Están brillando las estrellas
Es noche
Se llena de tranquilidad el espacio
Todo calla
Yo siento la tranquilidad
Yo siento el callar
En mi
corazón
En mi cabeza
Dios habla
Cristo habla.
A un niño de 10
años, Johann Nikolaus Nik Ernst Fiechter
(Stuttgart 5.4.1914-Arlesheim 6.2.1998), Rudolf Steiner le escribe en Junio de
1924, en una hoja de un recetario, recetario probablemente del instituto médico
del Dr. Otto Palmer, estos versos de aquí arriba.
Años después
Nik es médico y el Dr. Nik Fiechter
mismo, relata esta escena para una publicación que ha solicitado a todos aquellos
que tuvieran un recuerdo de Rudolf
Steiner lo relaten, para que aún las nuevas generaciones sepan de todo su
quehacer, aparte del desarrollo de su filosofía, y para saber algo más de su vida personal y de su relación
con las personas de entonces.
Nik escribe que
tenía una enfermedad en los ojos y estaba en riesgo de perder la vista cuando
su padre lo envía a Dornach para ver a Rudolf Steiner por segunda vez. Los médicos también habían pedido consejo para
esta situación y Rudolf Steiner había indicado además un tratamiento. Steiner delicado y ya postrado no recibía
visitas pero permite que el niño lo vea y conversan.
Steiner le entrega
a Nik con sus cálidas palabras una fuerte confianza en aceptar el destino. El
niño sana, puede continuar con sus estudios, se recibe de médico, forma una
familia y trabaja en Suiza hasta su fallecimiento en Arlesheim en Febrero de 1998. Y además nos dice que por
muchos años olvidó la poesía y al pedido de un recuerdo la tuvo tan presente
como cuando la recibió, considerando que debe ser conocida y pueda ayudar a otro niño en situación semejante.
Relato
Tatiana Schneider
Tatiana Schneider
No hay comentarios:
Publicar un comentario