del mono—y dice. Hoy he aprendido algo maravilloso: Los hombres descienden del mono—Allí el padre responde: Tú,  joven y tonto, esto puede ser tu caso, pero no el mío!"





martes, 15 de abril de 2014

¡Usted y su Rudolf Steiner, ya me tiene cansado!

Dos señores de edad descendían las escaleras que llevaban al Salón de Actos o Aula Magna de la Escuela Paula Albarracín de Sarmiento, hoy Escuela Rudolf Steiner, en Florida, Vicente López, Buenos Aires.

Parecían discutir y hasta bien acaloradamente  un tema. Yo iba detrás de ellos y pude oír claramente como uno le dice al otro a plena viva voz  y totalmente irritado “Usted, con su Rudolf Steiner, ya me tiene cansado”. Expresión que acompañó con un gesto hacia la frente, como cuando decimos “me tiene hasta la coronilla”.

Sin embargo en la sala se sentaron juntos  y en las pausas los observé  conversar muy animadamente y en sana concordancia, sonrientes, casi diría afectuosamente, y yo no podía comprender lo que había visto y escuchado en las escaleras. Y esta actitud fraterna de ahora.

Quedé tan intrigada por este comportamiento que denotaba una comprensión social de ambas personas inusual, hasta tal punto que comencé a preguntarme ¿Quién era ese Rudolf Steiner nombrado, quién podía lograr transformar una irritación semejante a ojos vista en  armonía social?


Uno de los señores fue por años profesor de música de esa escuela, el señor Gerd Bonwit y el otro. Juan Udewald, pertenecía a la comisión directiva integrada por padres y maestros quienes conducían la  financiación y economía de la escuela en aquel entonces, en 1966-1967 Ambos ya fallecidos.


Muchos años después comprendí que ambos paracticaban una sentencia, escrita por Steiner, en el libro "La filosofía de la libertad" el cual regalase a  Edith Maryon, artista plástica (Londers 1872,- Dornach 1924), sobre:

La moral  ética

Sólo será sanador
si en el espejo del alma humana
se forma toda la comunidad.
Y en la comunidad vive
                                     la fuerza del alma individual.



Matadero – Su diseño y construcción: realmente práctico.


El ingeniero Theodor Joseph Englert, padre del educador Waldorf Curt Conrad Englert-Faye (1899-1945), era director de una Compañía de construcción perteneciente a la ciudad de Basilea –Basler Baugesellschaft- y ayudó a Rudolf Steiner en su época en la realización del Primer Goetheanum.  El ingeniero relata un diálogo con Steiner:  “Yo le dije... que los señores de la empresa constructora, opositores a la Antroposofía, al mismo tiempo para irritarme querían otorgarme la conducción de la construcción del Matadero Estatal, lo que yo obviamente  deseché”. Pero Rudolf Steiner me respondió:  “ Mientras se siga comiendo  carne, se deben construir también mataderos, y es también una tarea interesante, construir un matadero que sea realmente práctico”.


miércoles, 9 de abril de 2014

A cien años de su muerte: Christian Morgenstern


Christian Morgenstern
       1871 - 1914
A cien años de su muerte


Yo he visto al Hombre en su forma real,
Conozco el mundo hasta su fundamento.

Yo sé que el amor es su sentido más profundo,
Y estoy aquí para amar cada vez más.

Abro los brazos como Él los abrió
y quiero como Él abrazar al mundo entero."


                                  Christian Morgenstern



Obra de arte el individuo,

obra de arte su pueblo.

Obra de arte toda la Tierra

              -  esto es la meta.



