Asociación de Médicos Antropósofos
de Argentina, Fundación San Rafael. Proyecto Hermes, Rama Siglo XXI de la
Sociedad Antroposófica.
Conmemoración a J. Wolfram
Schneider, 15 de Agosto 2015, Día de Santa María a 50 años de sus esponsales,
dos días antes de cumplirse el tercer mes de su fallecimiento.
Veamos que aunque el sol con su
brillo no las deja ver, detrás de ese
brillo se encuentran las estrellas, aquellas que son nuestro hogar celeste y
del cual venimos a este mundo de acción. Tomemos la hermosa poesía en sus
expresiones la escrita por Octavio Paz,
Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.
Hablada por Cristina Martínez y la hecha movimiento por el Euritmista Eduardo Torres, ella me permite decir que en los últimos cinco años Wolfram no quiso volver a su habitación, prefirió la sala de estar y donde desde su cama ortopédica que muchos han visto me dijo: de aquí puedo ver las estrellas y saber donde estoy, en cualquier momento que despierte.
Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.
Hablada por Cristina Martínez y la hecha movimiento por el Euritmista Eduardo Torres, ella me permite decir que en los últimos cinco años Wolfram no quiso volver a su habitación, prefirió la sala de estar y donde desde su cama ortopédica que muchos han visto me dijo: de aquí puedo ver las estrellas y saber donde estoy, en cualquier momento que despierte.
Y quiero decir con el médico
pediatra el Dr. Wilhelm zur Linden quien escribiese Nacimiento e Infancia antes que los Dres. Goebel y Glöckler dieran
a editar Pediatría para la familia...Seamos capaces de arriesgarnos a solamente
confirmarnos que todos nosotros en la profundidad de nuestro ser tenemos
nostalgia de espíritu. Fue una de sus frases favoritas.
Y me recuerda “ de
aquí puedo ver las estrellas...” de donde venimos. Zur Linden nació en
1896 y falleció el 1972. Lo conocimos, nos dijo que no tendríamos hijos,
simplemente confirmó algo que un homeópata argentino, el Dr. Cordi ya me había
dicho: Para que quieres el certificado,
para que quieres casarte si no tendrás niños. Sin embargo un médico alemán
jefe de una sala de obstetricia de un gran hospital zonal, luego de una
intervención, cálidamente me comentó si
realizas el tratamiento que dan los médicos antropósofos es posible que puedas tener
un niño, son los únicos que lo logran y cuando tengo una paciente que insiste ir
en contra de su naturaleza, la envío de un médico antropósofo, y he tenido
buenos resultados.
Mas mi idea no era hablar de nosotros
sino del Dr. Zur Linden y de un paciente suyo, muy joven de 18 años con
problemas de bilirrubina y un pronóstico severo en ese entonces. Italiano de
familia noble, romana, conoció la antroposofía y visitó al Dr. Zur Linden con
su problema y fue a pedirle consejo, no había médico que no hubiese visitado
ya. Zur Linden le salvó la vida con medicina antroposófica, el joven se
convirtió en hombre, vino a la Argentina con su primo de Rumania. Trabajaba
aquí, viajó por todo el mundo en sus vacaciones, el amaba el arte, la música y
tenía toda la obra editada de Steiner en italiano hasta el momento de su
fallecimiento. Tenemos en el foyer de este edificio una placa que lo recuerda,
pasamos todos los días frente a ella, no sabemos quien fue y consideramos, como
he oído en un “corre, ve y dile”, Wolfram se hizo de sus bienes. Debemos saber
y pensar por el Bien lo que repetimos.
Franco Baldachini así se llamó
ese joven, ese paciente, ese hombre, era un integrante de la soberana orden
militar y hospitalaria de San Juan de Jerusalem, de Rodas y de Malta. Posteriormente se llamó
Orden de San Juan. Orden de los Hermanos hospitalarios. Orden de los caballeros
hospitalarios. Y dejó de ser una orden militar. Sus cinco metas son:
conocimiento, memoria, amor, presencia, sabiduría. Su comportamiento humano
parte de San Agustín de Hipona...de los
pobres de espíritu será en reino de los cielos...los que lloran serán
consolados...los sufridos heredarán la tierra... los de hambre y sed de
justicia serán saciados...los limpios de corazón verán a Dios...los que
practican la paz son hijos de Dios...los perseguidos por atenerse a lo justo
estarán en el reino de los cielos. Todas estas palabras son guías para
cualquiera de nosotros en nuestro comportamiento social, y más en la
actualidad, donde el egoísmo cunde y lo material es hacer ”negocios”, mejor
dicho negociados y tener dinero, con ello perder presencia y decaer.
Franco único de su familia, su
primo, su madre ya fallecidos, sin relación alguna con sus hermanas bien
establecidas en Roma, decidió cumplir con la promesa hecha a su orden, entregar
todo su patrimonio a la idea hospitalaria, a Weleda S. A. cuyos
medicamentos le salvaron la vida en la juventud, al Therapeutikum San Rafael en
cierne. Sin embargo la persona que lo acompañó en su último tiempo recibió una
donación que le permitió comprarse un automóvil. También otras personas
recibieron sus dádivas, una médica, la hija de la señora Silvia Schwarz de
Weiss, viviendo en el interior recibió su televisor, sus amigos, los pocos, un
recuerdo de su paso por la tierra. La casa que se compró con la venta de su
departamento fue muchos años parte de Farmacia Klar de Weleda S. A. Pasó a la
Fundación San Rafael cuando Wolfram Schneider decidió que una fundación tendrá
las metas que hace a la Antroposofía ser la cultura de nuestra época, la
fundación a su vez permitió que la Editorial Antroposófica la comprase. Rufo
García Rubio, su propietario, tiene depósito y oficinas allí, sus hijas cada
una un departamento.
Queridos Amigos, estimados
presentes, maestro Pablo Kiteber, padres, coreutas, médicos, educadores. Debemos
a muchas personas, nuestro quehacer y nuestra tarea antroposófica, nos solemos olvidar de ellas, corresponde
ver el pasado para cuidar nuestras palabras y lograr ser limpios de corazón y
poder ver a Dios, si está en nuestro destino actual.
Wilhelm Zur Linden alumno de
Steiner escribió Mirada a través del
prisma donde plasmó sus experiencias espirituales.
Franco Baldachini tenía sobre su
escritorio dos imágenes que le acompañaban y su insignia de caballero
hospitalario.
Rudolf Steiner y Wilhelm Zur Linden, dos doctores, en
filosofía y en medicina. Dos seres merecedores de su veneración personal y con
seguridad más aún, fueron seres de sumo respeto por la vida. Le otorgaron entre
otros a Franco Baldachini conocimiento,
memoria, amor, presencia y sabiduría, cumpliendo con ello la meta de la Orden
Hospitalaria de Rodas y Malta.
Cuando paséis diariamente junto a
la placa que le recuerda tomad reconocimiento del pasado para poder vislumbrar
el futuro. Wolfram Schneider tenía una visión: la maternidad, que no logró
cumplir. Tenemos mucho por hacer y de las estrellas venimos a nuestra tarea en
la Tierra, y de las estrellas, debemos recordar, vienen los niños, quienes
serán seres que en la profundidad de su
propio ser tendrán nostalgia de espíritu.
Tatiana Czerniczyniec y
Schneider. Residente en La Loma. Boulogne. Buenos Aires, Argentina, Palabras a
pronunciar en el aula magna del Centro
médico San Rafael. C.a.B.A. el 15.8.2015.
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