miércoles, 13 de diciembre de 2017

Jazmin guaraní, callistemon y magnolia...














Imaginen que lo que ven no está, el tronco de la izquierda
fue un estoraque, un liquid ambar, el unico de su especie...Ya ha sido leña de hogar en este invierno tan crudo que tuvimos...Apoyábase en él un ligustrín, que alli aún está, el de hoja pequeña y flores en racimos sumamente olorosas. Perfuman el pasar a su lado... La rosa amarilla está frente a mi ventana y el jazmín paraguayo celeste-azul y blanco, llamado también jazmín guaraní, desde aquí tiene detrás un arbusto hermoso, así lo llaman los griegos: bello, es el callistemon citrinum..


Y el nombre que le da el vulgo es "limpia pipas",como si esas flores delicadas rojas, amarillas y en finísimas hebras pudiesen ¡milagro! hacerlo. A veces pienso, sí,solamente en los cuentos de hadas...
Detrás de la rosa delante del jazmín del Paraguay se encuentra una lantana llena de flores de varios tonos naranjas en ellas. Las dos barras son mis armas de tareas, la de aluminio tiene una red, la de hierro un aro con una malla fina. Y si no han adivinado, el borde de la alberca se ve claro y esas armas es mi diaria lucha con la limpieza de la superficie. Entre los tronquillos del callistemon se ve un grueso ejemplar...y tendríais que verle arriba, en lo alto, es una magnolia de flores hermosas, en caliz primero y luego en fuente, de las cuales caen al menor soplo de viento lo que yo llamo cerillas, pues así son: pequeñas blancas con cabecilla roja y en gran cantidad.
Aquí una imagen donde bien se ven las cerillas....

Cerillas vegetales, no encienden el fuego pero si la mirada de lo hermosas que son así en grupo, sobre la blanca corola que es como la palma de una mano blanca blanca, gigante en comparación a ellas..
Y ahora que conocen por mi relato más esta imagen, cambiarla no quiero. Buscaré otras también desde mi ventana para relatarles algo de ellas, de su vida cotidiana.

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