  •                                                      Christian Morgenstern



    Christian Morgenstern fue un poeta y escritor alemán. Murió su madre, Charlotte, de una enfermedad pulmonar en 1881, que Morgenstern heredaría de ella y que ensombrecería su vida con una serie de visitas a sanatorios.
    Nació el 6 de mayo de 1871, Múnich, Alemania
    Falleció 31 de marzo de 1914, Merano, Italia
    R. Steiner en su época tiene amistad  también con artistas, poetas y escritores. Por ejemplo con Christian Morgenstern y con Eduard Schuré (1841-1929) quien escribió ·"Les grand initiés" "Los grandes iniciados"  en 1889.
    Dos de las poesías de Morgenstern se encuentran aquí. Unas muestran la profundidad de su alma...  otra denota su parte artística y su humor también, y se titula:
                   Fisches               Del Pez
              Nachtgesang      La Balada Nocturna






    “Nosotros somos los afortunados…”
    Por Z

    Transcrito por Frank Thomas Smith


    Cuando nos mudamos con mi familia al campo desde Buenos Aires hace 14 años, vivimos en una casa antigua, edificio central de una estancia en una época. Había cuatro hectáreas y media de tierra que alguna vez había sido de cultivo, pero que se había convertido en lo que mi hijo, de diez años en ese momento, llamaba , con su tendencia a exagerar y mucho romanticismo, una selva. Al cabo de unos días de curiosear por la “selva” junto con su perro, encontró un viejo portaviandas herrumbrado. No tenía cerradura, pero la tapa estaba firmemente atascada por la herrumbre, así que me lo trajo para que se lo abriera, y así lo hice con ayuda de un cincel y un martillo. En vez de una pata de pollo podrida, encontramos un…¿cómo debería llamarlo? Un ensayo, o simplemente un manuscrito inconcluso. Decía lo siguiente.

     Lex Bos 
     Éramos cuatro o cinco hombres, todos más o menos de la misma edad, cuarenta y pico, salvo el Dr. Bernard Lievegoed, que entonces andaba por los sesenta y cinco, y Lex Bos, siete años mayor que yo. Éramos de diferentes nacionalidades –recuerdo a un suizo que vivía en San Pablo, Brasil, un alemán que vivía en Johannesburgo, Sudáfrica. Los demás eran europeos, si mal no recuerdo. Y yo, un argentino a punto de escapar de mi propio país a España. Lievegoed y Bos eran holandeses y estábamos en la ciudad holandesa de Zeist, en la sede central del NPI – el Instituto Pedagógico de los Países Bajos                                                                                                                            


    Dr. Bernhard Lievegoed
    A pesar de su nombre, el NPI era –y aún es –una firma consultora. Bernard Lievegoed, médico, psiquiatra y profesor universitario, había sido su fundador. En esa época, 1974, se llamaba NPI International, porque su propósito era expandir sus redes por todo el mundo. En realidad, eso era lo que estábamos haciendo allí. Lievegoed dio una especie de charla introductoria. Comenzó diciendo: “Nosotros somos los afortunados…”


       

    No puedo decir que yo había sido “reclutado” por Lex Bos, puesto que andar a la búsqueda de potenciales colegas no es lo mismo. Además, es más probable que yo le haya preguntado sobre la posibilidad de incorporarme al NPI y no que él me haya invitado a hacerlo. En ese momento yo tenía lo que muchos consideraban un buen empleo –como investigador para IATA, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo, de la que era representante en la Argentina. Pero estaba justo en esa edad en que los hombres compran su primera motocicleta y cambian de esposa. Por otra parte, la Argentina estaba sufriendo el terrorismo de grupos revolucionarios de izquierda, en particular del Ejército Revolucionario del Pueblo, que se especializaban en secuestrar ejecutivos. Mis colegas, los gerentes de las líneas aéreas, habían trasladado sus oficinas al otro lado del Río de la Plata, a Montevideo, en Uruguay. Y es que la posibilidad de ser secuestrado por un rescate o como gesto político era bien real. Yo sentía que el trabajo que estaba haciendo no valía ese riesgo. Pero algo más influenció mi decisión; a decir verdad, fue la razón principal: la antroposofía.

    La primera vez que había oído sobre esta disciplina fue cuando estaba estudiando en Alemania. Los tíos de mi futura esposa eran antropósofos y me informaron sobre el tema en el transcurso de varias conversaciones sobre asuntos existenciales. Lo que me interesó fue que incluía la idea de la rencarnación y, sin embargo, filosóficamente era occidental; es decir, su fundador y protagonista principal fue Rudolf Steiner, un filósofo y pensador esotérico austríaco.

