viernes, 27 de junio de 2014

Un poco de historia, desde Florida, a Villa Adelina y a Ingeniero Maschwitz...

Desde mis inquietudes para no perder gran parte de la historia del camino de la Sociedad Antroposófica en la Argentina, surgieron mis pedidos a diversos amigos, que conocieron, conocen, enseñan y aún educan en  las escuelas Waldorf en Argentina, con la intención de acrisolar todas las experiencias de aquellos primeros maestros, aquellos fundadores y co-fundadores, con la viva necesidad de que generaciones futuras de maestros y de padres lean los relatos de las personas cuyo entusiasmo y saber les llevó a realizar esta pedagogía aquí para nuestra época.
Relatos reales que llevan un hilo conductor desde la reseña del  señor J .F. Arturo Habegger, la maestra Beatríz de Artuso, la experiencia de Z. en su vida joven, Frank T. Smith y el traje de Enrique y aquello que escribió Mónica Oddino desde el ser alumna y posteriormente hasta profesora de educación waldorf .  Aquí quiero agregar el escrito de Elena Hebron Wedeltoft.  Recuerdo que hace años escuché una conferencia, Elena hablaba de su querida Pedagogía Waldorf y lo hacía en  La Feria del Libro dentro del marco de exposiciones que poseían las editoriales.
Su entusiasmo y su larga  experiencia tuvo para mí también momentos claros de revelación y ello me impulsó a pedirle a través de una de sus hijas, también hoy profesora en la formación de maestras waldorf de nivel inicial, que le pida a su madre que escriba y esta respuesta se desarrolla en este block de notas, también para ustedes lectores de anécdotas antroposóficas.

Hola Tatiana:
En colaboración con tu recopilación de los trabajos antroposóficos en esta zona del planeta, te contaré algunos hechos de mi biografía que culminaron con la fundación o co-fundación de lugares en los que se desarrollan actividades antroposóficas.
Debo decir que tuve siempre inquietudes sobre la existencia de mundos superiores, o espirituales, o divinos. Mi destino hizo que nos mudáramos a Florida, ya teniendo cinco hijos, por lo cual busqué para ellos una escuela en la que aprendieran alemán y fue la Rudolf Steiner. Por dos años, seguí pensando que era una escuela algo especial, con idioma alemán, y nada más.
Pero cuando mi hija Matilde estaba en 2do.grado, estalló un conflicto entre personas, además con violencia física delante de los niños, según me contó Matilde muy asustada, cuando la retiré al mediodía.
Gran indignación, enojo de los padres, reuniones, etc. y ahí....... la antroposofía y yo nos encontramos!  Mi guía y luego amigo hasta hoy, Frank Smith, algo más avanzado en las lecturas que yo, me fue introduciendo en el Grupo Pita, Lambrechts, etc., y juntos leímos, estudiamos, tradujimos las primeras lecturas que fueron mostrando las ideas de Steiner, que me asombraron y entusiasmaron. Debo aclarar que tenía un camino recorrido en filosofía y pedagogía, pues tenía ya mi título de profesora. Entre las traducciones hubo mucho de pedagogía, pero también de medicina y el Curso económico nacional entre otros que no recuerdo.
Con esta raíz decidimos fundar otra escuela Waldorf, dado que el conflicto continuaba en Florida. Helmut von Kügelgen vino en una visita-mediación y nos aconsejó este camino. En 1968 comenzamos, con otros padres de niños de Florida, una escuelita en casa alquilada en San Isidro, teniendo como principal conocedora a Anemarie Oehring. Me empezó a interesar mucho la pedagogía Waldorf, y un día me encontré reemplazando a una maestra y......allí me quedé, aprendiendo sobre la marcha, pues no había posibilidad de formación y hasta tuve que aprender a leer algo de alemán para acceder a la información Waldorf. La escuela creció y creció. La llamamos San Miguel Arcángel. Con mucho trabajo e intensidad, el entusiasta trabajo se contagió a padres que organizaron sucesivos eventos, que nos permitieron conseguir los medios para ampliar, comprando primero una casa y luego un terreno en el cual se erige hoy la escuela. En ella trabajé durante 25 años como maestra hasta que el stress hizo lo suyo y con 57 años, una arritmia cardíaca me hizo dejar mi querida escuela, mis compañeros casi familia después de haber acompañado más tres grupos de niños.
Además de la alegría de ir viendo plasmado el proyecto, tuvimos tiempos graves y difíciles en la época del proceso de la dictadura militar, cuando se nos espiaba, vigilaba y por un tiempo se nos clausuró ordenando reubicar a los alumnos. La protección divina tomó la forma de un padre abogado que accedió a las acusaciones, pudimos hacer descargo, siendo los años 1976-78. Hubo maestros secuestrados, que se salvaron milagrosamente.
Seminario:
Quiero agregar que el crecimiento de la escuela hizo que se necesitaran más y más maestros con alguna formación. Quienes querían profundizar en la pedagogía Waldorf debían ir a Alemania, dificultad insalvable para casi todos. Fue así que con Frank Smith y luego Ursula Vallendor fundamos el Seminario Pedagógico Waldorf que comenzó en el local de la Sociedad Antroposófica y luego en la escuela de Florida, allí fuimos también profesores. Esto sucedió paralelo a mi trabajo en la escuela, en 1989.
Nueva Vida:
Me costó reponerme pues sentía mucha tristeza de haber tenido que dejar las actividades pedagógicas.
Pero luego de un año mis energías se renovaron y nos mudamos a Ing. Maschwitz en 1992 a la tranquilidad de un lugar casi rural.
.                                      
Escuela Waldorf Clara de Asís
                             
