A mí siempre me interesó saber algo más de la vida de Steiner, tal
vez porque mis suegros lo conocieron siendo ellos jóvenes.
Me gustó saber de personas que lo
conocieron, de los que hablaron con él, de aquellos a quienes aconsejó
personalmente. Y las anécdotas son mis recuerdos de escenas leídas u oídas
también, contadas con mis palabras. La mayoría está en alemán y no las conozco
recopiladas, sino se encuentran en las memorias y diarios personales de la
gente, o en reseñas de la vida que se escribieron después del óbito.
Una revista antroposófica alemana
pidió hace unos 5 años que si aún viven personas que conocieron a Steiner
escriban su recuerdo, su vivencia y sí aparecieron algunas más. Si no me
equivoco ha fallecido, en Estados Unidos la última persona que lo conoció, hace
dos o tres años, una granjera.
Uno de los jóvenes educadores por
los cuales R. Steiner
dio el Curso de Educación Especial falleció en Schloss Hamborn, Alemania, una
institución de pedagogía curativa, hogar, escuela que el mismo generó cuando
cada uno de sus compañeros decidió “crecer” en otro sitio, falleció a los 106 años, después de hacer una
fundación con sus bienes para continuidad de la formación de maestros de la educación
especial antroposófica. O sea apenas hace un par de años.
Este señor decidió cuando cumplió
los 70 años, la edad definitiva de la jubilación alemana, que dejaba esa tarea
a todos sus compañeros y a la gente nueva y se iba de viaje para no molestar
con sus consejos de la experiencia la tarea de los “nuevos”. Cuando regresó, al
cabo de un año, todos se habían amoldado, practicaron solos, también discutieron
y se aplacaron, pues en sus tareas diarias estaba la meta: los niños, que
llamaba constantemente. Y entonces se
quedó en el lugar, ahora por pedido de sus amigos, realizando otras tareas, sin
dedicarse a la conducción de todo el hogar escuela como antes. Y venían a su
casa a pedirle consejo, a conversar, a aprender algo más, ahora de otra manera…
Se “dice” que R. Steiner le dijo cuando
comenzó con sus compañeros, él lo guardó así en su corazón: ahora que usted también está daré el curso.
Y se comenta que es el único curso que Steiner ofreció por sí mismo, nadie le
preguntó si lo podría hacer, Steiner mismo quiso hacerlo y esas palabras lo
comprueban.
Estas palabras se editaron recién
en su reseña de vida, después de su fallecimiento, pues este señor consideraba
que no debía enorgullecerse por ellas.
Pues qué afortunados tus suegros!! A nosotros nos corresponde conocer más sobre el dr. Steiner gracias tu amoroso aporte. Cariños, Gloria
ResponderEliminarGracias Gloria, Steiner también tenía su muy buen humor. Y se cuenta que salió de su casa y un joven lo saludó, se percató que una de sus medias era negra y la otra azul marino y amablemente se lo comentó. Steiner regresó para corregir esto diciendo:: Si no, mañana los antropósofos usarán una negra y una azul...Y en otra ocasión salió con un cordón de su zapato desatado y también alguien se lo hizo notar, a lo cual volviéndolo a atar dijo "No vaya a ser que mañana anden todos así"
EliminarAnécdotas antroposóficas....
ResponderEliminarAsí es Mabelein, algunas y justo estas dos lo relataron personas que estaban con él en ese momento, especialmente el joven Maikowski, quién luego fuese maestro Waldorf
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