    Conseguí trabajo en la sucursal de Aerolíneas Argentinas en Alemania sin haber terminado mis estudios de administración de empresas. Al cabo de algunos años, me incluyeron en el programa de formación gerencial y me transfirieron a la casa central en Buenos Aires. Para entonces ya me había casado y tenía un hija de tres años. Conseguimos una casita en las afueras de Buenos Aires, en un lugar llamado Florida, donde había una gran población de inmigrantes alemanes –judíos y nazis incluidos, que aparentemente ahí se llevaban bien. Los nazis nunca admitían haber comulgado con esas ideas, por supuesto. A tres cuadras de nuestra casa estaba la “Rudolf Steiner Schule”. Mi esposa era alemana, de modo que esa era la lengua materna de nuestra hija, y yo por supuesto hablaba alemán por mi estadía en Alemania, así que nos pareció práctico enviar a la niña a esa escuela…sólo al jardín de infantes, pensaba yo, ya que mi intención era mandarla a una escuela primaria inglesa o norteamericana, pues el inglés era, en mi opinión, mucho más importante para su futuro.

    Sucedió, sin embargo, que a mi hija le gustó tanto el jardín de infantes, y a mi esposa y a mí nos causó tan buena impresión todo el ambiente de la escuela, que decidimos dejar que continuara allí para la escuela primaria.

    Las escuelas Steiner o escuelas Waldorf se basan en la antroposofía, lo que me hizo recordar las conversaciones con la Tía Trude y el Tío Karl en Frankfurt. Pero cuando inquirí sobre la antroposofía en la Steiner Schule de Florida, me remitieron a un sacerdote de la Comunidad de Cristianos –una iglesia cuya teología se basa en las enseñanzas de Rudolf Steiner sobre el cristianismo. Pronto me encontré formando parte de un grupo de estudio donde se analizaban una serie de conferencias de Steiner acerca del “Evangelio de San Lucas” –en alemán, por supuesto. Me impactó. Nací y me crié como católico, pero me había apartado de la iglesia, más que nada por todas las preguntas sin respuesta –esas que se responden diciendo que “es un misterio” –lo cual, por supuesto, no es ninguna respuesta. Steiner las contestó todas, o casi todas. Y no sólo las preguntas referidas a la religión.  

    A raíz de una crisis en la Escuela Rudolf Steiner cuando mi hija estaba en segundo grado, un grupo de padres sacamos a nuestros hijos de la escuela y empezamos una nueva escuela, una nueva escuela “Waldorf”, como mejor podíamos. Así pues me fui involucrando más y más –como presidente de la Comisión Directiva y como maestro de inglés –una hora por día, para conservar mi empleo. Me di cuenta de que el sistema educativo Waldorf, basado en la antroposofía, brinda la calidez espiritual y artística que los niños necesitan, a diferencia de lo que se hace en las escuelas comunes. Y funciona, los niños están felices y florecen.

    Steiner también escribió un libro sobre “la cuestión social”. Hablaba sobre su época, por supuesto, pero mucho de lo que dice es aplicable hoy: Hacia una Renovación Social. Yo lo leí durante la Guerra Fría, cuando la dualidad capitalismo-comunismo dominaba la escena político-social. He aquí, pensé, una “tercera vía”. Lo que también me impresionó era que el mismo tipo que hablaba tanto sobre el mundo espiritual, la iniciación, la ciencia y la religión, también era versado en política y economía.

