Percepciones extrasensoriales muy fuera de lo común
Aquí para el lector atento
hemos descrito en una u otra anécdota la capacidad de percepción de Rudolf Steiner. Los
enunciados son: La mentira. Dr. Karl Schubert y la “prácticas” en educación,
Usted tiene mucho por hacer, Anna Samweber, Herbert Grohmann, entre otros.
Una persona que deseaba
participar de las conferencias de Steiner era un viajante de comercio, quien
hacía su recorrido por toda Alemania y ubicaba sus viajes de manera tal que
pudiese asistir a ellas. Para ello debía usar muchas veces el tren nocturno y, como sabemos, ¡Allí no se
duerme tan profundamente como en casa!
Erich Trommsdorff le relató a Wolfgang G. Vögele que una vez tuvo
que dormir tres noches seguidas en tren para poder escuchar durante el día y a
la noche, o sea después del atardecer, las conferencias de Rudolf Steiner. A la
tercera noche ya se sentía bastante obnubilado y para no llamar la atención se
sentó bien atrás en la sala al pasillo. La sala estaba completa con
aproximadamente 500 personas.
“Yo
noté que por la mejor buena voluntad que pusiese no podía quedarme despierto,
por ello me levanté y en el pasillo me
apoyé contra la pared. Pero allí también noté que me amodorraba. Por ello me ubiqué en el medio del pasillo sin apoyarme en nada, ¡así obviamente tenía que
quedarme despierto! Y esto me dio realmente resultado”. Cerrando
su relato “Cuando Rudolf Steiner finalizó su exposición, descendió del
podio, tranquilamente recorrió la sala en mi dirección y me dio fuertemente la
mano”.
En este aspecto no se
trata de que el señor Trommdorff se sintiese orgulloso, para ello el señor era de
por sí muy modesto. El deseaba hacer notar las percepciones fuera de lo común
que poseía Steiner, extrasensoriales. Si uno se hace la clara idea que esto sucedía durante la conferencia, mientras le pasaban muchas cosas por la cabeza,
percibía lo que sucedía en la sala, además percibía espiritualmente: estaba atento a las preguntas interiores de los oyentes y seguro que captó visualmente lo descrito, supo apreciarlo en su justa medida, una persona se estaba esmerando, estaba empeñado en escucharle y así, con un apretón de manos lo agradecía.
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