La desaparición de la
Infancia”
por Neil Postman. Párrafos del cuestionario.
¿Es
el individuo frente al desenvolvimiento que se vislumbra impotente?
La respuesta a esta pregunta es en mi parecer
“No”. El individuo puede oponerse a ese desenvolvimiento, pero como toda oposición
ésta tiene un precio. Dicho más exactamente, esta oposición trae consigo, que
uno mismo en la existencia paterna debe realizar un acto de rebelión frente a
la cultura norteamericana. Ya solo porque los padres permanecen casados, es un
acto de desobediencia, una afrenta frente al “espíritu” de una cultura del
despilfarro, de lo desechable, que en la continuidad apenas tiene importancia.
Es también sumamente nada norteamericano si la familia, cuando esta se amplía,
queda en las cercanías, de manera que los niños diariamente comprenden la
importancia del parentesco, del respeto frente a personas mayores y pueden hacer
la experiencia de la responsabilidad que se tiene por ellos. Y aquel que
insiste, que sus propios niños disciplinen sus deseos de satisfacción inmediata,
en su sexualidad y en su moral social,
que ejerciten mantener su lengua y su estilo, este cae en oposición con casi todas
las modas de la sociedad norteamericana. Prestar atención a esto, que los niños
propios lleguen por el esfuerzo en su desenvolvimiento a dominar su escritura,
requiere de un espacio de tiempo considerable y es hasta costoso. Sin embargo
nada es más rebelde que el intento de controlar la influencia de los medios
sobre los niños propios. Tenemos dos posibilidades para hacer esto, la primera
es limitar el tiempo que los niños están expuestos a los medios. La segunda
posibilidad es seguir con diligencia, con cuidado, a cuales contenidos se
hallan expuestos y acompañar en continuidad
en conversaciones con mirada crítica sobre los temas y los valores
mismos. Las dos cosas son difíciles de lograr y exige una medida de prestar la
debida atención, la cual la mayoría de los padres no están dispuestos de
invertir en la educación de los niños.
A pesar de esto, hay padres, que se han
entregado a realizar todo esto, que se resisten a las indicaciones de su
cultura. Estos padres no sólo ayudan a sus niños a que tengan una verdadera
infancia, ellos crean al mismo tiempo una especie de elite intelectual. A corto
plazo justamente estos niños que crecen en esta familias tendrán mayores posibilidades
en la vida comercial, en las profesiones independientes y hasta en los mismos
medios.
¿Y qué se puede decir de un desenvolvimiento
a largo plazo? Sólo lo siguiente: Padres que se oponen al espíritu de su época,
conllevan la generación de un efecto de convento, de congregación, pues ellos
co-ayudan a mantener despierta la tradición de la humanidad. No nos podemos
imaginar que nuestra cultura olvida que ella necesita niños. Más que los niños
necesitan una infancia, una niñez, esto ya lo ha medio olvidado. Aquellos que
se niegan a olvidar, estos prestan un valioso servicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario