El destino tiende sus redes y
ellas son aquellas relacionadas con Cristo Jesús, quien puede ordenar la trama
del telar de la vida de los seres humanos, sí, de la humanidad.
Franz Schneider Seeger |
En Santos sube a bordo una joven
con la que hace amistad y ella le relata que en el viaje anterior ella tuvo que
descender en Brasil, mientras otro joven
interesante que conoció allí siguió viaje a Buenos Aires. Le dijo que el nombre
del joven era Fred Poeppig y que tal vez
por destino se encontrasen y le podría transmitir sus recuerdos.
Franz Schneider trabajaba en la
contaduría del Banco, hoy Banco Alemán, en aquel entonces Banco Alemán Trasatlántico
y le correspondía revisar las facturas recibidas. Una de ellas le llamó la
atención tenía el membrete de Alfred Poeppig , quién vendía al banco un jabón
especial para sacar las manchas de tinta de los dedos de los escribientes . En aquel
entonces todo empleado escribía con lapicera y tinta en los grandes libros
contables.
Fred Poeppig Herwig |
Franz escribe al señor Alfred y pregunta si conoce a Fred Poeppig. Le responde Fred mismo diciendo que Alfred es su padre y así los jóvenes acuerdan verse. Fred visita a Franz, quién posteriormente se nacionalizará argentino y se llamará Francisco Schneider, y al entrar a la habitación donde Franz vive, ve sobre la mesa de luz un libro de Rudolf Steiner y antes del saludo ya expresa con alegre sorpresa : “¡Hombre, usted lee a Steiner.”
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