Padres de mis últimos alumnos nos visitaban, entre ellos María Lidia y Hugo Sánchez, que encantados con el lugar, quisieron también vivir por aquí. Charlas y charlas, un jardín de infantes se fue creando en el mundo superior, y en 1994 se hizo realidad en una casa alquilada.
El descanso había hecho lo suyo, y otra vez me encontré fundado y atendiendo niños de jardín. Los co-fundadores, matrimonio Sánchez, se retiraron un tiempo después.
Siempre habíamos acariciado la idea de que todo niño que quisiera tuviera educación Waldorf y quisimos no poner cuotas obligatorias, sino trabajar según entendíamos la trimembración social, libres y sostenidos por donaciones. Realmente esto resultó posible y de modo casi milagroso la escuela se sostuvo y creció.
Un papá que murió y dejó tres niños que estaban en jardín, creo que manejó nuestras voluntades, y el grupo de maestros entusiastas, teniéndome a mí como guía con experiencia, logró que la Escuela Waldorf Clara de Asís se fundara. Yo tomé el primer grado y lo llevé hasta octavo..
Comenzó la escuela con poquitos niños. La zona se iba poblando y, como había sido la intención, recibimos niños de todo nivel social, y apoyo voluntario y donaciones. Hasta entonces, la pedagogía Waldorf  no había sido oficialmente aceptada. Pusimos gran empeño de que se reconociera la escuela como método Waldorf, con número de incorporación, siendo la escuela Clara de Asís la primera que abrió camino para esta aceptación de la enseñanza Waldorf. Tanta protección tuvimos que un día vino una familia a inscribir a su hija, y ante la convicción y entusiasmo  donaron una casa y un terreno muy valioso, que luego vendimos para adquirir el lugar y parte del edificio de la escuela "el Clara", como se la llama hoy. Año a año llegamos a la escuela de secundaría completa, y se está empezando a construir para el área de niños especiales, que desde el principio tuvimos, pero hoy han crecido en número y tenemos un excelente y entusiasta grupo terapéutico.
La institución por supuesto ha vivido las etapas evolutivas y cambios lógicos. Ya han egresado cuatro promociones de secundaría, con jóvenes especiales incluidos en cada grupo. El seguimiento de los egresados nos está dando satisfacciones en general.
Hoy tengo 81 años sigo tutorando maestros, escribiendo, pintando, colaborando, y trabajo cuando puedo en alguna ayuda de suplencia, o alguna clase como partícipe secundario, pues no quiero perder el contacto con el niño real de la época.
Las fundaciones y trabajo son huellas de mi biografía. Desearía poder agregar que “Matusalen”, un hogar para ancianos, está ya esperando ser concretado. Para ello hemos formado un grupo humano con el propósito de estudiar, capacitarse y ¿Quién sabe? Dejar la huella!...
Quiero pedir disculpas a todos aquellos colaboradores de mayor o menor cantidad de tiempo y esfuerzo que de muchos modos colaboraron con la tarea de plasmar en la tierra lo que bajaba como impulso, y obviamente no puedo nombrar por haber sido muchos los que unieron sus voluntades para las iniciativas ¡Gracias a todos, sin excluir a ninguno!

carlenaherbon@yahoo.com.ar  Elena Herbón Wedeltoft  28.04.2014.
.



2 comentarios:

  1. Muchas Gracias por compartir tan valiosa información.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida La Tucu, o será Tucu-Tucu...me alegra que despues de varios años las nuevas generaciones de exalumnos de las escuelas waldorf, las primeras, puedan tener reseñas de aquellos maestros fundadores que conocieron y apreciaron. Tatiana Schneider

      Eliminar