La auténtica verdad no es la verdad,
sino el error trascendido.
Y la verdadera realidad no es la realidad,
sino la ilusión despejada.
Y la auténtica pureza no es la pureza primigenia,
sino la impureza depurada.
Y lo verdaderamente bueno no es el bien original,
sino el mal superado.
Esto vale para todo el universo, aún para los dioses.
Pues en el camino de transformación del mal
puede generarse algo
que no se hallaba originalmente en el bien.
Habiéndose creado Dios los adversarios,
él se ha obligado a sí mismo
a revelar siempre de nuevo
su más profunda esencia
Pues en el camino de transformación del mal
puede generarse algo
que no se hallaba originalmente en el bien.
Habiéndose creado Dios los adversarios,
él se ha obligado a sí mismo
a revelar siempre de nuevo
su más profunda esencia
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