    Así que cuando Bernard Lievegoed dijo en Holanda: “Nosotros somos los afortunados…” y concluyó la oración agregando “…porque tenemos la antroposofía, y por lo tanto tenemos el deber moral de ayudar a los demás, que no la tienen,” me sentí algo sorprendido de que me incluyera entre los que “tenían” la antroposofía, y me puso a pensar en lo que eso significaba. Todavía sigo pensando y puedo decir por lo menos  lo que no quiso decir: hacer proselitismo. Lievegoed sabía que la antroposofía no es para todos. Después de todo, según Steiner, “la antroposofía es un camino de conocimiento que se propone guiar lo espiritual en el ser humano hacia lo espiritual en el cosmos. Se manifiesta como una necesidad de corazón y del sentimiento. Debe encontrar su justificación en poder satisfacer esta necesidad…”

    Para mí esto significaba responder a ciertas preguntas existenciales, como ¿Tiene sentido la vida? (Si no lo tiene, ¿cuál es el objeto? Si lo tiene, ¿cuál es ese sentido?) Creo que Rudolf Steiner respondió estas preguntas. La respuesta a la primera es: ¡Sí! Si se necesitan pruebas, bueno, basta con mirar a nuestro alrededor –a la naturaleza, donde vemos evidencias de inteligencia. La naturaleza es inteligencia, y es muy hermosa, y eficiente, aún con “sangre en garras y colmillos”. Ahora bien, si existe inteligencia en la naturaleza, algún ser o seres inteligentes deben haberla puesto allí. Nada puede tener más lógica. La inteligencia espontánea es tan imposible como la vida espontánea. Los únicos seres inteligentes, y con ello quiero decir seres pensantes, son los humanos. Pero los seres humanos no crean a la naturaleza, nacen en ella. Steiner sostenía que la naturaleza es una sustancia espiritual solidificada, que todo lo que existe en el mundo físico también existe (o pre-existe) en el mundo espiritual bajo una forma espiritual y que seres espirituales son los creadores artísticos de la Tierra y de la naturaleza.

    La pregunta central, entonces, es si realmente existe un mundo spiritual que se ocupa de los seres humanos. ¿Podemos suponer que el hombre, un ser pensante –siendo el pensamiento una actividad espiritual y por lo tanto íntimamente relacionada con el mundo espiritual –fue creado para vivir una vida sin sentido?  Bueno, sí, podemos suponerlo. Yo, en cambio, prefiero unirme a Kierkegaard e insistir –aunque sólo sea ante mí mismo –sobre lo absurdo de la vida humana sin sentido.

    La siguiente pregunta que se nos presenta es: ¿Cuál es ese sentido?

    Sabemos que la vida es muchas veces cruel e injusta. ¡Pero no siempre! También puede ser dulce y hermosa, con dejos de amor. Steiner sostenía que vivimos en un planeta, la Tierra, de amor. Es decir, la misión de la Tierra es llegar a ser un planeta de amor. Obviamente eso llevará mucho tiempo, y el resultado no está garantizado. Se requiere desarrollo –o, si se prefiere, evolución –de la conciencia y del conocimiento. Y, sobre todo, libertad. El amor no es posible sin la libertad. De modo que la razón, el sentido de la vida, es desarrollar el amor y la libertad a pesar de todos los obstáculos materiales y espirituales.

    Si nos hemos convencido de que la vida tiene sentido y que hay detrás una inteligencia espiritual, ¿cómo nos explicamos entonces las injusticias a menudo horrorosas  que ocurren diariamente en el mundo, a veces por causas naturales, pero con mayor frecuencia por la depravación humana? La única explicación es la reencarnación. Un niño muerto y/o torturado difícilmente puede ser el producto final de una inteligencia y de una justicia espirituales. No, el niño debe estar en un proceso, con oportunidad de vivir y evolucionar –¡a pesar de la muerte! Eso es algo que muchas veces sólo puede ocurrir en una futura encarnación en la Tierra El Iván de Dostoyevsky en Los hermanos Karamazov, no mata a Dios, como Nietzsche, es decir, no lo considera muerto o no existente, sino que lo rechaza por permitir el sufrimiento de los niños. Iván no tuvo en cuenta la reencarnación cuando condenaba a Dios y a su santo monje ruso.                                              

    Si hay reencarnación, también debe haber karma –la retribución por el sufrimiento que hemos causado, y la compensación por el sufrimiento padecido, pero no necesariamente durante la misma vida.

