Mi
relación con la Pedagogía Waldorf comenzó en 1962 cuando cumplí seis años.
Mi padre había fallecido hacía dos años atrás
y mi madre buscaba una escuela en donde pudiera educarme con alegría y
contención, ya que ella debía trabajar todo el día para sostenernos tanto a mi
hermana como a mí. Por recomendación de
una de mis tías, que conoció la Escuela “Saint Jean”, decidió anotarme en dicha
escuela.
La escuela estaba ubicada en el barrio de
Villa Urquiza, en una casona muy linda, con un gran parque y un hermoso cedro, que nos regalaba año a año, sus
especiales rosas marrones, que yo coleccionaba con mucha dedicación.
Euritmia en la Escuela Waldorf Querencia |
Violines en Jardín del Bosque, México |
En la escuela había una hermosa
cocina comedor, donde almorzábamos todos los que nos quedábamos a la tarde, muchas veces podíamos ayudar a cocinar, y
durante los almuerzos nos turnábamos para servir la sopa, que era riquísima,
nos sentíamos como estar en nuestra propia casa.
Entre los maestros, que llevaban
adelante la escuela, se encontraban el matrimonio Pita y los Artuso. Recuerdo
que me gustaba mucho, el trato que la
Sra. Beatríz Artuso, impartía a sus alumnos, y con la alegría que ellos trabajaban
junto a ella. Mi relación con la Sra. Lidia Lambrechts, no era muy buena, por
lo que siempre soñaba con ser alumna de la Sra. Beatríz Artuso y estar en dicho
grupo.
Todos las mañanas en el patio
principal, recitábamos la oración a San Francisco de Asís, todos los niños de
la escuela.
Para las fiestas escolares, recuerdo
que nos llevaban a la escuela Rudolf
Steiner de Florida. Una muy especial, fue aquella en donde pudimos ver la obra
de teatro sobre la vida de San Martin de Tours. Eran nuestros primos hermanos
alemanes, quienes nos estaban esperando, para compartir las obras de teatro,
las rondas y los juegos en el predio de enfrente, que por aquel entonces solo
funcionaba como un campo recreativo, era ésta la oportunidad, para aprender
algo del idioma alemán, ya que nos hablaban en dicho idioma. En la escuela
Saint Jean, solo nos enseñaban francés.
Al terminar la primaria partí a otra
escuela, dado que aquella no tenía secundaria. Pero mi vida quedó siempre
marcada por la pedagogía waldorf, y la
antroposofía, pues años más tarde cuando
tuve mi primera hija, en 1980 busqué la escuela waldorf en donde yo había estudiado,
para que ella asistiera, pero infructuosamente, ya que mi escuela había sido transferida a una
escuela tradicional y ya no existía. Fue
allí donde me relacioné con un médico que me sugirió que fuera a preguntar a la
Sociedad Antroposófica para que me
orientaran en la búsqueda.
Al llegar a la Sociedad
Antroposófica, increíblemente me encontré con la Sra. Marianne Bertram, que me
invitó a retomar mis clases de euritmia,
lo que hice con mucha alegría. Acompañé dichas clases, con el estudio de
la Teosofía junto a la Sra. Shirley
Anderson y pintura con Daniel Habegger, disfruté mucho de cada una de aquellas clases.
Pasaron unos meses y el Sr. Frank
Smith me invitó a integrar la Rama San Juan en la que supe que la conformaban
algunos de los que habían fundado la escuela Saint Jean.
Luego en 1986 comencé a trabajar en
la escuela San Miguel Arcángel como profesora de educación física, allí increíblemente
me encontré dando clases en un patio, en el que
coincidentemente se levantaba un hermoso cedro, esta fue para mí una señal: que estaba en el lugar correcto.
Al tiempo me hice miembro de la Sociedad Antroposófica.
cedro deodara |
El camino de mi vida me llevó, a aceptar una invitación que
me hiciera la Sra. Úrsula Vallendor, la cual consistía en participar en la
conformación de un Seminario Pedagógico
Waldorf, desafío que acepté y en el que me encontré trabajando junto a la Sra.
Beatriz Artuso, Frank Thomas Smith y Elena Hebrón, increíbles vueltas de la
vida.
Mónica Inés Oddino
30.5.2014
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