Durante todo un concierto de Los
Amigos de la Música me admiré viendo desde las gradas altas un paseo de puerta
a puerta al final del escenario.
Entró la orquesta, todos los
músicos se ubicaron y comenzó la afinación, luego su director hizo su entrada y
la sala se completó con los aplausos. Cubrió
posteriormente todo el ámbito la buena y hermosa música, el silencio
interior y los sonidos en el aire nos
transportaron.
El concierto comenzó. Y en el
fondo del escenario también comenzó un paseo, el cual no permitió que yo
recordase cuales fueron las piezas musicales escuchadas. Toda mi atención fue
captada por un habitué del lugar, un gato, negro y blanco, bien cuidado.
Hoy supongo que dormitaba allí en
el fondo y la música lo arrancó con sus melodías de los brazos de Morfeo.
Había dos puertas al fondo, a la
derecha y a la izquierda, darían a pasillos y camarines…y estas puertas se
cerraron tras la entrada de los músicos y el director de la orquesta, de manera que nuestro habitué iba de
una a la otra, se quedaba sentado respetuosamente como esperando el “Sésamo
ábrete” o que un humano abriese y viendo que nada sucedía, volvía por el fondo
al ras de la pared de utilería hasta la otra puerta y nuevamente demostraba su
paciencia…Durante todo el concierto iba Don Gato de una puerta a la otra.
Esperaba pacientemente y repetía su paseo en la otra dirección. Con la música
no se podía escuchar si maullaba suavemente…probablemente no lo hacía y su
parsimonia era como de un desfile de modas. Lucía su rabo muy orondo y toda su
figura tenuemente iluminada tenía toda mi admiración…
Y despareció raudo con el
director cuando este terminó su concierto y se dirigió a una de las puertas laterales.
Escuchamos el bis, con mayor
atención, después que don gato se esfumase de la escena.
Esta experiencia me hizo
comprender una respuesta de Steiner dada a la señora Sofía Bauer que afligida
se acercó a Steiner al final de una exposición, de una conferencia, para disculparse que su gato se paseaba por el fondo del escenario
con su cola erguida frente al fondo azul y esto tras la espalda de Steiner
todo el tiempo mientras este daba su conferencia. Steiner solamente dijo a la señora, quien esperaba una queja del
orador: No pasó nada, hace mucho tiempo
que es miembro de la sociedad, de la sociedad antroposófica.
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