    Luego está también el “karma egoísta” –que ofrece razones prácticas para ayudar a los pobres y salvar el planeta. La India (por ejemplo) tiene actualmente mil doscientos millones de habitantes, la mayoría pobres. Y otras regiones del mundo, incluida América Latina, son también mayoritariamente pobres. Mientras tales multitudes permanezcan pobres, existe mucha más probabilidad de que cada uno de nosotros seamos pobres en futuras encarnaciones. O que tengamos que vivir en un planeta contaminado. Incluso existe la posibilidad de que no haya planeta donde encarnarse. Fin del juego…?

    El manuscrito termina aquí. No sé por qué fue escondido en un portaviandas y abandonado en el valle de Traslasierra, tan lejos de Buenos Aires. No lleva firma, por lo que ni siquiera sé quién lo escribió –en letra cursiva, dicho sea de paso. Así que lo llamo simplemente “Z”. Después de transcribirlo, me puse yo mismo a investigar la antroposofía, aunque más no fuera porque Z tenía tanto entusiasmo al respecto. Me pareció muy interesante y hasta le he dedicado una sección en Southern Cross Review. Z estaría contento con eso, estoy seguro. 
    FTS




    J. F. Arturo Habegger


    Residente de joven en Baradero,  Buenos Aires, lugar que como me dijese el  embajador de Suiza con signo de pregunta ¿Usted sabe que Baradero fue y es una colonia suiza? A mi respuesta negativa, me obsequió una publicación histórica al respecto. También en esa antesala  antes del tema principal a tratar con él, me llamó la atención en su oficina una fotografía de Carlos Pellegrini a lo cual el señor embajador también me dijo señalándolo, también Carlos Pellegrini era suizo. Luego noté que era el retrato del pintor Charles Henri
    Pellegrini, el padre de Carlos Pellegrini.

    Charles Henri Pellegrini, ingeniero y retrtista, padre de Carlos Pellegrini - Señora de Carranza

    Años después estando en Arlesheim en las cercanías de Basilea y de Dornach, del Goetheanum, asistí  a una exposición en el Museo Cultural de Arlesheim y llamativamente había una sala con la exposición de dibujos a lápiz de un artista de nombre y apellido Carlos Pellegrini...

    J. F. Arturo Habegger de joven debió una vez encender el Kacheloffen una estufa a leña que tenían en la casa de Baradero. Y buscó leña chica y papel, ellos recibían un periódico suizo y como nos pasa a todos que volvemos a leer antes de tirar o quemar, Arturo Habegger leyó un título principal “Se ha quemado el Templo de los Antropósofos” y luego leyó todo el artículo y decidió entonces escribir una carta y la dirigió así: Al Templo de los Antropósofos, Goetheanum, Dornach, Suiza.
    Lo hizo para saber de que se trataba y pidiendo información para hacerse miembro. Y Oh! Maravilla la carta llegó,  y vino la respuesta del señor Günther Wachsmuth, secretario de la Sociedad y posteriormente secretario de Steiner en su lecho de enfermo. Desde allí el señor Arturo Habegger fue miembro de la Sociedad. Por el templo en llamas, el Primer Goetheanun en llamas y la respuesta del señor Wachsmuth. Hablamos de 1923/1924.

    G. Wachsmuth 1893-1963
    Vida y Acción de Rudolf Steiner en la Tierra













    Fui a estudiar en mi juventud  Antroposofía  a la Sociedad Antroposófica en la Argentina y me inscribí  en Teosofía, con el Señor Arturo Habegger y todos teníamos nuestros libros para comenzar. Para empezar a conocernos el señor J. F. Arturo Habegger tomó la palabra y nos relató lo que les acabo de escribir. Luego cada uno relató cómo llegó a la Antroposofía y así nos fuimos conociéndo.

    En 1983 en la época de Adviento poco antes de su fallecimiento escribió: Breve reseña de los Comienzos del Movimiento Antroposófico en la Argentina.

