Estando de viaje, queridos Amigos, recién ahora y algo tarde,
puedo leer las palabras en detalle para el ejercicio de reflexión
del mes de Septiembre - Octubre y Ecuanimidad se tranforma en Dignidad, también podriamos decir con otras palabras: Satisfacción se tranforma en Serenidad
Y es imposible no recordar un antiguo recitativo que con cada
hora el sereno nocturno decía en la ciudad.
Han tocado la doce
Y sereno está.
Cuan diferente era Buenos Aires entonces, un pueblo quizás
con alguien que daba la hora para saber en el despertar donde uno está, si en
su cama o en el cordón de la veredilla, de aquellas de antaño la cual al
enfrentarse dos peatones debían decidir a quién dar el paso, las damas tenían
prioridad pero no solían ir solas así es que pasarían dos... o aún alguien recordaría
al canto la hora estando en una velada de amigos y decidía pedir su sombreo, su
bastón y su capa de fieltro por el rocío de la madrugada para llegar a casa y
no recibir sermón. También las había que con mantón bordado ya iban a
misa directamente después del festín.
Han tocado las siete
Y el padre José
En la misa está.
Y este servidor
Que os ha cumplido
A su casa se va.
El deber realizado, la satisfacción de lo cumplido, por los
entornos de cada calle de la ciudad, dando las voces de las horas, llevando su
farol a vela de cebo encendido y lo más importante de todo era su: sereno
está, no refiriéndose a él mismo sino a la noche con estrellas o con luna,
pues la nombraba “luna llena es”, sin bullicio, sin querellas, sin aguacero,
sin riñas y tan serena que su firmeza del quehacer cumplido le permitía con
orgullo decir a sus convecinos: ¡Sereno está!
Tatiana Schneider
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