Teyú– El dragón
En la orilla sur del Alto Paraná había una roca de color
rojo, la cual era muy alta y caía muy abrupta en el Río Paraná En esa gran Roca
había una cueva, que siempre fue habitada por dragones. Los Guaraníes por ello
la llamaban el Teyú cuaré...la roca del dragón.
En tiempos lejanos era esa cueva el refugio y el hogar de
tal terrible y hambriento dragón. Era tan voraz ese animalejo, de manera que
todos los hombres le tenían un temor
incalculable. Siempre volvía a robar niños y mujeres, y muchos guerreros
valerosos fueron destrozados por él cuando querían defender sus familias.
Mas que un valiente cacique que partió para salvar la tierra
de la bestia fue con sus hombres a la más terrible de las muertes Nadie tenía la capacidad de matar al
monstruo. Era como si Aña y todos los malignos espíritus se hubiesen unido al
terrible animal.
Una mañana llegó un extranjero hasta el cacique y le dijo “
Yo iré de Teyú cuaré y lucharé con el dragón, hasta que el muera.”
Las mujeres comenzaron a llorar “ Que joven noble y
valeroso” decían “ ¡Tan bello y fuerte! El dragón lo destruirá y lo engullirá!
El jovenzuelo sonrió y dijo “No tengais miedo por mií Yo
venceré al dragón”
“Mi noble extranjero” dijo el Cacique, eres fuerte, valiente
y orgulloso” Más escucha: Ya muchos valientes guerreros entraron en la cueva. Y
eran los mejores de mi tribu.
“Yo tengo magia” respondió el joven “Con ello puedo matar a
la oscura fiera”.
Dicho y hecho se dirigió camino a la cueva del dragón..
Los hombres, las mujeres y los niños de la tribu le acompañaron
a las cercanías de la Cueva. Solo y sin armas entró el joven en ella.
Largo tiempo los hombres temerosos esperaron y en ello se
entristecieron y perdieron su coraje, porque ese noble extraño desgarrado sería
por la fiera. En ello un estruendoso aullar y rayos y un olor nauseabundo llenó el aire.
La bestia salió tambaleándose, tropezó, encandilado por el
sol y cayó aullando al suelo. Primero los guaraníes quisieron huir pero los más
aguerridos de ellos reconocieron, que la debilidad de la bestia debiera ser
usada en propio beneficio. Se volcaron con sus lanzas al monstruo hambriento y
tantas heridas le hicieron hasta que le mataron.
El joven salió caminando sonriente de la cueva. Los guaraníes
lo rodearon, danzaban y entonaban los cantos sagrados de alegría.
“Muéstranos tu magia” le pidieron “ella fue tan poderosa que
pudo destruir al dragón.” Pero el joven no tenía ni piedras ni plumas con él.
Sonriendo les mostró a los guaraníes su mano cerrada
“Aquí está el milagro”, dijo y abrió su mano. Era sólo un
rayo de Luz.
Versión castellana Tatiana Schneider, La Loma, 30 de Octubre de 2018,
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