Jean Ziegler * Thun, Suiza *19.4.1934 |
Es originaria de Josef Beuys la frase " Los misterios suceden en las estaciones del ferrocarril".
A veces esta frase se comprende de tal manera como que no es necesario que se estudie Antroposofía, pues cada uno de nosotros ya la tiene en su estómago.
A veces esta frase se comprende de tal manera como que no es necesario que se estudie Antroposofía, pues cada uno de nosotros ya la tiene en su estómago.
Josef
Beuys mismo ha actuado de otra manera, él ha leído a Rudolf Steiner. Pues para
reconocer los misterios en las estaciones del ferrocarril, hay que saber algo:
que han sido los misterios. Y esto sólo se puede encontrar pleno de contenido
en la obra de Rudolf Steiner.
Un
ejemplo para estos „Misterios en la estación del ferrocarril” o exactamente
dicho para los de la “Conferencia Mundial sobre el azúcar 1964”, se encuentra en el curso de la vida de Jean
Ziegler. Este extraordinario Sociólogo, político, publicista y relator especial de las Naciones Unidas, quién ahora
tiene 83 años. (Y es actualmente vicepresidente del Comité asesor del Consejo sobre los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y profesor de Sociología en la Universidad de Ginebra y la Sorbonna. N.del traductor)
Durante
toda su vida ha luchado en contra de la
injusticia en el mundo y contra nuestro “orden caníbal del mundo”, como él le
llama. Puede ser nominado como la voz de
la conciencia social de Suiza y de Centro Europa.
Las coordenadas espirituales de Ziegler son
Marx, Engels, Brecht, Jaurés y Che Guevara, a quién él mismo cita muchas
veces. Pero todo esto no cambia nada de
los desastres que él destapa.. Estos están realmente presentes.
No
cambia para nada la base honrada de su posicionamiento. No cambia nada en su
buen corazón que, por el bienestar de la persona individual en todo el mundo,
late.
Quién
hoy lucha para la solidaridad y la hermandad y para la Triformación del orden
Social de Rudolf Steiner y no lo puede aceptar, ese se queda en primera
instancia colgado en las coordenadas nombradas. Por supuesto que Jean Ziegler
no justifica los errores ni lo delictuoso del comunismo soviético como Lenin y Stalin
lo realizaron.
Y
ahora hacia la cuestión de los así llamados Misterios en la estación del
ferrocarril. Jean Ziegler relata en el periódico ( Zurcher Zeitung del 2/3 de
Septiembre 2017) como él en el año 1964 durante la Conferencia mundial sobre el azúcar en Ginebra fue por 12 días
consecutivos chofer de Ernesto Che Guevara.
Cuando
ellos se despidieron juntó Ziegler todo su coraje y le dijo “Comandante, yo quiero ir con usted”, Che lo condujo hacia una
ventana y le mostró la ciudad de Ginebra con toda su riqueza, sus bancos y
casas de comercio “Mira, esta ciudad es
el cerebro de un monstruo, aquí has
nacido tú, aquí debes luchar” Luego de esto Che lo dejó parado y no se
ocupó más de él. Jean Ziegler estaba anonadado y desilusionado. Pero en
definitiva debido a ello recibió Ziegler
su deber en la vida, para el cual él actuó en los siguientes decenios de su
vida y a lo mejor más exitoso que el mismo Che Guevara. Y Che Guevara como
Ziegler mismo remarca, le salvó así la vida.
Este encuentro me recuerda al encuentro de
Rudolf Steiner con su Meister, como él se lo relató a Edouard Schuré. El
Meister que era severo, duro y parco, le dijo en aquel entonces a Rudolf Steiner
de 18 o 19 años: “Todo bajo el manto de
la filosofía idealista”(Obras completas
GA 262, primera edición de 1967, página 9, Document du Barr de
Septiembre 1907). Esta corta frase determinó la primera mitad de la vida de
Rudolf Steiner y con ello en definitiva toda su vida. Semejante a las pocas
palabras que Che Guevara dirigió a Jean Ziegler.
Un
proceso siguiente de la iniciación en los misterios fue, que el iniciado conoce
su verdadero nombre, el que tiene en el mundo espiritual. A veces esto se
expresa de manera tal que el iniciado después de su iniciación cambia el nombre
externo que posee. Lo escencial sin embargo sucede puramente en espíritu, al
iniciado le son conscientes sus encarnaciones anteriores.
Con
Jean Ziegler sucedió una impronta de ello. En los años sesenta él visitó la región en crisis, el Kongo, y escribió un
informe que Jean Paul Sartre quería imprimir en su revista. Simone de Beauvoir
le preguntó a Ziegler cuando este les visitó en Paris, como es que él se llama.
En aquel entonces se llamaba todavía Hans. Beauvoir opinó “Hans no es ningún nombre, tú te llamas Jean”
Desde
allí en más él se llamó sólo Jean Ziegler. Y quien recapacite, que importante
puede ser el sonido del nombre... Hans sería típicamente reconocido en otros
países como un nombre alemán. Esa persona reconoce que Simone de Beauvoir tenía
razón y que le dio a Jean Ziegler un importante elemento para su éxito. Jean
Ziegler es también suizo algo que para su veta revolucionaria denota un
equilibrio bienhechor. El mundo no tiene miedo de un suizo, frente a un alemán
según las circunstancias, sí.
Friedwart Husemann, Uplengen (Ostfriesland)
Impreso en Ein Nachrichtenblatt Nª 23, 19 de Noviembre
2017
La
Loma 5.12.2017, versión castellana, sin revisión del autor.
Tatiana Schneider
Tatiana Schneider
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