Dos personajes fueron mencionados
en los relatos del señor Habegger: Enrique Lambrechts, un argentino y Volkfried
Schuster, un alemán. Quisiera decir algo más sobre ellos.
Yo llegué a Buenos Aires en el
año 1962, trasladado al país por la empresa de aviación internacional, en la
que trabajaba, sin tener casi ningún conocimiento de la Argentina y menos de la
antroposofía. Mi pequeña hija asistía como alumna del segundo grado en el
Colegio Rudolf Steiner – una escuela Waldorf alemán-argentina – hasta que en
1967 su maestra fue despedida debido a un conflicto entre los docentes de ese
colegio.
La mitad de las familias (las no
alemanas) sacaron sus hijos del colegio y fundamos una nueva escuela: Escuela
San Miguel Arcángel, en otro suburbio de la ciudad, con la maestra despedida,
la Fraülein Annemarie Oehring. (Una de las madres fundadores, Elena Herbón
Wedeltoft, después de varios ciclos como maestra de grado, fue fundadora de
otra escuela Waldorf: la Escuela Clara de Asís.)
Así me encontré en medio de
tensiones antroposóficas, no sólo entre los alemanes, sino también entre los
alemanes y los argentinos. Los alemanes
consideraban a los argentinos como seres humanos todavía inmersos en el alma
sensible y los argentinos consideraban a los alemanes como seres que se sentían
superiores a los nativos. (Los alemanes tenían la ventaja de tener acceso a la
obra de Rudolf Steiner; los argentinos sólo a una pequeña parte.) Como
norteamericano a veces me sentía como un llegado de otro planeta.
Como hablaba los dos idiomas,
podía ínter-actuar con los dos frentes, pero tendía a favorecer a los
argentinos. Solía asistir a veces a las reuniones de la rama San Juan, donde
hice amigos, especialmente los Lambrechts, los Pita y los Artuso.
Cuando Enrique Lambrechts murió
algunos años después, su mujer, Lidia, me pidió hacer realidad el último deseo
de Enrique: entregar su mejor traje a su mejor amigo, Volkfried Schuster, (un
“alemán bueno”) ahora residente en Dornach, Suiza. (Ella sabía que yo viajaba
con cierta frecuencia a Suiza, a la casa central de mi firma.) Me sorprendió
mucho y me emocionó este pedido. Lidia me dijo que el Sr. Schuster les había
ayudado mucho en sus estudios de la antroposofía cuando vivía en la Argentina y
trabajaba como humilde obrero. El ya se había ido de la Argentina antes de mi
llegada, así que no lo conocía.
La casa de diseño orgánico en
Dornach donde vivía Schuster era de su hermana, Maria Schuster, ya de avanzada
edad, esposa del fallecido Dr. Hans Jenny, médico y pintor suizo. Ella fue una
de las euritmistas originales, amiga de Marie Steiner y de Rudolf Steiner. La
casa está ubicada cien metros del Goetheanum.
Cuando toqué el timbre, Volkfried
Schuster contestó. Me presenté de parte
de Lidia Lambrechts y le entregué el paquete con el traje de Enrique. Volkfried
también estuvo sorprendido y se emocionó hasta al llanto. Me presentó a su
hermana, que insistió que me quedara en su casa durante mi estadía en Dornach.
Durante esa visita y otras me contó de sus experiencias con los Steiner y con
la historia de la Sociedad Antroposófica General. Murió muchos años después con
más de 100 años de edad. Volkfried y yo fuimos amigos hasta que él también
murió. El Traje de Enrique fue uno de los tesoros de su vida.
Frank Thomas Smith – 28.04.2014
HOLA NINA ,SOY LOLA DE LA RAMA MICAEL DE VALENCIA NOS DAS PERMISO PARA PONER TUS ANÉCDOTAS ANTROPOSÓFICAS EN UN BOLETIN QUE PUBLICAMOS QUE SE LLAMA EL CANDIL Y TENEMOS UNA WEB TAMBIÉN QUE PUEDES ENTRAR QUE ES WWW.ANTROPOSÓFIAVLC.ES .GRACIAS HASTA PRONTO .
ResponderEliminarQuerida Lola mencionando la fuente no tengo ningún inconveniente, Simplemente me gustaría recibir El Candíl. Hace muchos años el matrimonio Grams, fundadores de la escuela Waldorf en Uruguay, tambiñen editaba "El candil" el nombre me trae recuerdos de épocas pioneras. Cordialmente.Nina
EliminarFui alumno de Oehring en 1977, no sabía nada de esta historia. ¿Se sabe por qué la echaron? Tengo gratos recuerdos de ella, una excelente cuentista.
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