De pronto está de moda hacer
vacaciones en algún castillo, convertido en hotel. O visitar un bastión transformado
en museo. Todos amamos la
fantasía creadora que se despliega al
ver estas casamatas, y torres, puentes de piedra y grandes portales para la
caballería. En muchos casos poco accesibles. También con santas bárbaras
–polvorines-- de otros tiempos. Pues fueron fortalezas de protección con vigías
al mar. En Escocia por Ej. para prevenir
las incursiones de los vikingos, fueron construidos en los siglos XI , XII y antes
aún.
Los hay en Suiza, en Arlesheim por ejemplo, en
las cercanías de Basilea, con grandes
viñedos a los pies, en las laderas, con parques de paseo y juegos de agua, con
construcciones que se han comprobado romanas, aún realizadas por mandato de
Julián Apóstata.
Nuevamente restauradas, un pequeño lago, un espejo de agua que refleja
los añosos árboles y el cielo de azul seda. Se camina por la así llamada
Solitude rodeando ese hermoso paraje acuoso que hoy contiene nuevamente grandes
peces, aquellos que fueron rescatados del fondo de lodo y juncos, hay un muelle
en forma de ojo de cerradura de hermosa madera, que conocí hace 50 años, hoy
simplemente puesto a nuevo, limpio, prolijo con buen barandal para poder
apoyarse con los brazos y mirar hacia dentro
del agua. Este muelle que se adentra sobre el lago y en su hermosa cabeza
redonda podemos ver otros paseantes con
niños. Los niños suelen llevar migajas
para los bonitos patos silvestres que allí conviven con tinguas negras de
cresta roja sobre el pico y los peces que aman ese lodo, es la carpa común Cyprinus carpio propio pez de río de agua dulce, de origen oriental
Carpa - Cyprinus carpio |
Alguna vez pensé que son truchas o salmones, pero en los años que he ido a visitar este lugar nunca he visto ir peces río arriba entre piedras y piletas. Es río, riacho, aunque de montaña, nada correntoso como agradan a las truchas, desciende sereno, salvo en el deshielo e igual es sereno y su agua corre entre piedras, en ciertos lugares con verde musgo y pastizales en su vera. A los lados suele haber praderas y en ellas las vacas lecheras grises pastan con su cencerro típicamente suizo, la vaca madrina y toda la manada que la sigue y el cencerro que resuena con el movimiento al mascar, al inclinarse cada cabeza al verde alimento. Creo que los campesinos aman ese sonido, varias vacas tienen al cuello su música y cada una da un diferente sonido, Una melodía que permitiría al pastor de antaño recostarse bajo los árboles y dormitar o soñar despierto hacia su futuro.
Y el año anterior en Septiembre he
comprobado que las "gallinetas" de cresta roja sobre el pico y correteando por suelo para nada temen a las personas, hasta con su cría salen del agua al camino y
sólo se escurren si uno se les acerca demasiado con alguna intención o
simplemente abren lugar para que uno pase y vuelven a caminar en la orilla
entre los juncos.
Quien pudiese mirar hacia el
pasado y ver, mirar, en el siglo octavo, allí hubiese visto al pescador
Anfortas en su barca recostado conversando
con Parzival e invitándolo a su castillo, diciéndole que si sigue el
sendero lo verá con el puente levadizo
bajo, abierto el portal y podrá ser atendido, también su cabalgadura, diciéndole que como su invitado cenará con él y podrá pasar la noche allí.
Wener Greub 1909 - 1997 |
Es la primera vez que Parzival llega al castillo de los Caballeros del Grial, los Guardianes del misterio de la vida, Y Ganga Greida, el alimento que camina, será visto por el joven por primera vez. Construido estaba ese edificio en la ladera protegido, realizado de una construcción especial con la forma del cristal de jaspe, si leemos la descripción que hace Wolfram von Eschenbach en su epopeya Titurel. Su sitio, ha dicho Werner Greub, docente, matemático, escritor e investigador ya fallecido, fue adosado al Hörnli, justamente sobre su suelo de roca, reluciente patio de jaspe también donde los corceles se resguardaban tras la muralla, en las caballerizas.
Hoy sobre el Hörnli se encuentra
el cementerio y un fotógrafo tiene una
página sobre La vida en el campo santo.
Las imágenes son muy expresivas, distintos tipos de pájaros, la ratona con su pico lleno de alimento para sus pichones, los ciervos y su
familia. Hasta aquellas hembras jóvenes que comen los narcisos que se colocaron
en una tumba. Los “picapalo” pájaros carpinteros en sus nidos en aquella
fronda, pues tiene allí la fauna un hermoso parque, cuidado, prolijo, tan
tranquilo que ellos son los reyes del lugar junto a los jardineros que cuidan y
atienden el paraje. Una fronda, es fronda en parte todavía, con senderos, arboles y arbustos.
Del siglo VIII, IX al siglo XXI cuánta agua
bajo el puente ha pasado por la vida de ese lugar. Y aquel campo, granja, lugar
de vida de Parzival y su madre Herzeloyde, su prima Sigune y el escudero de su
padre Schionatulander –el hermoso de la campiña—no estaba muy lejos del palacio de los Guardianes del saber de la vida.
Parzival por Odilon Redon 1892 |
Más si alguien nos relata esto queremos comprobaciones y no nos basamos en aquel verdadero Meister Kyot, Willehalm / Guilhelm / San Guillermo, quien
estuvo presente en aquellas épocas y ya muy anciano relata a Wolfram von
Eschenbach la verdadera Gesta del Grial que un poeta francés desvirtuó haciendo de ello un relato romántico,
despojándolo del contenido espiritual que era su escencia, el misterio de antiguas
iniciaciones, aún vivas en ese entonces. Pues queridos lectores, se llamaban esos caballeros los muertos
vivos, muertos para la corte, la vida mundana, la vida cortesana de aquella lejana época
Y vivos verdaderamente, viviendo
su vida retirados en meditación y
oración, eremitas en muchos casos,
dedicados a la vida monástica en sus principios, al estudios de las
sagradas escrituras, la Biblia y los Evangelios, a la agricultura, al cultivo del Bien. Y los caballeros en búsqueda
de El Santo Grial en esas épocas tan
salvajes, eran aquellos dedicados a
ejercitar virtudes y además dedicados a la ayuda al prójimo en esos tiempos de
ignorancia, donde el vulgo campesino era capaz de cualquier “brujería”, pues no hay más mal instructor que la
ignorancia- Popular o pública pues produce masa sin raciocinio. Y esas épocas
pretéritas tan bravías fueron necesitadas de maestros en virtudes y en el Bien,
en humanidad, en sacrificio, respeto y caminantes con cabalgaduras jinetes y espadas, solitarios por senderos inhóspitos, hoy les diríamos senderistas en hacer llegar la
cultura hasta los lugares más
recónditos. Entre bosques y pequeñas praderas cultivadas, pasando por frondas oscuras y hasta en muchos sitios,bosques, ríos y montañas sin senderos, impenetrables.
Y ha sido un gran mérito de este matemático suizo Wener Greub haber rescatado con sus estudios e investigaciones los verdaderos lugares históricos de esa época carolíngia y sus paladines, algunos de los cuales en la comprensión de la buenaventuranza emprenden un camino de abnegación civilizadora.
El caballero polaco por Rembrabdt, en imagen: Parzival |
El señor Wolfram von Eschenbach |
La Loma, 23 de Enero 2017
Tatiana Schneider
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