Irupé
La rosa acuática
Una de las maravillas de la jungla originaria en el Alto Paraná es la Rosa Irupé.
Ella nada con hojas gigantescas por sobre silenciosas y variadas lagunas. Sus bellas y perfumadas flores encantan a cada persona que las alcanza a ver.
Esta flor era hace mucho, mucho tiempo... una princesa guaraní Irupé...
Ella era una hermosa mujer elegida para ser la esposa de un poderoso cacique.
Cuando IIrupé vió por primera vez al guerrero, se enmoró en el inmediatamente, tanto que soñaba día y noche con él.
Ella casi no podía esperar a compartir el tapuí con su amado.
En aquel tiempo había guerra entre los pueblos de los guaraníes. Y antes que Irupé fuese esposa del cacique, perdió él, en una batalla, la vida. Dejó sola en este mundo a la princesa sumida en una tristeza infinita.
Los guerreros de su tribu querían ahogar la desaparición del cacique en la sangre de sus enemigos. Irupé consideraba tal venganza sin sentido.
Envuelta en recuerdos ella caminaba callada por el linde del bosque del pueblo de su tribu. La gente que la veía pasar creía que ella sufría un engaño de los sentidos, un dolor que su cuerpo había recibido.
Caminaba ella también así a lo largo de los senderos hasta donde los límites terminaban, sin prestar atención al camino. Llegando a una gran laguna siguió el camino recto hasta que el agua se cerró sobre ella.
Llegó la noche con sus estrellas y la luna... y la princesa se transformó en una gran rosa en el agua, aquellas que nosotros, los guaraníes. llamamos Irupé
Una prenda de amor
Irupé,la hermosa princesa guaraní caminaba con su amado por la orilla de la gran laguna.
Todos los anocheceres disfrutaban ver asomarse las estrellas y reflejarse en el agua. La Luna y las estrellas, noche a noche, se mostraban luminosas en el espejo del agua
Su amado, un valeroso guerrero. la adoraba de tal manera, que haría todo en la vida por ella. Él admiraba su candor, su belleza y sentía paz junto a ella.
Noche a noche hacían este paseo y conversaban... o escuchaban los sonidos de la jungla nocturna.
Irupé sintió en su corazón una noche, cubierta y oscura, un deseo y pidió una prueba de amor diciendo: "Mira, mi brazalete es bello" y lo tiró al río, continuó diciendo "Si me amas, recógelo".
El joven guerrero sin dudar de cabeza se sumergió, pasó mucho tiempo y el no reapareció.
Las estrellas se asomaron y silenciosas hicieron su camino en la noche. El joven nadar no sabía y así no volvieron ni brazalete ni mancebo.
Irupé comprendió que había hecho, su vanidad la engañó. Y llena de tristeza al agua se volvió, con su bienamado deseaba estar.
Al día asiguiente todos vieron la maravilla flotante, una gran hoja, el brazalete, rodeando la flor, Irupé nadaba en las aguas...
En recuerdo a su princesa, su guerrero y el brazalete, Irupé la rosa acuática fue " plato que lleva el agua..."
Victoria regia en el Pantanal por Daniel Gran Vielle |
La Loma, Jueves 7 de Junio 2018
Versión castellana Tatiana Schneider
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