En esta época olvidada del perdón y el perdonar.
¿Cuántos son los suicidas? Dejan la vida por su propia mano...
Aquellos que desde su fanatismo se aniquilan y con él matan a muchos.
Aquellos que no pueden hacer uso de su raciosinio para comprender, que morir por su propia mano sólo hace que lo deban notar allende el umbral y comprender recién allí su yerro.
Rudolf Steiner ha dado una oración para quién ha perdido de esa manera un amigo:
De lo verdadero en tí,
querido amigo,
resucite
allende el umbral.
A pesar de las ruinas
de tu mansión auto destruída
y nosotros que seguimos tu destino.
Nosotros queremos traernos a la memoria: "recapacitar"
que tú también te traigas a la memoria; "recapacites".
Y erguido
mirés hacia atrás a las ruinas
decidido, de reconstruírlas
a una nueva
mansión, firme, sólida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario