jueves, 23 de marzo de 2017

¡Educadores!, ¿Hemos aprendido a contar, a relatar en imàgenes? o hemos caído en la rutina escolar...

Padres y maestros educamos a nuestros niños en Córdoba. capital y los esperamos cordialmente- una invitación sumamente humanística. Y "Puente de Estrellas" en sus comienzo se encontraba en Antonio Nores 5423, Granja de Funes, Y su correoe-e puentedeestrellas@hotmail.com
En el primer obsequio que pensaron los educadores y los padres para hacer comprender una parte de la tarea,, es el elegir un texto de la poetisa, diplomática, feminista, pedagoga chilena Lucila de María del Perfecto Socorro Godoy Alcayuda  hija de padre de ascendencia diaguita y de madre vasca, premio Nobel de La Paz en 1945, nacida el 7 de Abril de1889 en Elqui, Montenegro y falleció en Nueva York de cáncer de páncreas el 10 de Juni de l957, habiendo, en su juventud, sido hablitada educadora en Los Ängeles. Aún escribió un texto muy ilistrativo desde su experiencia educativa sobre el CONTAR, muchos educadores actuales debieran releer todo aquelo que ella ha escrito en Avignon en 1929 A muy pocos años de la muerte de Steiner.

Gabriela Mistral  1889 - 1957

Hoy tiene  "Puente de Estrellas" escuela primaria Ecuela Micael y realizan anualmente perfecionamiento educativo para docentes de primer nivel inicial. Esta capacitación docente gira en ámbitos que hacen a la mejora de la tarea con los niñoa y la propia auto conciencia de esa profesión, dedicada los niños en jardín de infancia, niños de  escolar en primaria y en desarrollo y crecimiento.

Y es un agregado que es de distribución sin cargo pensada para difusión libre de circulación interna. y debemos saber que se tiene una Fundación Gabriela Mistral y en ella se encuentra este texto pero, queridos amigos, es allí sólo un fragmento, Una pena cuando el contenido hasta es un contenido pleno de reflexiones para todos los maestros en nuestro tiempo.

Contar
Poco toman en cuenta en las Normales para la valorización de un maestro, poco se la estiman si la tiene y menos se la exigen si el falta a esta virtud del buen contar que es cosa mayorazga en la escuela. Lo mismo pasa con las condiciones felices del maestro para hacer jugar a los niños, que constituye una vocación rara y sencillamente preciosa. Lo mismo ocurre con el lote entero de la gracia, dentro del negocio pedagógico. (El filisteísmo vive cómodo en todas partes; pero muy especialmente se ha sentado como patrón en el gremio pedagógico dirigente). 

Sin embargo, contar es la mitad de las lecciones; contar es medio horario y medio manejo de los niños, cuando, como en adagio, contar es encantar, con lo cual entra en la magia. 

Estoy hablando de la escuela primaria, naturalmente, sin que esto deje de cubrir también los tres primeros años de la secundaria. 

La zoología es un buen contar de la criatura- león, de la criatura--ave y de la criatura--serpiente, hasta que ellas, una por una, caminen, vuelen o trepen delante de los ojos del niño, gesticulen y se le metan en el alma hasta ese como núcleo en que en él tiene sentado a los demás seres con quienes entabla la linda familiaridad animal que es la mera infancia. 

Se han de dar primero las estampas, todas las posibles, abundantes, numerosas estampas, sin las cuales no habrá en la sala objeto verdadero sobre el que el niño aúpe conocimiento alguno. Sobre la lámina yo pondría la aventura o el relato --muy coloreado-- de la costumbre animal, ya sea dando el trozo escogido de una buena Antología Zoófila o el cuento de bestias que el profesor se sepa. Sólo después de esta doble estampa de la bestezuela, la estampa grabada y la oral, ya entraría en la descripción técnica, haciéndola vigorosamente enjuta, como el trazo del aguafortista, porque es engorrosa siempre para el niño; de ella pasaría, finalmente, a lo del orden y la familia, que como trabajo de generalización es bastante ingrato para el chiquito. 

Caldeado el niño con el relato, echado así de bruces en el tema, con el gusto del nadador que se zambulle, él encuentra en la criatura--abeja, o la criatura--león, como un elemento que le da el gozo, y él dará dentro del tema los pasos que se quiera, o al menos, los que permita la suma de interés levantado por la narración en confluencia con la imagen. 

La botánica no es menos contar que la zoología, al revés de lo que algunos creen. Se cuenta con la misma arquitectura bella del relato, la cosecha y la elaboración del lino; se cuentan muchos árboles americanos prodigiosos, dando al niño el mismo encantamiento de una fábula animal. Así el árbol del pan, así las palmeras --que hacen tribu vegetal--, así la tagua ecuatoriana o el alerce chileno. 

La geografía es siempre un contar en el gran geógrafo y un puro enumerar huesoso y hacer cubos de cifras en el mediocre. reclus, el admirable, contó larga y jogosamente; Sven Hedin y Humdoldt han contado. La plaga de autores de textos de geografía no sabe contar por boca propia ni tiene la hidalguía de citar con largueza de las páginas magistrales de los clásicos con que cuenta su ramo. 

De dónde viene ese pueblo feo y monótono que forman los textos de una ciencia que es genuinamente bella, como que es la dueña misma del panorama. 

El paisaje americano es una fuente todavía intacta del bello describir y el bello narrar. Ha comenzado hace unos pocos años la tarea Alfonso Reyes con La Visión de Anáhuac, y  ese largo trozo de una maestría de laca china en la descripción ha de servir como modelo a cada escritor indoamericano. Nuestra obligación primogénita de escritores es entregar a los extraños el paisaje nativo íntegramente y, además, dignamente. 

