sábado, 31 de mayo de 2014

Recuerdos de mi escuela waldorf “Saint Jean”

Mi relación con la Pedagogía Waldorf comenzó en 1962 cuando cumplí seis años.
Mi padre había fallecido hacía dos años atrás y mi madre buscaba una escuela en donde pudiera educarme con alegría y contención, ya que ella debía trabajar todo el día para sostenernos tanto a mi hermana como  a mí. Por recomendación de una de mis tías, que conoció la Escuela “Saint Jean”, decidió anotarme en dicha escuela.

La escuela estaba ubicada en el barrio de Villa Urquiza, en una casona muy linda, con un gran parque y un  hermoso cedro, que nos regalaba año a año, sus especiales rosas marrones, que yo coleccionaba con mucha dedicación.



Mi maestra se llamaba Lidia Lambrechts. Por aquel entonces la escuela era mi casa, ya que pasaba gran parte del día allí. Recuerdo esa casa con mucha nostalgia, ya que tenía una escalera de madera que nos llevaba al primer piso, donde grandes salas habían sido transformadas en aulas, y una gran sala, muy especial, que estaba espejada, con piso de madera, muy señorial, y  con un hermoso piano de cola, con el que hacíamos euritmia, guiados por la Sra.Marianne Bertram. 
Euritmia en la Escuela Waldorf Querencia
Esas clases nunca las olvidaré ya que me hacían muy feliz,  tanto desde lo corporal como desde lo anímico. También recuerdo que teníamos coro con el Sr. Gallo, que nos hacía cantar con mucho entusiasmo y nos llevaba a un teatro, no recuerdo el nombre, para cantar junto a otros coros, también tocábamos la flauta y el violín.

Violines en Jardín del Bosque, México
En la escuela había una hermosa cocina comedor, donde almorzábamos todos los que nos quedábamos a la tarde,  muchas veces podíamos ayudar a cocinar, y durante los almuerzos nos turnábamos para servir la sopa, que era riquísima, nos sentíamos como estar en nuestra propia casa.

Entre los maestros, que llevaban adelante la escuela, se encontraban el matrimonio Pita y los Artuso. Recuerdo que me gustaba mucho, el trato que  la Sra. Beatríz Artuso, impartía a sus alumnos, y con la alegría que ellos trabajaban junto a ella. Mi relación con la Sra. Lidia Lambrechts, no era muy buena, por lo que siempre soñaba con ser alumna de la Sra. Beatríz Artuso y estar en dicho grupo.
Todos las mañanas en el patio principal, recitábamos la oración a San Francisco de Asís, todos los niños de la escuela.

Para las fiestas escolares, recuerdo que nos llevaban  a la escuela Rudolf Steiner de Florida. Una muy especial, fue aquella en donde pudimos ver la obra de teatro sobre la vida de San Martin de Tours. Eran nuestros primos hermanos alemanes, quienes nos estaban esperando, para compartir las obras de teatro, las rondas y los juegos en el predio de enfrente, que por aquel entonces solo funcionaba como un campo recreativo, era ésta la oportunidad, para aprender algo del idioma alemán, ya que nos hablaban en dicho idioma. En la escuela Saint Jean, solo nos enseñaban francés.

Al terminar la primaria partí a otra escuela, dado que aquella no tenía secundaria. Pero mi vida quedó siempre marcada por la pedagogía waldorf,  y la antroposofía,  pues años más tarde cuando tuve mi primera hija, en 1980 busqué la  escuela waldorf en donde yo había estudiado, para que ella asistiera, pero infructuosamente, ya que  mi escuela había sido transferida a una escuela tradicional  y ya no existía. Fue allí donde me relacioné con un médico que me sugirió que fuera a preguntar a la Sociedad Antroposófica para que  me orientaran en la búsqueda.

Al llegar a la Sociedad Antroposófica, increíblemente me encontré con la Sra. Marianne Bertram, que me invitó a  retomar mis clases de euritmia, lo que hice con mucha alegría. Acompañé dichas clases, con el estudio de la  Teosofía junto a la Sra. Shirley Anderson y pintura con Daniel Habegger, disfruté mucho de cada una de aquellas clases.

Pasaron unos meses y el Sr. Frank Smith me invitó a integrar la Rama San Juan en la que supe que la conformaban algunos de los que habían fundado la escuela Saint Jean.
Luego en 1986 comencé a trabajar en la escuela San Miguel Arcángel como profesora de educación física, allí increíblemente me encontré dando clases en un patio, en el que coincidentemente se levantaba un hermoso cedro, esta fue para mí una  señal: que estaba en el lugar correcto.
cedro deodara

 Al tiempo me hice miembro de la Sociedad Antroposófica.
El camino de mi  vida me llevó, a aceptar una invitación que me hiciera la Sra. Úrsula Vallendor, la cual consistía en participar en la conformación de un  Seminario Pedagógico Waldorf, desafío que acepté y en el que me encontré trabajando junto a la Sra. Beatriz Artuso, Frank Thomas Smith y Elena Hebrón, increíbles vueltas de la vida.

Mónica Inés Oddino

30.5.2014

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