    Bajo Guía Genealógica telefónica antigua, podremos encontrar aún su nombre y dirección J. F. Arturo Habegger en Alsina 440 tel.33.6277.

    sábado, 5 de abril de 2014

    Jörgen Smit 
    Bergen 21.7.1916  - Arlesheim 10.5.1991

    Alto como buen escandinavo. De porte severo, maestro Waldorf de toda su vida y dado al buen humor, siempre sonriente. Solía almozar en la cantina -Speisesaal- donde tanto los estudiantes como los visitantes del Goetheanum podían sentarse en su cercanía o a su mesa y compartir, no sólo la comida sino un buen diálogo.   A su vez siendo coordinador de la Sección Pedagógica del Goetheanum realizó un Congreso de Pedagogía Waldorf donde la sala del Goetheanum estaba completa y también todo el escenario estaba repleto de sillas, Nadie quería perderse ese evento de envergadura internacional.  Nos deleitó al final del encuentro con una poesía de Christian Morgenstern, un solo, representado en el escenario y ejecutado en Euritmia Todos los que se sentaban en el escenacio plegaron sus sillas y se sentaron en las escaleras de la sala Vestido como todos los días, agregó sólo una boina y una bufanda azul con una vuelta al cuello que llegaba casi al suelo de ambos lados, de frente y de espaldas, fueron así su atuendo especial. Fue bonito ver a este hombre tan alto moverse con tanta gracia o pesadez según lo necesario y a la vez con tanto buen humor, que aplaudimos hasta cansarnos.


    En una oportunidad después de muchísimos años ella hizo una visita al Goetheanum, durante un Congreso de Euritmia, si no me equivoco...Elí tenía una hermana Euritmista y así se encontraba allá entre amigos en el foyer conversando. Más lejos se encontraba a su vez Jörgen Smit conversando con otras personas. y de espaldas al grupo donde estaba la señorita Lunde. Cuando de pronto Jörgen dice:  Ustedes disculpen por aquí debe estar mi mestra la señorita Eli Lunde, acabo de oir su voz, la cual nunca se me olvida. Y comenzó a buscarla con la mirada entre los presentes, enseguida la ubicó y se unieron en un abrazo, maestra y alumno.
    Esto me lo relató Eli Lunde misma quien volvió a Buenos Aires su tierra por adopción, a sus alumnos y a quedarse para siempre en esta tierra hasta su fallecimiento. Finalizó  Eli el relato diciendo que el encuentro con Rudolf Steiner, aunque ella no se animó para nada a hablar con él y que Jörgen Smit la reconociese después de tantísimos años,  fueron dos de  los momentos mas felices de su vida.
    Un carpintero, nuestro amigo Paco, había construído un féretro como ella quería, el cual estaba bajo su cama preparado para cuando llegase el momento y nadie tuviese que hacer gastos extras por ella. Recibió una herencia que donó para la compra de un terreno en esquina y la construcción de aquello que por años se llamó Rama Grupo de trabajo Florida hasta que se  modificó la denominación y se llamó Rama Trimembración del Organismo Social hasta hoy.

    Un tercer episodio pertenece a la juventud del señor Smit como estudiante de Filología en Basilea.
    Jörgen compartía su dormitorio con otro estudiante, posteriormente otro educador waldorf noruego. Una noche así lo realató el amigo noruego. Todo el dormitorio ya estaba a oscuras y en silencio, cuando a él se le ocurre peguntar: ¿Jörgen duermes? Largo tiempo ninguna respuesta, entonces dice Bueno,  Jörgen hasta mañana. Y estando ya por dormirse escucha la respuesta lacónica de  Jörgen ¿Eso era necesario?

    En 1991 Sabia yo que Jörgen Smit estaba en la clínica y muy delicado por lo tanto pregunté a Rembert Biemond, quién se ocupaba de él y le visitaba regularmente si yo podría hacerle una visita,  Volvió Rembert con la respuesta: dice Jörgen Smit si es necesario,  y yo respondí que no es necesario que sólo deseaba agradecerle y saludarle, que lo llevaba en el corazón y eso se lo podía decir Rembert mismo por mi.
    Para mi alma hubiese sido necesario pero en su situación y para que Jörgen Smit tuviese que hacer un esfuerzo mayor... no era necesario.