La química es también contar. Las propiedades ---y no digamos los usos--- de cada materia dan para relatos del mejor "maravilloso". Yo he hecho en una escuela de obreros uno con el yodo ---producto preciso que sólo da nuestro país--- y otro con las principales resinas, por lo cual bien sé lo que aseguro. 

Yo dividía hace años los temas en temas con aureola y temas sin aureola, es decir, los que se prestan a una transfiguración del asunto gracias a un comentario hábil y los que esquivan o rechazan su dignificación a criatura gloriosa...Ahora yo creo que no existen sino temas aureolados, o sobrenaturales, y que mi pereza para punzarlos hasta sacarles esplendor era la que me dictaba aquella tonta clasificación. He leído un artículo ajeno sobre los cristales a esas mismas alumnas y las he tenido dos horas como debajo de un hechizo. Sé que después de esa lectura su mirada para el simple vidrio, y no digamos para el cristal de roca, será una mirada nueva. 

Sobra decir que la historia es un “contar”, aunque no esté de más la perogrullada para los maestros que resuelven ese ramo en fechas, lugares y apellidos. 

Quedamos, pues, en que quien sabe contar donosamente tiene aprovechado y seguro medio programa.
Ahora vendrá esclarecer lo que es el buen contar.
Creo que no se sabe esto preguntándole a un buen técnico en fábulas, o sea a un escritor,  sino recordando a quienes nos contaron en nuestra infancia los “sucedidos” prodigiosos que nos sobrenadan en la memoria desde hace treinta años.
Mi madre no sabía contar o no le gustaba hacerlo. Mi padre sabía contar pero sabía el demasiadas cosas desde su buen latín hasta su noble dibujo decorativo, era hombre exraordinario y yo prefiero acordarme de los contadores corrientes. Dos o tres viejos de aldea me dieron el folklore de Elqui –mi región- y esos relatos con la historia bíblica que me enseñara mi hermana maestra en vez del cura, fueron toda, toda mi literatura infantil. Después he leído cuantas obras maestras del género infantil andan por el mundo. Yo quiero decir que las narrativas folkkloricas de mis cinco años y los demás que me ha venido con mi pasión folklorica después son las mejores para mi, son eso que llaman “la belleza pura” los profesores de estética, las más embriagantes como fábulas y las que yo llamo clásicas por encima de todos los clásicos.
El narrador del folklore no usa del “floridismo”, no borda florituras pedantes, florituras empalagosas; no fuerza con el adjetivo habilidoso el interés; este brota honrado y límpido del núcleo  mismo de la fábula ; el narrador floklorico es vivo a causa de su sobriedad, de que cuenta siempre alguna cosa mágica o extraordinaria a lo menos, que está bien cargada de electricidad creadora. Con la repetición milenaria el relato, como el buen gimnasta, ha perdido la grasa de los detalles superfluos y ha quedado en “puros músculos”- El relato folklirico de este modo no es largo ni se encuentra atollado  en las disgreciones, caminan como la flecha a su centro y no fatiga el ojo de niño ni de hombre. Estas son , creo, las cualidades capitanas del relato popular.
¿Y las del contador, del relator? De lo anterior se desprenden algunas de ellas.
El relator ha de ser sencillo y hasta humilde si ha de repetir sin añadidura fábula maestra que no necesita adobo, deberá ser donoso, surcado de gracia en la palabra, espejeante de donaire pues el niño es más sensible que Goethe o que Ronsard a la gracia: deberá reducirlo todo a imágenes, cuando describe, además de contar, y también cuando se cuenta dejando sin auxilio de estampa todo aquello que no puede transmutarse en ella; deberá renunciar a lo extenso que en la narración es más gozo de adulto que de niño; deberá desgajar en el racimo de fábulas que se ha ido formando las de relación caliente con su medio, fruta, árbol, bestia o paisajes cotidianos, procurará que su cara y su gesto le ayuden fraternalmente al relato bello porque el niño gusta de ver conmovido y muy vivo el rostro del que cuenta. Si su voz es fea, medios hay de que la eduque siquiera un poco hasta sacarle alguna dulzura, pues es regalo que agradece el que escucha una voz grata y que se pliega como una seda al asunto.
Si yo fuese directora de normal, una cátedra de folklore general y regional abriría en la escuela. Además –insisto- no daría título de maestro a quien no “contase” con agilidad, con dicha, con frescura y hasta con alguna fascinación.
Avignon. Francia. Febrero de 1929. Gabriela Mistral



Hoy Puente de Estrellas cuenta con una escuela primaria, una casa nuenva y sus modificaciones para convertirse en  una escuela, con un amplio terreno hasta para colocar un carpa cuando tiene un encuentro de capacitación docente de nivel inicial de jardines de infancia de todas las escuelas waldorf de todo el país, La primer semana de febrero se utiliza para esa capacitaciób y en 2017 se han encontrado por regiones en el Hostal "EL Rincón" en Villa General Belgrano. Y su programa de trabajo a pesar del caluroso verano ha sido muy stisfactorio.
El periódico La Paz ha editado un artículo sobre las Escuelas Waldof en Córdoba y sobre dos Escuelas Montesori también,

Escuela Micael
Isaac Newton 5827
Barrio Villa belgrano
Ciudad de Córdoba
Tel. +54 02563 438329 Atención de 9:00 a 12:00



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