Una sentencia italiana si mal no recuerdo dice Traduttore, tradittore, lo cual expresa claramente que un traductor es traidor. Se trata de ser lo mas fiel posible y una traducción literal será casi imposible de entender en otra lengua. El alemán escucha a su compadre que le habla pues debe escuchar la frase hasta el final para saber de cual acción se trata, el verbo viene o se completa generalmente al final de la frase. La oración en castellano tiene un sujeto que hace algo y si estamos dialogando ya hablamos por encina o a la vez que el otro aún habla, sin que la persona haya terminado su frase, con la acción tenemos lo más importante y el predicado, dónde o cuándo pasa a segundo plano...por así decirlo hemos perdido el interés, y ya intervenimos con lo nuestro, una cuestión de educación y una cuestión de comprender el pensar en el otro idioma, los pensamientos expresados en el otro lenguaje.
Francisco Schneider fue un activo empresario, después de su etapa como empleado de banco donde leía y escribía bien inglés tanto que ayudaba a su gerente con la correspondencia extranjera, fue fundador y gerente de una empresa alimenticia “FA.NA.CO.A” Fábrica
nacional de conservas aperitivas. Cuando en Argentina sólo podía ser nacional
una empresa del estado, se tomo la decisión de conservar las siglas. Con el
tiempo se borraron los puntos, y el nombre hasta hoy es Fanacoa, su distintivo era una
estrella de siete puntas emergiendo de un círculo.
Francisco Schneider a partir de sus 70 años comenzó su tarea
de traductor, se trataba de poner el pensamiento de Rudolf Steiner en castellano, especialmente sus obras
escritas. Se editaron en la Editorial Kier, posteriormente en Epidauro Editora, en aquel entonces la editora pertenecía
a Weleda Argentina, luego a la Fundación San Rafael. Actualmente es propiedad de la Editorial
Antroposófica.
Durante 28 años, Don
Francisco como lo llamábamos, dedicaba varias horas diarias a esta tarea de traducción del alemán al castellano,
compartiéndola con su trabajo al aire
libre, el cuidando del jardín de su casa. Y dialogando con él al respecto me
incitaba a que también yo tomara esa tarea, pues alguien tiene que continuar lo
empezado:
Alguna vez tienes que comenzar, el primer libro no servirá para nada,
no estarás conforme, pero posteriormente día a día irás mejorando la tarea y
nuestro quehacer es ¡dar acceso a esa obra tan importante para nuestro
tiempo y en castellano!
Actualmente también tengo mas de 70 años, comprendo mejor sus palabras y hace diez años que suelo ser traductora simultánea en algunos congresos en el Goetheanum, donde la técnica actual permite esta forma simultánea. Y debo decir con la señora Anna Meuss, forma de interpretación, para ser más fidedigna.
Aquí en Buenos Aires también suelo ser intérprete del alemán al castellano de algunos conferencistas que nos visitan y presentan Antroposofía y la obra de Steiner desde su experiencia de vida.
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