martes, 5 de diciembre de 2017

Jean Ziegler. Ernesto Che Guevara

Jean Ziegler * Thun, Suiza *19.4.1934

Es originaria de Josef Beuys la frase " Los misterios suceden en las estaciones del ferrocarril".
A veces esta frase se comprende de tal manera como que no es necesario que se estudie Antroposofía, pues cada uno de nosotros ya la tiene en su estómago.
 Josef Beuys mismo ha actuado de otra manera, él ha leído a Rudolf Steiner. Pues para reconocer los misterios en las estaciones del ferrocarril, hay que saber algo: que han sido los misterios. Y esto sólo se puede encontrar pleno de contenido en la obra de Rudolf Steiner.
 Un ejemplo para estos „Misterios en la estación del ferrocarril” o exactamente dicho para los de la “Conferencia Mundial sobre el azúcar 1964”,  se encuentra en el curso de la vida de Jean Ziegler. Este extraordinario Sociólogo, político, publicista y relator especial de las Naciones Unidas, quién ahora tiene 83 años. (Y es actualmente vicepresidente del Comité asesor del Consejo sobre los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y profesor de Sociología en la Universidad de Ginebra y la Sorbonna. N.del traductor)

Durante toda su vida ha luchado  en contra de la injusticia en el mundo y contra nuestro “orden caníbal del mundo”, como él le llama. Puede ser nominado como  la voz de la conciencia social de Suiza y de Centro Europa. 
Las coordenadas espirituales de Ziegler son Marx, Engels, Brecht, Jaurés  y  Che Guevara, a quién él mismo cita muchas veces. Pero todo esto no cambia nada  de los desastres que él destapa.. Estos están realmente presentes.
No cambia para nada la base honrada de su posicionamiento. No cambia nada en su buen corazón que, por el bienestar de la persona individual en todo el mundo, late.
Quién hoy lucha para la solidaridad y la hermandad y para la Triformación del orden Social de Rudolf Steiner y no lo puede aceptar, ese se queda en primera instancia colgado en las coordenadas nombradas. Por supuesto que Jean Ziegler no justifica los errores ni lo delictuoso del comunismo soviético como Lenin y Stalin lo realizaron.

Y ahora hacia la cuestión de los así llamados Misterios en la estación del ferrocarril. Jean Ziegler relata en el periódico ( Zurcher Zeitung del 2/3 de Septiembre 2017) como él en el año 1964 durante la Conferencia mundial sobre el azúcar en Ginebra fue por 12 días consecutivos chofer de Ernesto Che Guevara.
Cuando ellos se despidieron juntó Ziegler todo su coraje y le dijo “Comandante, yo quiero ir con usted”, Che lo condujo hacia una ventana y le mostró la ciudad de Ginebra con toda su riqueza, sus bancos y casas de comercio “Mira, esta ciudad es el cerebro de un monstruo, aquí has nacido tú, aquí debes luchar” Luego de esto Che lo dejó parado y no se ocupó más de él. Jean Ziegler estaba anonadado y desilusionado. Pero en definitiva debido a ello  recibió Ziegler su deber en la vida, para el cual él actuó en los siguientes decenios de su vida y a lo mejor más exitoso que el mismo Che Guevara. Y Che Guevara como Ziegler mismo remarca, le salvó así la vida.

Este encuentro me recuerda al encuentro de Rudolf Steiner con su Meister, como él se lo relató a Edouard Schuré. El Meister que era severo, duro y parco, le dijo en aquel entonces a Rudolf Steiner de 18 o 19 años: “Todo bajo el manto de la filosofía idealista”(Obras completas  GA 262, primera edición de 1967, página 9, Document du Barr de Septiembre 1907). Esta corta frase determinó la primera mitad de la vida de Rudolf Steiner y con ello en definitiva toda su vida. Semejante a las pocas palabras que Che Guevara dirigió a Jean Ziegler.

Un proceso siguiente de la iniciación en los misterios fue, que el iniciado conoce su verdadero nombre, el que tiene en el mundo espiritual. A veces esto se expresa de manera tal que el iniciado después de su iniciación cambia el nombre externo que posee. Lo escencial sin embargo sucede puramente en espíritu, al iniciado le son conscientes sus encarnaciones anteriores.

Con Jean Ziegler sucedió una impronta de ello. En los años sesenta él visitó  la región en crisis, el Kongo, y escribió un informe que Jean Paul Sartre quería imprimir en su revista. Simone de Beauvoir le preguntó a Ziegler cuando este les visitó en Paris, como es que él se llama. En aquel entonces se llamaba todavía Hans. Beauvoir opinó “Hans no es ningún nombre, tú te llamas Jean”
Desde allí en más él se llamó sólo Jean Ziegler. Y quien recapacite, que importante puede ser el sonido del nombre... Hans sería típicamente reconocido en otros países como un nombre alemán. Esa persona reconoce que Simone de Beauvoir tenía razón y que le dio a Jean Ziegler un importante elemento para su éxito. Jean Ziegler es también suizo algo que para su veta revolucionaria denota un equilibrio bienhechor. El mundo no tiene miedo de un suizo, frente a un alemán según las circunstancias, sí.

Friedwart Husemann, Uplengen (Ostfriesland)
Impreso en Ein Nachrichtenblatt Nª 23, 19 de Noviembre 2017
La Loma 5.12.2017, versión castellana, sin revisión del autor.
Tatiana Schneider





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