    Rembert Biemond estuvo en Buenos Aires, también habló en el Museo de Bellas Artes de la futura exposición de los diseños originales de las pizarras de R. Steiner quien las  realizaba durante sus conferencias. Y hoy aún se conservan y se exponen por el mundo entero.

    Le pregunté por el fallecimiento de Jörgen Smit y me comentó que cuando le visitaba Jörgen hablaba de lo que estada viviendo, de su manera consciente de ver ya el mundo espiritual y sus plabras eran de una profundidad que alimentaba su alma, veía el cielo abierto y estaba preparado para ello, para cruzar el umbral para ir al mundo espiritual en forma consciente. Y así fué.



    miércoles, 2 de abril de 2014

    Margarethe Eckinger Euritmista de los primeros tiempos del Goetheanum

    Margarethe Eckinger, 1908 - 1993,  Euritmista


    Desde 1935 Trude Thetter fundó con Margarethe Eckinger de Dornach, por indicación de Marie Steiner, la Escuela de Viena para Euritmia y Euritmia curativa/terapéutica.


    Gritli, de regreso de Viena y ya instalada en su casa en Dornach. Gritli como todos la llamábamos con su diminutivo de niña y jovencita, me mostró una pequeña edición con diferentes relatos de sucesos premonitorios, insólitos y clarividentes, diciéndome el escritor es un amigo muy querido, su hija viene muchas veces y se hospeda en mi casa. También durante muchos años nos hospedábamos cuando ibamos a Dornach en la hermosa casa de Gritli, de tres plantas, con un jardín algo silvestre, una fuente con nenúfares y una imagen tallada en piedra en una esquina de la casa cubierta en parte con hiedra y con un hermoso rosal Queen Elizabeth delante. Todo esto  dentro de un bosquecillo de hayas, apenas a pocos metros al pie del Goetheanum, una casa con vista al valle y con mirada al atardecer. Con un sendero dentro del bosquecillo que acortaba el camino para llegar al Goetheanum. Caminillo muy fecuentado por los estudiantes del Goetheanum y también por nosotros al ir a escuchar las conferencias. O disfrutar del "Fausto" de Goethe en escena y completo, escenas de mañana, tarde y noche durante varios días.

    De niña, aún bebé y en su cuna

    Este escritor muy querido relata en su libro un suceso especial. Y Gritli nos dice aquí también estoy yo, aunque no figura mi nombre, recién ha sido editado y yo aún vivo.
    Albert Steffen, poeta y escritor suizo buscaba hospedaje y sabía que la Familia Eckinger alquilaba habitaciones. Cuando la mamá de Gritli le abre la puerta escucha que el joven Steffen le dice ¿Dónde, donde está el bebé? Ella sólo atina a contestar Arriba tan sorprendida está y el jóven sube las escaleras corriendo y  de dos en dos toma los escalones y entra en el cuarto, la señora corre detrás pues de pronto se estremece, que es lo que sucederá con este señor y la bebé. Y al llegar detrás de él ve que Steffen tiene la niña en brazos, que la auxilia para que respire, la bebé estaba azul... Gritli azul...
    Cuando todo vuelve a la normalidad, nos relató Gritli, Steffen alquiló una habitación y se convirtió con el tiempo en amigo de la familia. Ella lo recuerda con cariño en las conversaciones con su madre sobre poesía y cultura...y sabe por los relatos que él le salvó la vida. Al golpear la puerta el joven Steffen vió frente a él  en un instante un bebé a punto de morir y no dudó en llamar fuertemente y correr escaleras arriba y salvar a Gritli azul...

