¿Y
quién no ha visto a algún gnomo?
Es
fácil olvidar haberlos visto, ha dependido de la vida y todo lo que ella nos
ofrece...Más ver a un niño pequeño danzando entre arbustos y flores. Danzando cual
tuviese buena compañía, danza delicada con
inclinaciones y pasos tanto adelante levantando las piernas o posición en A, con las piernitas abiertas En silencio una figura
que parece ser completada por un opuesto invisible a nuestros ojos tan curiosos,
y en el rostro del niño una gran sonrisa
hasta con la alegría expresada en risas solitarias.
El
asombro y la cadencia finalizan con un inclinarse como en la escena frente a
otro ser oculto que debe estar haciendo el mismo gesto: una inclinación ceremoniosa,
profunda, y tomando a los costados con sus manitas la pernera de los
pantalones. Al buen observador ya le cayó en cuentas que las hierbas bajas frente al sendero del niño también se agitaban fuertemente durante la danza, nada parecía moverlas, ninguna brisa había. Al final de la reverencia también las hierbas -el pastito digamos- dejo de moverse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario