¿Cómo llegó el ayudante de Santa a tener su nombre y un dueño a quien cuidar?
Pues en Buenos Aires se ha
instalado una nueva costumbre y nada agradable de oír para muchos animales que
en esta ciudad viven.
Comienzan los adultos sus compras
navideñas y no olvidan de llenar su cesta de fuegos artificiales, los cuales harán “sonar” y “resonar” ya para Nochebuena.
Antaño fuegos artificiales también hubo, pero para Año Nuevo, y no en
cada casa sino en la calle, la esquina por ejemplo, en algún lugar más amplio para todos, y allí
nos acercábamos con las pocas “cañitas” que teníamos, a veces algún tío nos
regalaba algunos, los llamados “rompe portones” y nos cuidaba al encender los
petardos.
Hace muchos años pregunté a un
especialista en edafología y además agricultor biológico-dinámico por estos
sucesos para las Navidades que iba en
aumento, los cuales en mi niñez no conocía y me preocupaba el gran temor de los
pequeños animales que hasta se daban a la fuga y vagaban luego sin dueño, días y días, y tan
perdidos que impedidos estaban de regresar a su hogar.
Martín me respondió algo que
hasta hoy me mueve el alma: Recuerdan el Diluvio. Yo no pude seguir la
conversación, ni atiné a preguntarle el porqué lo dice. El siempre muy parco,
tampoco dijo más nada. Y así sigo madurando este enigma.
Y año a año observo igual temor y
desesperación si es que sus dueños no están con sus mascotas, con las perrunas.
Y vuelvo a recordar esas enigmáticas palabras del ingeniero agrónomo.
Entre tanto dos años ha, Juan encontró un perro todo blanco y joven la mañana del 24 de Diciembre.
Pasó con su bicicleta, en la puerta de un bar lo encontró acurrucado y solito. Juan pensó que no podía pasar la Nochebuena solo en la calle con tantos fuegos artificiales y ruido. El animal confió, tal vez porque Juan poseía ya una calleja llamada Rita, y dueño y perra a veces se igualan con tanto mimo y más en época de fuegos artificiales.
Juan volvió a casa a dejar su bicicleta y junto a Rita volvieron a buscar al pequeño cachorro y llevarlo a su casa. Juan lo liberó de su alambre de puas lo llevó y en su casa se ocupó de curar sus heridas, más tarde de eliminar sus pulgas y vacunarlo. Joven como era aún no tenía hábitos hogareños y de compartir. Y este joven perro tomaba la vida ahora toda en juego y quería estar constantemente con su protector. A pesar de los carteles y con la fotografía, nadie vino a recogerlo...un sin dueño como muchos otros para Navidad.
Juan decidió educarlo y comenzó por darle un nombre acorde y así llegó a llamarse: el ayudante de Santa y tener dueño a quien cuidar a pesar de compartirlo, con Rita, y haciendo los corespondientes destrozos de perro joven
Con Rita en el pasillo de la casa en Buenos Aires |
Entre tanto dos años ha, Juan encontró un perro todo blanco y joven la mañana del 24 de Diciembre.
Pasó con su bicicleta, en la puerta de un bar lo encontró acurrucado y solito. Juan pensó que no podía pasar la Nochebuena solo en la calle con tantos fuegos artificiales y ruido. El animal confió, tal vez porque Juan poseía ya una calleja llamada Rita, y dueño y perra a veces se igualan con tanto mimo y más en época de fuegos artificiales.
Juan decidió educarlo y comenzó por darle un nombre acorde y así llegó a llamarse: el ayudante de Santa y tener dueño a quien cuidar a pesar de compartirlo, con Rita, y haciendo los corespondientes destrozos de perro joven
Una diablura perruna en soledad y a la llegada del dueño: fotografía |
El ayudante de Santa el 24 de Diciembre2015 |
Rita ya hace años está
esterilizada, pero no ha perdido sus hábitos de calleja, en Bariloche y en las
afueras donde viven hay mucho lugar para corretear y así Santa con su pariente
por afinidad la Rita perruna, vive al aire libre, cava pozos, algo que en la
ciudad no era posible hacer, se esconde bajo el mantel de la mesa cuando le dan un
reto por sus desastres de "can consentido."
Y antes de ir a dormir bosteza a sus anchas luego de un día muy activo. Mariela me ha enviado una fotografía de su bostezo y con ello ha nacido este relato navideño. Tal vez debiéramos llamarlo:
El ayudante de Santa, salvado en Navidad.
Y antes de ir a dormir bosteza a sus anchas luego de un día muy activo. Mariela me ha enviado una fotografía de su bostezo y con ello ha nacido este relato navideño. Tal vez debiéramos llamarlo:
El ayudante de Santa, salvado en Navidad.
"Hasta mañana" en idioma propio, desde Bariloche |
La Loma, 2do. Domingo de Adviento 4.12.2016
Nina Czerni
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