miércoles, 30 de agosto de 2017

"Mi Encuentro con Ludwig van Beethoven"

Hace muchos años conocí al maestro fundador y profesor de la escuela Waldorf Lima, el maestro y profesor Douglas Pundsack.
Fue también presidente de la Fundación Pro Arte, asociación cultural dedicada al fomento de la música clásica, auspiciadora de la Orquesta de Cámara Pro Arte y organizadora del Primer Encuentro Internacional de Jóvenes Músicos realizado en Lima, Perú, del 1º al 8 de Abril de 1986.

Ludwig van Beethoven en sus 13 años
A 20 años de este encuentro musical la maestra Julieta Fenelón de México City, ya retirada de la educación, ha reeditado un fascículo escrito por el maestro Pundsack "Mi encuentro con Ludwig van Beethoven".
Contiene un preámbulo que merece ser rescatado ::
"Hace aproximadamente veinte años, 1966, yo trabajaba como profesor en el Colegio Waldorf de Engelberg, en el valle alemán del río Rems, cuando la Junta de profesores del plantel decidió construir un auditorio y lo consultó con un arquitecto, Rex Raab. Gracias a mi insistencia se aprobó la construcción de un recinto para 700 personas, en vez de uno bastante más pequeño.
Por el mismo motivo y dado a mi afán de organizar actividades culturales, me encontré de pronto  conque me encargaron a mí, la difícil tarea de activar la vida cultural de una remota localidad provinciana.
Pese al esceptecismo de algunos colegas y al razonable temor que yo mismo tenía de un posible fracaso - pues era para mi la primera vez que emprendía una tarea como esa - me lancé a la compleja labor de gestionar, programar y promover la presentación de la Orquesta Sinfónica de la capital de la provincia.
La verdad es que moví cielo y tierra, nutrido de un poderoso entusiasmo, no sólo para cumplir la responsabilidad que me habían dado, sino para demostrarme a mí mismo mis convicciones y mi profunda fe en el hambre cultural del pueblo.. El resultado, felizmente, fue extraordinario, acudió tanto público que unos 150 que no alcanzaron asiento escucharon el concierto sentados en el suelo y en las escaleras, dejando un gran superavit en la taquilla y una inmensa alegría en mi corazón.
Lo mejor fué al terminar el concierto -que incluyó obras de Haydn, Mozart y mi amada Séptima Sinfonía de Beethoven - el colegio me mombró oficialmente Encargado de la organización de conciertos didácticos y populares. En doce años de labor el colegio se convirtió en el principal centro cultural de la zona, congregando a más de 80.000 personas al año y, sobre todo, convirtiéndome en lo que desde entonces soy hasta ahora un incansable, devoto y ardiente promotor del arte y la cultura entre el pueblo y -especialmente entre los niños y jóvenes.
Y todo gracias a mi encuentro con Beethoven..."