    De niña y de jovencita

    Rudolf Steiner para ir al Goetheanum pasaba siempre frente a la casa del bosquecillo y veía jugar a los niños.
    Y cada vez que veía a Gritli le preguntaba ¿Gritli, que vas a ser cuando seas grande? Ella no sabía que responderle y estaba segura que la próxima vez que lo viera, el doctor, así le llamaban íntimamente, le preguntaría lo mismo. ¿Gritli, que vas a ser cuando seas grande? y ella sabía que no tenía respuesta para ello.
    Gritle Eckinger *1908 +1993
    Estando Gritli alrrededor de los 15, 16 años, Steiner va camino a la colina pero hacía tiempo que no le hacía la acostumbrada pregunta. Gritli toma una resolución corre detrás de él, le alcanza y agitada le dice: Doctor Ya sé que voy a ser cuando sea grande. Rudolf Steiner sonriente le dice Ah! Ya sabes, bien, dime qué! Gritli con el corazón en la boca y completamente feliz le contesta: Euritmista.
     Muy, muy bien Gritli, ven esta tarde, hablarás con la señora Marie Steiner y enpezarás tus clases.

    Tal vez deba completar esta anécdota diciendo lo siguiente: Todos los niños del entorno antroposófico recibían clases de Euritmia y además muchas veces también actuaban, gnomos, arbustos, flores en rondas y Gritli conocía todo esto, desde niña había participado de las clases y había actuado en muchas ocasiones, entre los euritmistas verdaderos. Hasta ser ella también una verdadera Euritmista.

    Margarethe y consultas al municipio

    Margarethe Eckinger, no veía ya tan bien y estaba delicada de salud, sin embargo atendía a sus huéspedes. Se la podía ubicar diariamente en su sala  de planchar, en el souterrain de su casa,  por las tardes, sábanas, fundas, toallas, todo pasaba por su máquina de planchar. A veces se respiraba un aire a tintorería  japonesa como las de Buenos Aires,  calor, vapor y un casi silencioso sssssssssssssssss  de su máquina.

    Siempre había un estudiante alojado allí, aquel quien también podía ayudarla en su jardín. O como nosotros quienes  con J. Wolfram Schneider  por su trabajo en Weleda Group gozábamos de su casa por una semana o más días, cuando Weleda tenía un encuentro internacional de CEOs.

    Solíamos desayunar con ella, ella así recorría con nosotros en nuestros relatos nuestra Argentina, la escuelas Waldorf, la ópera en el Teatro Colón, alguna zarzuela en el Teatro Avenida o Euritmia en el Teatro Cervantes, Goetheanum Ensemble, incluidos dentro de una semana de presentación de grupos de danzas, organizado por la bailarina y profesora de ballet Beatríz Zimmermann, quien a su vez tenía una amiga Euritmista en Italia.

    Durante esos desayunos  Gritli solía invitar a otros euritmistas y el tema principal era entonces “de cajón” Euritmia y las giras programadas del año. Era sentirse vivo entre artistas de profesión...

    Tenía Gritli un hermano carpintero.  Hoy en esa carpintería la señora Judith von Halle da allí sus conferencias programadas con mucha anticipación y con lista de espera para ir a escucharla.

    También un sobrino  músico nos es conocido. Isla Eckinger  con su cuarteto de jazz quien vivía en Estados Unidos, trombonista y saxofonista.
                                      



    Gritli decide heredarle su casa y va al municipio como suiza muy ordenada  a preguntar los detalles para realizar el testamento, quería saber si podía hacer los  trámites antes de morir sin perjudicar  a nadie  al evitar así los impuestos sucesorios.

    El intendente quien  la atendió por esta situación de pedido de consejo por la herencia  a realizar, la tranquilizó de inmediato y le confirmó que podía hacer los trámites antes de morir. Ella está en plena conciencia de sus facultades y derechos y él como intendente asesor está al servicio de la población no al servicio de una ganancia municipal. Ojalá viniesen antes aquellos como usted que desean dejar sus propiedades ya en vida con decisiones claras y sin problemas  de dudas sucesorias  futuras.
    La felicitó por su decisión.
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    Hoy Isla es el propietario de esa casa en la cual Albert Steffen salvó la vida de la bebé  Gritli azul...y muchas veces se encuentra  tocando trombón o saxo  en otras ciudades, en su profesión  está de gira.     Y la casa sigue hospedando alumnos o visitantes del Goetheanum para las jornadas que allí se realizan.