La libertad
humana.
Capítulo19
Capítulo19
Nuestra apreciación de las
fuentes de nuestro conocimiento no puede existir sin ser ella influenciada por nuestras acciones
prácticas. El hombre actúa de acuerdo a determinados pensamientos que yacen en
él. Aquello que realiza se guía por las intenciones, las metas, las cuales el
mismo se propone. Pero es completamente entendible que las metas, las
intenciones, los ideales, etc. llevarán el mismo carácter como el resto del
mundo de los pensamientos del hombre. Y así tendremos una verdad práctica de la
ciencia dogmática, la cual en lo esencial tendrá otro carácter que aquella que
es la consecuencia de la teoría del
conocimiento. Son las verdades a las
cuales el hombre llega en la ciencia determinadas por una necesidad concreta,
que tiene su asiento fuera del pensamiento, de esta manera serán también los
ideales en el cual el hombre basa su actuar. El hombre actúa según las leyes
cuya base en vista a lo concreto le falta: el piensa una normativa que está inscripta
desde afuera en su actuar- Este empero es el carácter de las Leyes que el hombre
debe prestar atención- El dogma como verdad practica es el orden, la obligada
moral social
Otra cosa bien diferente es
colocar como base nuestra teoría del conocimiento. Esta no reconoce otra base
de la verdad más que el contenido de los pensamientos que en ella yacen. Cuando
un ideal moral social surge, esa es la fuerza interior que yace en el contenido
de la misma que guía nuestro actuar. No porque un ideal nos es dado como una
ley actuamos nosotros por él, sino porque tiene la capacidad debido a su
contenido que es activo en nosotros y nos guía. En impulso para actuar no está afuera sino en nosotros. Nosotros
sentimos este sentimiento de cumplir el deber y a él nos sojuzgamos, debemos
actuar de una cierta manera porque nos lo demanda. Allí viene primero el Deber
y luego el Querer al cual cada uno tiene que incorporarse. Según nuestra forma
de ver no es este el caso. El Querer es soberano. Él solamente lleva a cabo aquello,
que como contenido de los pensamientos, yacen en la personalidad humana. El
hombre no se deja dar leyes por un poder externo, él es su propio emisor de
leyes, –quien se da sus leyes.
¿Quién puede también dársela
según nuestra cosmovisión? La profundidad del mundo se ha derramado
completamente en el mundo, ella no se separado/retirado del mundo para guiarlo
desde afuera, ella lo brota desde adentro, el mundo no ha de ha retirado de
ella. (Pág. 94) La mayor forma que se
presenta dentro de la realidad de la vida común, es el pensar y con él la
personalidad humana. Si con esto tiene la profundidad del mundo Metas, estas
metas son iguales a las que el hombre se propone mientras él las vive. No si el
hombre investiga una ley del Guía del Mundo,
no actúa el según esas intenciones, si no mientras él actúa según sus
propias intenciones. Pues en ellas se expresa viviendo Aquel Conductor del
Mundo. El no vive como voluntad en algún lugar fuera del hombre, él se ha introducido con su propia voluntad para
hacer depender su voluntad de la voluntad del hombre. Para que el hombre pueda
ser aquel quien es capaz de darse sus propias leyes, los pensamientos que ellos
vienen desde fuera del hombre para la determinación del mundo u otros
semejantes deben ser abandonados. En esta oportunidad hacemos notar un tratado totalmente acertado de
Kreyenbühls en la serie “Philosophische Monatsheften” –Cuadernos mensuales de
Filosofía- ejemplar 18, cuaderno 5. Él parte en forma correcta, como las
máximas de nuestro actuar se realizan a través de las inmediatas
determinaciones de nosotros como individuo; como la grandeza ética no es dada
por el poder de las leyes de ética y moral, sino del inmediato empuje de una
idea individual que se realizará. Sólo con esta
observación es posible la verdadera libertad del hombre. Cuando el hombre no
sostiene, no lleva, las bases de su actuar, sino que debe mantenerse en
dictados obligatorios, él actúa así bajo coerción, se encuentra bajo la necesidad,
casi como un ser determinado por la naturaleza. Nuestra filosofía es por ello en sentido inminentemente Filosofía de la
Libertad. Ella muestra primero en forma teórica, como todas las fuerzas etc.
deben caer, esas que dirigen el mundo desde afuera para hacer entonces al
hombre el ser su propio señor en el mejor sentido de la palabra. Cuando el
hombre actúa moral-ético, no es para nosotros un cumplir el deber, si no la
expresión de su completa naturaleza libre. El hombre no actúa porque él debe,
sino porque él quiere hacerlo.Goethe también tenía esta apreciación en la mira,
cuando el dijo: ”Lessing, quién sentía involuntariamente ciertas limitaciones
hace decir a uno de sus personajes: Nadie debe sentirse obligado. Un hombre
rico en espíritu, alegre en su sentir dijo: El que quiere el debe. Un
tercero justamente educado agregó lo
siguiente: El que se da cuenta, el
también quiere. No hay pues un acelerar para nuestro actuar más que habernos dado cuenta. Sin que alguna presión aparezca. . (Pág. 95)
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