Mi encuentro con Ludwig van Beethoven

Cuando tenía 24 años  de edad, en 1952, tuve una experiencia que recuerdo siempre con mucha emoción. Yo estaba estudiando Pedagogía en el Magisterio de Alemania y ocurrió que el  Ministerio de Educación, dada a la escasez de profesores de esa épca, nos envió a dar clases a varias provincias y pueblos durante una emergencia que duró tres meses.
A mí me tocó una escuelita de un pequeño pueblo que no figuraba en el mapa y tuve que trabajar con niños de segundo, tercer y cuarto grado de Primaria.
Cada día estabamos conversando en clase con algunos niños mayores sobre las ilusiones y anhelos que uno quisiera ver cumplidos y se me ocurrió hacer una encuesta. Le propuse a todos los niños que escribieran en una hoja de papel "El mayor deseo anhelado" por cada uno, para conocer y comentar la fantasía de los alumnos.
Muy entusiasmados, los chicos cogieron papel y lápiz y se pusieronm a pensar, y a escribir, mientras yo esperaba muy impaciente y muy curioso. ...Pero ¡que triste descepción al leer sus respuesta...Prácticamente todos coincidían en cosas como "vivir en un palacio" comer muchos chocolares, tener muchos juguetes,  en ese estilo. Creo que hasta los propios niños quedaron tan consternados como yo por la pobreza de imaginación y de valores.
Tal es que impresionda por la expresioón que tendría mi cara, una niña se atrvió a preguntarme "¡y ested profesor, que deseo quisiera que se le cumpla?" Los demás niños exclamaron al unísono" Sí diganos su deseo"..."  lo cierto es que me quedé frío, pero me cogieron de sorpresa, pero entre el silencio expectante de todo el salón, mi cerebro cmenzó como a hervir, rápidamente...¿Cuál era mi máximo anhelo?
  Me quede absorto duante unos breves segundos. mientras venían a mi mente multitud de recuerdos en oleadas vertiginosas
  Al terminar en 1946 la Segunda Guerra Mundial - yo tenía17 años -  Alemania, mi patria, había quedado en ruinas, destrozada no sólo física sino moralmente. Miles de jóvenes adolescentes deambulábamos desolados. buscando a nuestros padres y hermanos, nuestros hogares, nuestro futuro, un camino, una respuesta...buscando nuestro espíritu entre las cenizas y entre el lodo, entre el horror y la sangre, la locura y la terrible noche de una guerra absurda y demencail. inhumna, vil...  Aunque habúa nacido en Esapaña, de padre alemán y madre inglesa, yo amaba entrañablemente la cultura alemana pero ahora y al igual que los demás jóvenes de mi edad, me sentía destrozado y sin luz, sufriendo aún los duros estragos de la guera fui sobreviviendo casi por rmilagro.
Uno de esos infernales días, logramos llegar con tres compañeros de mi edad a un café ruinoso cuya dueña nos dió abrigo y algo de comida. Pero a mí, providencialmente, lo mejor que me dió  fue algo que cambió mi vida: entre los libros que se le ocurrió prestarnos tuve la inmensa suerte de encontrar una biografía de Ludwig van Beethoven
 ¡Fué como resucitar... como respirar aire puro después de haberse asfixiado... como ver la luz después de estar ciego...! Beethoven sería mi guía; un alemán universal..un Ciudadano del Mundo...una vida al servicio de la Humanidad, a pesar del infortunio y del dolor...!

Recordando mi providencial y definitivo encuentro con Ludwig van Beethoven.en aehesión y admiración por su vida ejemplar, así como mi sublime deleite con su música genial, les dije a mis pequeños  alumnos, les diré cual es mi máximo anhelo, pero antes les contaré una historia...·y ante el entusiasmo y el animoso interés de los chicos, empecé:

"Había una vez un niño que vivía con sus dos hermano menores y sus padres en una pequeña ciudad la lado del río  Rhin. El se llamaba Ludwig y desde muy pequeño demostró tener un gran talento musical, por lo que su padre se sentía sumamente orgulloso y quería forzarlo a ser un niño prodigio, como fue Mozart.  Ludwig comenzó a publicar sus primeras composiciones para piano y a los 12 años de edad ya ayudaba a sostener económicamente a su familia, pero su padrw- que acostumbraba a emborracharse muy a menudo...lo maltrataba diariamente."
 Les segui contando, pues la historia de Ludwig van Beethoven; de cómo después de la dolorosa muerte de su madre, se instaló en Viena, Austria, conocida como "la capital musical del Mundo" donde poco a poco fue haciéndose conocer y triunfando como un genial músico y compositor. Pero también su terrible sufrimiento al comenzar s volverse sordo a los treinta años, en plena y madura producción musical.
 Es obvio que lo peor que puede ocurrirle a un músico es volverse sordo. En su "Testamemto" Beethoven escribió que sólo su profundo anhelo por legar algo vigoroso a la humanidad le impidió terminar con su vida. En este efecto . les seguí contando a los niños - en vez de suicidarsey dejarse aplastar por el infortunio y el sufrimiento, Beethoven siguió componiendo incluso cuando ya estuvo completamente sordo, poco antes de su muerte a los 56 años.
 También les conté que Beethoven le encantaba pasear por el campo y admirar la naturaleza y cómo, pese a su sordera, pudo componer su extraordinaria Sinfonía Nº 6 "Pastoral" que expresa tan profunda, dulce y pateticamente tanto la armonía de la Naturaleza como sus poderosas energías.
 Finalmente les conté a los niños las anécdotas mas conmovedoras de la dolorosa vida de Beethoven; Después de inspirarse en el bellísimo poema "Himno a la Alegría" de su compatriota Friedrich Schiller, para componer su magistral y sublime Novena Sinfonía ("Coral"), quiso dirigir el mismo la oequesta en su estreno. Fue terrible: no sólo tuvo que ayudarle disimuladamente en la dirección el primer violinista ("Concertino) sino que Beethoven siguió de espaldas al público sin escuchar los delirantes aplausos que éste le brindaba. Recién cuando una joven del coro se le acercó y lo ayudó a voltear hacia los espectadores. éstos se dieron cuenta del drama y lo aclamaron agitando sus sombreros y sus pañuelos, ante la dolorosa consternación del Gran Maestro, que sollozó profundamente emocionado.
´
Himno a la Alegría

Escicha hermano la Canción de la alegría,
el canto alegre del que espera el nuevo día-
Ven, canta, sueña cantando,
Vive soñando el nuevo sol,
en que los hombres volverán a ser hermanos...
Si en tu camino sólo existe la tristeza,
el canto amargo de la soledad completa:
ven, canta sueña cantando,
vive soñando el nuevo sol,
en que los hombres volveran a ser hermanos...
(.........)     
                  Friedriech Schiller, versión adptada.

Humboldt    J.W. von Goethe      F,Schiller         
Luego de recitarles a mis alumnos el hermoso poema de Schiller que inspiró la genial obra máxima de Beethoven, y que es un magistral y conmovedor himno al Amot, Esperanza y Fraternidad por la armonía y la paz de toda la Humanodad, les dije cual era mi mayor anhelo, mi máximo sueño: que todos mis amigos y amigas, y mis pequeños alumnos y todos los niños y jóvenes del Mundo formáramos la más grande orquesta y el más grande Coro imaginables, y estuviéramos todos perfectamente atentos y mirando con emoción y esperanzas  al Cielo y que las nubes se agitaran como en una tromenta pero que saliera el sol con rayos multicolores de arco iris, haciendo un gran contraste de luz y tiniembras....Y que de pronto y  magnífico apareciera Beethoven gigantesco y radiante, y bajara del cielo tomando su batura y dirigiendo a toda la humanidad en la más milagrosa interpretación de su Novena Sinfonía, el máximo Himno de la Fraternidad Humana, de la felicidad y de la Paz...
El salón parecía un templo imponentemente silencioso: los niños lloraban y sonreían, a la vez, calladitos y felices. Hasta que una niña de alegres trenzas y mirada dulce exclamó entre suspiros: "Yo también quisiera eso,,,!" "¡Y Yo también...y yo y yo...!, se sumaron todos. Y acabé llorando yo también.

Epílogo

Años después aprendí que un profesor con vocación de auténtico Maestro tiene que hablar de vez en cuando más allá de aquello que  los alumnos puedan entender en el momento. Una vivencia del profesor adecuadamente transmitida a sus alumnos puede proporcionarles un impulso valioso y una motivación profunda para sus vidas, sumamente útiles aún muchos años después,
¡Ojalá la lectura de estas anécdotas también resulten fructíferas!
Sí es así mi compromiso con la difusión del Arte y la Cultura para el desarrollo integral Humanista del Perú habrá sido exitoso. ¡Y todo gracias a mi encuentro con Beethoven!

Douglas Pundasack en 1986 el Año Internacional de la Paz.
Lima, Perú..






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