A un pedido para una publicación para Fundación San Rafael hace ya ocho años preparé un escrito cuyas palabras inspiradoras fueron las de Michelangelo (6.3.1475 - 18.2.1564), arquitecto, escultor y pintor italiano renacentista.
Creo que ha llegado el momento pensando en cada cosa a su tiempo, de colocarlas aquí. Sé que el editor de aquel entonces modificó el texto en muchas partes, tal vez su juventud o su deseo de hacer notar que un texto así requiere no sólo lectura, sino él lleva un mensaje y el mensaje debe poderse recibir de inmediato.
De todas maneras cada frase, vueltas hoy día a leer, tiene sentido si llama a reflexión y ese es el motivo principal poder recrear en uno mismo una profundidad que nos eleve de lo puramente cotidiano.
El amor es el ala veloz que Dios ha dado al alma para que
vuele hasta el cielo.
Miguel Ángel Buonarotti
“En
esta nuestra conversación en escritura y lectura un tema nos refleja, es la
vida, y en ella, la salud, la educación, el arte. Y podríamos describirla en su
acción en el hombre, en el ser humano, en la naturaleza en nuestro entorno.
También nos acerca esta vida comprender la
muerte que a su vez trae nueva vida…pues nada es completo si no tenemos el
devenir en nuestra mira. Ver el cielo y
la tierra, es ver el sorprendente recién, forman una unidad manifiesta, cumplen
un todo.
Cada año en su fin trae en su fase última
una propuesta venidera, el crecer, el florecer, el fructificar, el decaer, el
perecer y, el volver a la vida.
Nadie duda de ello hoy, más busca la
confirmación de éste su saber mas profundo. Quiere el ser humano guardar,
atesorar, recordar y sabe que debe ser libre de todo peso terrenal para
ascender. Para poder, sin ataduras que se lo impidan, escuchar la voz celeste,
la voz angelical y oír los coros divinos que anuncian un nuevo renacer, el
renacer del espíritu.
En el espíritu de Aquel que valora la vida
de manera tal que es capaz de redimirla, de crearla día a día. Limpia y pura en
la naturaleza vegetal. Serena, confiada y entregada en la vida animal.
Sufriente, doliente y a la vez esperanzada en la vida humana capaz de
comprender el “Amaos los unos a los otros”, y realizar esto en la vida.
Y en esa comprensión dar cabida al
encuentro humano capaz de reconfortar, apoyar, sostener la continuidad de la
salud, también la del alma y el espíritu en ejercicio y trabajo.
Nadie niega su destino, muchos temen, no
confían, no reconocen la sabia guía de la mano creadora, es ella la que nos
acompaña... No vemos su designio, vivimos su resultado y en el correr del
tiempo recién nos admiramos, cuando sentimos “Que es bueno”-
El año caduca, la vida renace en la imagen
del Niño que llega al mundo, lleno de dones trae la alegría, con su llegada se
olvida la pena y el alma se alza de su sino, se eleva en agradecimiento y
aprende, perdona, como es perdonado su error, su olvido, su dolor.
El horizonte se abre para el nuevo
comienzo, el año se presenta austero, y a la vez noble, nada será superfluo,
todo estará preparado para ser compartido, ser eximido, ser agradecido y poder
alabar la creación divina cuya manifestación es la vida en esta nuestra tierra,
con su luna y entre planetas y estrellas.
Y en la vida, en ella, la salud, la
educación, el arte, en el ala veloz.”
* La madre de Wolfram Schneider llamaba así
a nuestra casa y lo conservamos.
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